Museos de La Floresta, un paseo histórico

TRADICIÓN. El ‘uwishin’ formó parte de La Noche en los Museos en el centro Etnográfico Abya-Yala.
TRADICIÓN. El ‘uwishin’ formó parte de La Noche en los Museos en el centro Etnográfico Abya-Yala.

Todo inició con una gran explosión. Los sonidos de este primer momento del universo son extraños, como rugidos en el vacío. La oscuridad empieza a diluirse cuando aparecen esferas incandescentes: una de estas sería el sol. Quién diría que, en algún momento, surgiría vida inteligente en la Tierra.

El ambiente empieza a teñirse con naturaleza prehistórica. Al avanzar en el ‘túnel del tiempo’ puede verse claramente a uno de los gigantes que habitó nuestro planeta. Una bestia entre café y amarillo ruge y mira directamente al que intente acercarse mucho a sus dominios. Lo llaman alosaurio.

A su lado, los huesos de un mastodonte se apropian de la escena. Su mandíbula y fémur se asemejan a los de un ser humano, aunque mucho más grande. Gustavo Orcés, primer biólogo ecuatoriano, cuenta durante el viaje que, cuando los huesos de este gigante fueron descubiertos, se pensó que formaban parte de una especie de humanos gigantes que habitaban la Costa ecuatoriana.

Entre osos de anteojos, cóndores y armadillos gigantes continua el recorrido hasta la actualidad. En este punto se puede observar la vegetación de las diferentes regiones del Ecuador y sus especies.

El viaje llega a su fin. La puerta se abre y el Museo de Historia Natural ‘Gustavo Orcés’, a cargo de la Escuela Politécnica Nacional, despide a los viajeros. “Este ha sido un breve viaje por la historia”, dice Janhira Regalado, guía a través del tiempo.

Culturas
Un ‘Uwishin’, chamán shuar, recibe a los visitantes en la segunda parada: el Museo Etnográfico Abya-Yala. Collares de semillas y tallados rodean su cuello. Utiliza dos más que se cruzan en su pecho.

Nelson Tsamaraint, de 54 años, enciende el ‘tsánk’ (tabaco) natural enrollado. Luego muele las hojas con una mezcla que solo él conoce para conseguir un líquido café que pide que los visitantes se coloquen en su mano.

EL DATO
El museo Abya-Yala está en la Av. 12 de Octubre y calle Alfredo Mena Caamaño.“Inhale fuerte por los dos huecos de la nariz y permanezca quieto”, explica antes de empezar a fumar.

El ardor recorre la nariz y desciende por la boca. La sensación corta las palabras y la respiración. Para desbloquearla el ‘uwishin’ empieza a botar el humo hacia los visitantes. Poco a poco el aire pasa con mayor tranquilidad.

El mediador entre lo onírico, espiritual y material toma sorbos de ‘Natem’ y los escupe para limpiar la energía de los visitantes. En este museo hay herramientas, instrumentos y representaciones de las diferentes culturas del Ecuador.

“Kuwinkiumsa, kuwinkiumsa”, empezaba a entonar Tsamaraint un canto tradicional shuar para niños.

Esta experiencia fue parte de La Noche en los Museos.

Arte
La última parada tiene una fachada colonial. En el interior de la Casa Cultural Trude Sojka ronda la esencia de la artista originaria de Alemania que llegó al país debido al Holocausto.

Su hija Ana Steinitz explica que su madre tuvo cuatro etapas en el arte. Sus obras que usan el cemento para dar vida a sus cuadros ahora se almacenan en esta casa, que se ubica en la calle Toledo y pasaje Moeller.

El desahogo por el Holocausto conforma su primera etapa, “obras oscuras y tristes”. “Guayasamín y Eduardo Kingman la integran al mundo del arte nacional en su segunda etapa”. Trude Sojka murió en el 2007, a los 98 años. Su último cuadro lo pintó cuando tenía 96. Este se exhibe a los visitantes al final del recorrido. (ECV)