Campo Bravo, toros de lidia con denominación de origen

Imponente. La majestuosidad del Chimborazo hogar de los toros de Campo Bravo. (Foto: Campo Bravo)
Imponente. La majestuosidad del Chimborazo hogar de los toros de Campo Bravo. (Foto: Campo Bravo)

La ganadería Campo Bravo es, sin duda, una de las más importantes del Ecuador, desde su formación a comienzos del siglo pasado, su posterior crecimiento y, más tarde, su consolidación como uno de los hierros referentes de la fiesta de los toros de nuestro país.

A los pies del Chimborazo la afición de Luis Fernando García se refleja en la celosa preservación de la línea ganadera y en la cuidadosa crianza de las reses; celo y cuidado transmitidos con pasión en las siguientes líneas surgidas desde su alma y memoria.

“Mi padre Víctor García fue quien inculcó a sus tres hijos el amor al campo, al caballo y, sobre todo, el amor al toro bravo. Así Santa Martha, ganadería de su propiedad, lidió por primera vez en Riobamba allá por los años de 1930; sin embargo, se tiene el testimonio que nuestro abuelo Reynaldo García ya lidió en Riobamba el 14 de marzo de 1919, es decir, hace un siglo”.

“Los hermanos García Díaz seguimos la ruta trazada; en lo personal, adquirí vacas y sementales de Santa Rosa en mayo de 1984, los resultados de aquellos esfuerzos se reflejaron en la presentación de una novillada en Quito en 1988. Años más tarde, lidiamos una corrida muy seria el 4 de diciembre de 1994, al punto que el ejemplar Cascarrabias fue premiado como el toro más bravo de la Feria. Gracias a Dios, la secuencia de triunfos en el serial quiteño fue constante; la lista de toros sobresalientes la conforman Torbellino en 1996, Fandango en 1998 y Sombrito en 2002, tres astados que también fueron galardonados”.

Nobleza. En junio de 2017 el ejemplar Sombrío permitió el triunfo de Álvaro Samper. (Foto de Archivo)
Nobleza. En junio de 2017 el ejemplar Sombrío permitió el triunfo de Álvaro Samper. (Foto de Archivo)

Triunfar en la Feria de Quito, fue un sueño cumplido, una inmejorable retribución a mi trabajo y dedicación.

En el mismo año tomamos una decisión muy importante de cara al futuro de la divisa, refrescamos la ganadería con tres sementales del hierro de Garcigrande; la idea fue evitar los problemas de consanguinidad recurrentes en nuestro medio.

La renovación de la simiente trajo estupendos resultados expresados en el comportamiento de los toros en la arena. La secuencia de logros con ejemplares que derrocharon raza se enriqueció con los nombres del inolvidable Carretilla lidiado en Quito en el 2006. En Ambato, a Casquillo se le perdona la vida en el carnaval de 2007, en el mismo año en diciembre en la arena capitalina la ganadería brilló con Tornado, Torbellino y Caramelo.

En la plaza de Riobamba en abril de 2011 lucieron por su comportamiento Laberinto y Solsticio; lo propio sucedería un año más tarde con otro Carretilla. Todos ellos toros de alta nota que merecieron vivir por su calidad y bravura.

La nómina de productos célebres de esta casa crece con el recuerdo de Sabueso, Sombrerito, Solterito y, en especial, del gran Rompehielos evocado por conjuntar las condiciones ideales del toro bravo. El hierro de El Pinar también cumplió una etapa triunfal con animales interesantes como Holandés, Castañero y Huracán. Unidas las dos ganaderías de Campo Bravo y El Pinar, la vacada no cesa de enviar toros bravos.

Bravura. En abril de 2018 el gran toro Lagartijo consagró a Joaquín Galdós en Riobamba. (Foto de Archivo)
Bravura. En abril de 2018 el gran toro Lagartijo consagró a Joaquín Galdós en Riobamba. (Foto de Archivo)

En junio del 2017 en la arena riobambeña se indulta al extraordinario Sombrío el sábado 3 de junio, recibiendo luego el premio al mejor toro de la temporada. El día anterior corre con la misma suerte el novillo Topinero de El Pinar.

La larga secuencia de momentos imborrables continúa en abril del 2018 con la lidia de Lagartijo y de Hechicero; dos toros de superlativas cualidades que se ganaron en la arena su derecho a la vida”. En el relato, el ganadero encausa su orgullo y conocimientos para compartir su afición e incansable tarea tratando de desentrañar los secretos de la genética en su diario reto de crear bravura.

Es que la historia de Campo Bravo, Luis Fernando García la cuenta con emoción, no en vano los nombres de aquellos toros que dieron lustre a la divisa y ofrecieron gloria a sus lidiadores, están guardados en su memoria como el premio a toda una vida consagrada al campo y al toro.