Criterios divididos entre comerciantes por obras del Metro en Plaza del Teatro

OBRA. Los trabajos por el Metro de Quito tomarán 12 meses en la Plaza del Teatro.
OBRA. Los trabajos por el Metro de Quito tomarán 12 meses en la Plaza del Teatro.

Alrededor de la Plaza del Teatro hay locales de ropa, ópticas, relojerías, entre otros negocios, cuya rutina cambió desde que el pasado 10 de junio empezaron los trabajos de construcción de lo que será una de las salidas de emergencia para el Metro.

La duración de la obra será de 12 meses, según informó la Empresa Pública Metropolitana encargada del proyecto. De allí que las inmediaciones están cercadas por una valla de color verde que impide el paso de los transeúntes.

Entre los dueños y administradores de esos locales, hay criterios divididos. Unos dicen estar molestos porque las ventas han bajado, por el ruido de la maquinaria y de los obreros y porque esto ha complicado aún más la convivencia en el sector.

Maribel Lechón, una comerciante dedicada a la venta de ternos, señala que en el sector la situación ya era complicada por la presencia de personas alcohólicas, mendigos y trabajadoras sexuales.

Mientras que Ruth Jaramillo, trabajadora de una óptica cercana a la plaza, apunta que lo que más inconvenientes causa a su local es el ruido, pues hay ocasiones en las que “le toca gritar” para que los clientes puedan oir sus explicaciones.

Sin embargo, no todos se quejan, como es el caso de Hugo Zapata, quien repara gafas y relojes en su local desde hace 40 años. “Tenemos que aprender a colaborar y estar de acuerdo con las obras”, dice.

Zapata cree que cuando todo termine la presencia de turistas en la zona se incrementará. Eso sí, pide a las autoridades que, durante y después de la finalización de estos trabajos, controlen el espacio público.

Aquella opinión la comparte Dolores Cruz, dirigente del bulevar ‘Plaza del Teatro’. La mujer, que se dedica a vender caramelos desde hace 15 años, concuerda en que esta construcción “es algo que va a servir” a todos.

Por su parte, Mercedes Ramírez, betunera del sector desde hace 8 años, no le ve mayores complicaciones. “Frente a la bulla la gente me pide que suba el sonido de la música y ya”, expresa y continúa como si nada con su oficio. (JDS)