Equipos de Fútbol tienen sus amuletos y ritos religiosos

FE. Un jugador de las ligas menores de El Nacional en la capilla del complejo.
FE. Un jugador de las ligas menores de El Nacional en la capilla del complejo.

Están junto a los camerinos o se los transporta para cada partido. Los jugadores los siguen muy de cerca y se encomiendan a ellos cuando tienen que participar en un encuentro deportivo. Los amuletos religiosos están ligados a las creencias de los equipos y de cierta manera se convierten en cábalas.

Latinoamérica se ha caracterizado por guardar fervientes pasiones, y no hay quien no haya escuchado que para evitar peleas hay tres cosas de las que se debe evitar hablar en las reuniones: la política, la religión y el fútbol.

Estos tres aspectos han sido objetos de cientos de investigaciones y frases potentes. Escribía, por ejemplo, Eduardo Galeano en su libro Fútbol a sol y sombra (1995):

“¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales”

Ecuador no es la excepción, pues no solo los jugadores se encomiendan a santos y a figuras religiosas sino que su hinchada pide por ellos. A continuación les presentamos los amuletos religiosos de tres equipos de Quito. (PCV)

FIGURAS. En el oratorio del club El Nacional, hay figuras de la Virgen María y el Niño Jesús, la mayoría son donaciones.
FIGURAS. En el oratorio del club El Nacional, hay figuras de la Virgen María y el Niño Jesús, la mayoría son donaciones.

Pasión Nacional

La tradición del oratorio del club El Nacional está ligado con el nacimiento mismo del equipo. Desde que se abrieron las puertas del complejo deportivo, ubicado en Tumbaco (noreste de Quito), se instaló un espacio especial para que los jugadores pudieran apegarse a su fe.

En un altar, están cuidadosamente ubicadas figuras religiosas del Divino Niño, la Virgen de Guadalupe y cuadros de las Vírgenes ecuatorianas del Quinche y del Cisne. Según Patricio Cevallos, psicólogo del equipo, la participación en las ceremonias religiosas que se suelen realizar son opcionales y se respeta la libertad de culto de cada jugador.

Antes de cada partido, los miembros del equipo que son creyentes pasan por el sitio para pronunciar alguna plegaria o encomendarse a los santos a los que les tienen devoción. Ahí también hay la posibilidad de dejar objetos como donaciones. El primer cuadro que llegó al equipo fue el de la Virgen Dolorosa, pero actualmente está guardado.

DEVOCIÓN. En la capilla del estadio del Aucas, sur de Quito, se observa la devoción al Divino Niño y la Virgen María.
DEVOCIÓN. En la capilla del estadio del Aucas, sur de Quito, se observa la devoción al Divino Niño y la Virgen María.

Amuletos con historia

El año 2016 fue para el Aucas uno de los años más difíciles. Descendió a la serie B y por algún tiempo no pudo recuperarse. Cuentan que justo ese año, los directivos decidieron retirar los cuadros religiosos que acompañan al equipo desde hacía décadas. Quizá es coincidencia, pero la mejor racha se relaciona con la reincorporación de los amuletos.

Junto a los camerinos, la capilla siempre está disponible para los jugadores, quienes pasan por el lugar cuando entrenan, en el estadio del equipo, al sur de Quito. Las flores siempre adornan al lugar en el que destacan un crucifijo y una figura del Divino Niño, en una estructura iluminada por luces rojas. También se encuentran cuadros de la Virgen María y uno del Sagrado corazón de Jesús.

Los jugadores que practican la fe católica acuden ahí antes de los partidos, para pedir por su éxito y también se realizan ceremonias durante el año.

AMULETOS. Los cuadros y figuras religiosas permanecen en una pequeña capilla en el Centro de Alto Rendimiento del Independiente del Valle.
AMULETOS. Los cuadros y figuras religiosas permanecen en una pequeña capilla en el Centro de Alto Rendimiento del Independiente del Valle.

Devoción que acompaña

Un cuadro de la Virgen de Guadalupe y uno de la Virgen paraguaya de Caacupé acompañan al Independiente del Valle a todos sus partidos. Cada una tiene una historia particular. El primero, llegó junto al equipo desde la Basílica de la Virgen de Guadalupe, de México. Era 2016 y los ‘rayados del Valle’ clasificaban a la semifinal de la copa Libertadores y se daban a conocer en toda América.

El partido contra los Pumas marcó un antes y un después en la trayectoria de un club que clasificaba por primera vez.

El segundo, se lo entregó el jugador paraguayo Daniel Azcona a Francisco Alcocer, miembro del equipo técnico del Independiente, quien lo mantiene cuidadosamente guardado en su casa. Además, en el centro de alto rendimiento del equipo, ubicado en el sector de Fajardo, en el Valle de los Chillos, hay una pequeña capilla.