El adiós a Édison Cosíos con arengas y banda de paz

Luto. Momentos de dolor se vivieron ayer en el sepelio realizado en el sur de Quito.
Luto. Momentos de dolor se vivieron ayer en el sepelio realizado en el sur de Quito.

Entre lágrimas fue despedido el cuerpo del joven estudiante por familiares, amigos, excompañeros y exmaestros.

Fue un sepelio entre nubarrones negros. Solo por rato el sol de la tarde cubrió el Campo Santo Jardines de Santa Rosa. El tiempo que duró la ceremonia (25 minutos) fue muy similar a los siete años que Édison Cosíos permaneció en estado vegetal.

Después de la misa de cuerpo presente, el féretro, cobijado por una bandera del Mejía, llegó al cementerio y fue cargado por los excompañeros de Cosíos. Adelante marcó el paso luctuoso la banda del Colegio, compuesta por 60 integrantes con uniformes negros.

Los tonos de gallardía y de tristeza se escucharon a lo largo de los 600 metros de la procesión hasta la tumba del cementerio, ubicado en el sur de Quito. Los tambores retumbaban en el silencioso espacio, seguidos por los agudos flautines.

Familiares, amigos, excompañeros y exmaestros del Colegio Nacional Mejía acompañaron en el último adiós a Édison Cosíos. Una pancarta amarilla gigante esperaba al cortejo fúnebre con la siguiente leyenda: ‘Toda la vida por el Mejía”.

Lágrimas

Uno de los que cargó el féretro fue Nelson Bermúdez, (25 años). Fue compañero de Édison los tres primeros años de secundaria. “Todos los días nos encontrábamos en el recreo para comer y reírnos”, manifestó, limpiándose las lágrimas con un pañuelo.

EL DATO
Los padres del difunto exigieron justicia en contra de los responsables del delito.Ya en la sepultura no se entonó el Himno Nacional sino el Himno del Colegio Mejía. “Saludamos la luz de tu nombre, juventud de la tierra, Ecuador. Los sagrados derechos del hombre, te iluminan con resplandor…”

Los padres de Édison, Manuel y Vilma le dieron la bendición, en medio del llanto generalizado, antes de que cuatro panteoneros cubrieran la fosa con las planchas de concreto. Pero de pronto, se escuchó un grito: “Por el Mejía… Por el Mejía…”

A pesar del transcurso de los años, el milagro que esperaban los progenitores del joven nunca llegó. El martes por la madrugada se acabó todo. Ayer, a las 16:20, salieron lentamente del campo santo en medio de una pertinaz lluvia. (SE)

‘Adiós hermano’

° Varios excompañeros de Édison Cosíos se volvieron a encontrar. Uno de ellos fue Cristhian Llumiquinga.

“Eras mi hermano, un líder, un compañero. No te has ido, vivirás siempre en nuestros corazones. Adiós hermano”, expresó el joven.