Contados vecinos caminan en las noches por el Centro Histórico

AMBIENTE. Los transeuntes sienten miedo a la delincuencia y eso les ha alejado del Centro Histórico.
AMBIENTE. Los transeuntes sienten miedo a la delincuencia y eso les ha alejado del Centro Histórico.

A partir de las 17:00 el Centro Histórico empieza perder caminantes. Son contadas las personas que se quedan sobre la Plaza Grande. Las calles García Moreno y Venezuela, recientemente peatonalizadas, experimentan un ambiente lúgubre.

En la noche la gente desaparece. Un escenario complemetamente diferente al de la mañana, en el que los dos costados de las aceras están abarrotados de transeuntes. “Son ahuyentados por la noche”, dice Ernesto Fuentes, dueño de un negocio que funciona al interior del pasaje Amador.

Fuentes opina que la peatonalización tenía que empezar con la operación del Metro no antes, porque les afecta. “A la gente le preocupa cómo quedan botadas las calles. Además, el hecho de que no haya buses genera mayor inseguridad. ¿Dónde está la Policía, este momento?”, manifiesta.

Mauricio Rodas, exalcalde de Quito, defendió la propuesta, que se tomó durante su administración, y dijo que el haber liberado de buses a las dos calles, un total de 2 kilómetros, es una acción importante frente al cambio climático y, además, es un mecanismo de cuidado de las edificaciones patrimoniales, porque han dejado de receptar el hollín de los buses, algo que les afectó por años.

Asimismo, explicó que es una de las acciones que se unen a la operación del Metro del Quito, que tiene una de las principales estaciones en la Plaza de San Francisco. La idea es que la gente llegue al sector y disfrute de las bondades que tiene el Centro Histórico, para que la oferta turística se desarrolle.

Reacciones

Son las 18:30 y la tienda esquinera de la Venezuela y Espejo permanece abierta. Es una casa donde hace unos días atrás vendían corvinas, pero hoy, en el primer piso, funciona una cafetería y en el otro, la venta de artesanías.

El Dato
Son dos kilómetros de calles peatonalizadas en el Centro Histórico de Quito, uno de los mejores conservados de América Latina.

Samuel Quiña, el administrador, cuenta que atienden desde las 06:30 hasta las 19:00. Sus clientes “son fieles”, pero le preocupa la inseguridad. Relata que a partir de las 18:00 se acercan mendigos y borrachos, que ahuyentan a los clientes, que en su mayoría son extranjeros.

A unos cinco metros, sobre la calle Venezuela, está el negocio de Katty Muñoz, que cierra a las 19:00. Vende todo tipo de mercadería y sus principales clientes son las personas que llegan al banco. Pero, cuando termina la jornada en la entidad financiera (17:00), los posibles compradores desaparecen. Por eso, Muñoz siente que pierde tiempo quedándose en este lugar.

Michel Gómez, propietario de un negocio de comida en la noche, mantiene cerrado su local. Comenta que antes, sus comensales llegaban hasta las 20:00. Sin embargo, el panorama cambió, debido a que el sitio se volvió inseguro y, además, para poder regresar a sus casas tienen que bajar a La Marín, a tomar el bus.

Afectación

Son las 18:30 y la Plaza Grande está cercada con vallas. Hay visita en Carondelet. Las tiendas se cierran con las cajas vacías. Ni la promoción de la venta de telas ‘salvó’ el día. La Policía no deja pasar a nadie, prohíbe el paso a todos.

Este tipo de acciones molesta a los administradores de los negocios, pues dicen que las visitas protocolarias al presidente Lenín Moreno les significa abrir los locales solo por exhibición. Son dos y hasta tres días que no tienen ventas.

El café modelo es uno de los pocos negocios que se mantiene abierto. Marco Canchamba, vendedor de electrodomésticos en la calle Sucre y García Moreno, comenta que la gente ya no dice: ‘vamos al Centro Histórico a comprar’, como antes era habitual.

“Este sitio dejó de ser el centro de acopio de la ciudad, solo nosotros somos los necios que nos quedamos acá. Lo único que le importa a la gente es tomarse fotografias y comer, nadie viene a comprar”, manifiesta Canchamba. (PSD)