Ecuavoley, entre apuestas y espectáculo

AFICIÓN. Los partidos de este deporte se convierten en verdaderas fiestas para asistentes y jugadores.
AFICIÓN. Los partidos de este deporte se convierten en verdaderas fiestas para asistentes y jugadores.

En el parque La Carolina casi no hay tarde en la que, al final de la jornada laboral, se congreguen decenas y hasta cientos de aficionados al ecuavóley. La emoción y pasión que despierta en ellos solo se compara a la que genera el rey de los deportes, el fútbol.

Como si se tratara de un rito, al lugar confluyen abuelos, padres, hermanos para vibrar cada partido con la misma intensidad que la vivían los quiteños de antaño en El Ejido, en el centro-norte, o Chimbacalle, al sur.

1.000
personas asisten a ver el ecuavoley entre sábados y domingos, según el administrador de la cancha, Juan Morales.En el lugar ya son toda una leyenda los encuentros de Moisés Obando ‘El Zurdo’, Jorge Lincango conocido como ‘El Baba’, Hugo Peñaloza ‘El Comando’, Daniel Cedeño ‘La Pepona’ o Rumualdo Jirón ‘El Profesor’, estrellas de este deporte.

Todos ellos llenaban los graderíos de la cancha de La Carolina, con casi 1.500 personas. Los asistentes recuerdan que ahí las apuestas eran altas. “Lo máximo que yo he apostado aquí es de $500, pero me sé controlar”, cuenta Byron Calle, espectador desde hace más de 15 años.

Los ‘serruchos’

Pero el espectáculo deportivo pierde su brillo cuando llegan los ‘serruchos’. Así se los identfiica a los jugadores que “se venden” en los encuentros, comenta ‘El Profesor’ Jirón. “Hay partidos de corrupción últimamente”, reconoce.

El Dato
La cancha de La Carolina cuenta con 200 socios.Este es uno de los motivos que hizo detener a la gente en cuanto a las apuestas y mermó la asistencia a la cancha. “Ahorita solo viene gente de tercera edad. Apuestan 30 dólares, que es la base por jugador. Ya lo hacen por no desmayar la cancha”, añade Luis Barros, de 62 años.

Desde hace 18 años, en una esquina de la cancha, Barros se dedica a vender café, tortillas de verde, sánduches y humitas del lugar, por lo que también puede atestiguar cómo esta disciplina ha tenido un desgaste con el tiempo por causa del dinero.

“Antes venían por deporte a jugar. Ahorita la gente viene por negocio”, cuenta. Además, confiesa que hasta el año 2012 los partidos generaban “mucha expectativa” por los jugadores que iban y ahora ya no es lo mismo.

“Yo no recuerdo mucho cuánto apostaba por cada partido, pero sí jugué con ‘El Baba’”, admite Rumualdo Jirón, jugador de 72 años de edad.

El dinero que se maneja entre los jugadores es alto. Cuando los encuentros son “buenos”, según comentan los aficionados, el costo por el mismo puede llegar a los $8.000. Es decir, una apuesta de $4.000 por cada equipo. (JDS)