En un trabajo duro y de paciencia, una veintena de agentes municipales y de la Policía especializados en búsqueda y rescate en montaña realizaron ayer, en la quebrada de Bellavista, en Quito, una nueva búsqueda de la joven quiteña Juliana Campoverde.
Fue la jornada número 15 de excavaciones en este barranco donde el principal sospechoso, el pastor evangélico Jhonatan Carrillo, confesó que arrojó el cuerpo. Lo reconoció a cambió de beneficiarse de una rebaja de pena mediante una cooperación eficaz.
Cerca del mediodía, los agentes trabajaban con pico y pala, a la espera de que llegara maquinaria pesada que ayudara a remover tierras, piedras, bloques de concreto y restos de material de construcción de este barranco convertido desde hace años en una escombrera clandestina.
Esta tarea se cumplía bajo la mirada de la fiscal de Pichincha Mayra Soria, que destacó que se trata de un trabajo, no solo especializado, con la orientación de profesionales antropólogos y peritos forenses, sino a contrarreloj. Esto, debido a que el 30 de diciembre, es decir, en apenas 16 días, vence la etapa de instrucción fiscal o de reunión de pruebas de cargo y de descargo.
En excavaciones anteriores, iniciadas en noviembre, se encontraron cuatro restos, que tras exámenes de laboratorio se determinaron que no correspondían a Campoverde.