Desde sus perspectivas y espacios proponen alternativas para solucionar los retos actuales de la urbe.
El cuidado de los animales, la ocupación del espacio público, la educación y la participación en la toma de decisiones son temas que preocupan a los jóvenes.
“De cada 10 habitantes de Quito, cuatro son jóvenes”, explica César Mantilla, secretario de Inclusión de Quito, quien sostiene que los retos para atenderlos tienen que verse como transversales. Uno de los desafíos más complejos del trabajo con este grupo poblacional, según el funcionario, ha sido y sigue siendo la desintegración. Esto, porque en la ciudad existen diferentes colectivos y activistas que están dispersos.
Por esto, han sido importantes los “procesos de construcción en conjunto desde el Consejo Consultivo y las acciones con la academia”, asegura. Como parte de ese proceso integración, ayer se realizaron tres ferias temáticas en las plazas Foch, Gabriela Mistral y Borja Yerovi, en La Mariscal. Todas en el marco del ‘Encuentro Integrarte 2018’. En ellas, los jóvenes plasmaron sus ideas en distintas acciones, según sus necesidades y preocupaciones. (PCV)
Retos para la educación
° “Que los jóvenes no puedan estudiar es lo peor que le puede pasar a un país”, dice Juan Carlos Blanco, cuando se refiere a los retos actuales que enfrentan los chicos en la ciudad. A sus 21 años es director del componente de integración socio cultural de la fundación internacional Protecting Through Education (RET).
Desde hace un año que llegó a Ecuador desde Venezuela, ha conocido casos de adolescentes musulmanas a quienes no les dejan ir al colegio con hiyab (velo) o de compatriotas suyos que no tienen dinero para forrar los cuadernos y los profesores no les recogen las tareas.
Para este trabajador social, el reto de Quito es la inclusión educativa, la cual debe empezar desde la capacitación de los profesores y funcionarios públicos, para que entiendan la situación de quienes están en situaciones de movilidad humana. Hasta la fundación en la que colabora llegan chicos de distintas nacionalidades, entre ellos venezolanos, colombianos, cubanos y árabes.
Participación en el espacio público
° Para Fernando Gómez, de 23 años, esperar a que las autoridades encuentren las soluciones para todo, no es una opción. Él considera que uno de los retos de los jóvenes es involucrarse más para crear espacios donde se pueda disfrutar y así también tener mayor incidencia en decisiones importantes.
Con el grupo del Laboratorio de investigación y transformación del espacio público de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), el estudiante de Arquitectura ha participado en diferentes actividades que se enfocan en proponer espacios más seguros desde la academia.
“Pequeños actos”, los llama su compañera de grupo, Emily Miranda, de 22 años. Ella comenta que en las investigaciones que hicieron en zonas como La Mariscal, detectaron que hace falta más infraestructura para que los niños puedan desarrollarse seguros.
Una de sus actividades recientes fue promover la Red de deseos que se ubicaron en la plaza Borja Yerovi, de la calle 9 de Octubre y Carrión. Ahí, animaron a la gente a que escriba un deseo en una cinta de colores y la cuelgue en alambres. También presentaron modelos de mobiliario urbano con materiales alternativos.
Activismo por los animales
° “No podemos decir que avanzamos como sociedad si vemos a un perro en la calle con la pata rota y lo dejamos ahí”, dice Daniela Melo, de 24 años. Ella es parte de la organización de protección animal ‘Inu ya neko’ (Perros y gatos en japonés) desde hace cinco años y opina que uno de los retos de la ciudad es trabajar por los animales con más campañas de esterilización, que se vinculen con la adopción.
Su activismo es casi un sueño heredado, su madre, Ruth Castro, fundó la organización y ha luchado para que más gente se una a la causa. Su propuesta es que se creen más albergues municipales, donde se siga un proceso continuo para que se realice una adopción a gran escala.
Actualmente, existen distintas organizaciones de la sociedad civil que realizan actividades por los animales pero, según Castro, ninguna tiene la capacidad suficiente para atender a todos los que están en la calle. También existe el proyecto de la Secretaría de Salud, Urbanimal, que realiza campañas de esterilización y educación para el cuidado responsable, pero según ella es “insuficiente”.
El panorama actual que maneja la entidad municipal es que existen 600.000 animales de compañía en la ciudad. Del total, 100.000 están en buen estado, 100.000 en abandono y 400.000 tienen permiso de vagar, es decir viven en la calle a pesar de que tienen dueños.
Espacio para el arte
° Una de las barreras que separa a los jóvenes de la apropiación del espacio público a través del arte es el prejuicio de que todos los que pintan son vándalos. Lo explica Esteban López, de 19 años, un artista urbano al que le han dicho “no” en repetidas ocasiones cuando ha propuesto pintar un mural en alguna casa.
“Qué les cuesta pararse un rato a observar lo que pintamos”, dice el quiteño y recalca que el desconocimiento hace que la gente satanice también el arte urbano, que es diferente al grafiti.
Para Francisco Morales, de 25 años, también artista, una de las propuestas es que la gente asista a actividades en las que se realizan intervenciones en público para que entienda de lo que se trata. “A veces en los medios de comunicación o en otras partes satanizan todo y la gente juzga”, dice el estudiante de diseño gráfico.
López y Morales participaron en la feria del encuentro Integrarte en la plaza Gabriela Mistral, en la Reina Victoria y Baquerizo Moreno, pintaron en un lienzo una paloma blanca con una rama de olivo junto a la palabra paz.