Llega a fin de mes sin saber en qué gastó su dinero

PLATA. El ahorro en los pequeños gastos con el tiempo puede significar una alta suma de dinero.
PLATA. El ahorro en los pequeños gastos con el tiempo puede significar una alta suma de dinero.

El denominado ‘dinero de bolsillo’ podría convertirse en un amigo, un aliado o un enemigo silencioso.

La semana se inicia y en el bolsillo hay un billete de 20 dólares. De antemano el portador sabe que lo gastará en lo básico: transporte y comida diaria; sin embargo, para su sorpresa, el dinero se terminó en cuatro días, dejándolo desfinanciado viernes, sábado y domingo.

¿Qué fue lo que sucedió? Muchos usuarios, convierten su dinero en dinero de bolsillo, es decir, en ‘sueltos’ o moneda fraccionaria que se gasta en cualquier momento, en cualquier lugar, con pequeños gastos casi imperceptibles como un cigarrillo, el chicle, las mentas luego del almuerzo, o cualquier otra golosina de apenas 0,05 centavos. Esto sin darse cuenta que al final de la semana, suman.

“De centavito en centavito se hace un dolarito”, reza el dicho popular, dice Francisco Oñate, un usuario que al ser consultado aseguró que nunca sabe cuánto gasta realmente con moneda fraccionaria.

Mientras compra un cigarrillo en un puesto ambulante, Oñate hace un cálculo mental y descubre que puede llegar a gastar hasta 1 dólar diario en cigarrillos comprados por unidad y mentas. “Será que gasto unos seis dólares a la semana en golosinas”, cuenta.

Si partimos de este ejemplo, Oñate gasta cerca de 30 dólares mensuales en golosinas, con moneda fraccionaria o, dicho de otra forma, dinero de bolsillo.

“No representa un gasto excesivo”, asegura Esteban Vargas, un asesor tributario y de finanzas personales. “Pero podemos plantearlo de otra forma. Una persona que vive sola puede llegar a pagar apenas 15 dólares en servicio de agua potable y electricidad, un plan de Internet básico puede costar unos 20 dólares, el costo del teléfono fijo es variable dependiendo del uso, pero la tarifa básica son unos ocho dólares”.

Visto de esta forma, tomando como punto de referencia el ejemplo anterior, Oñate gasta un 25% más en golosinas que en lo que gasta en servicios básicos de luz y agua potable.

Para darnos cuenta de este tipo de gastos y hacer el cálculo existe una alternativa infalible: el registro de gastos personales. Y se trata de anotar en una libreta cada uno de los gastos que realizamos. Conocer exactamente en qué gastamos nuestro dinero puede ayudar, por un lado, a identificar el grado de necesidad de cada gasto, y por otro lado, a conocer en qué campos es posible reducir el consumo.

“Es un ejercicio que puede resultar un tanto tedioso al inicio, pero es bastante útil”, cuenta Vargas. “Lo primero es acostumbrarse en anotar cada gasto que se realiza, tanto de lo que se compra en efectivo como con las tarjetas de crédito, incluso los cheques. Los egresos mínimos también cuentan: un chicle, dulces, el cigarrillo en el puesto de la esquina, todo”.

El experto comenta que al cabo de un mes se podrán ver los resultados.

“Unos gastarán más que otros, pero todos, así sea de vez en cuando, gastamos en golosinas, una botella de agua, una aspirina o cualquier cosa que no contabilizamos en nuestro presupuesto inicial”.

Al cabo de un mes de saber sobre cada gasto, quien lleve un registro de estos podrá ver cuánto realmente gastó y en qué. Incluso clasificando cada transacción, a fin de darles prioridad, dependiendo de la urgencia o necesidad. Por ejemplo, la categoría de los gastos del hogar, el transporte o la de escuela y el colegio.

El registro se lleva por escrito. Se anotarán los gastos cada día, semanalmente o todo al final de mes. Con la lista completa, Excel permite hacer sumas parciales según la categoría y, de esta manera, el usuario se puede dar cuenta de la cantidad de dinero que le dedica a cada categoría y en qué forma hace sus pagos. (LGP)

CENTAVOS. El verdadero valor del dinero en ocasiones pasa por alto.
CENTAVOS. El verdadero valor del dinero en ocasiones pasa por alto.

Curiosidades acerca del dinero

Desde el mismo día en que recibimos dinero de nuestros padres entramos en la rueda del dinero de bolsillo. Un acompañante que ya no nos abandonará y, con los años, será uno de los indispensables en nuestro día a día. Pocas veces acabaremos una jornada sin habernos echado la mano a la cartera para gastar, poco o mucho, en alguna necesidad o capricho. Pero hay muchas curiosidades y anécdotas que atañen a ese compañero que es el dinero.

Para empezar, hay que aclarar un extremo que puede parecer absurdo. O al menos extraño. El dinero, físicamente hablando – billetes o monedas –, no le pertenece a su portador pues se trata de un bien público y ha sido emitido por un ente público, en el caso de los dólares por la Reserva Federal de los Estados Unidos, y posteriormente fueron comprados por el Banco Central del Ecuador, por lo que el papel en el que se imprime ha sido costeado con dinero público.

Por lo tanto, aunque el valor de la moneda le pertenezca al portador, el billete no. En todo caso, mejor gastarlo o ahorrarlo que estropearlo.

Además, el papel que se utiliza para hacer los billetes de curso legal está hecho 100% de algodón. Lo que sí es de saber es que si llega al bolsillo un billete roto, al que le falta una parte o está pegado con papel celo, por ejemplo, tampoco pierde su valor. Incluso en el caso de que ya no lo reciban en la tienda del barrio.

Las personas que tengan un billete deteriorado pueden presentarlo en una sucursal del Banco Central del Ecuador o en una entidad financiera del sector privado para su reconocimiento y posterior canje por uno nuevo.

Podrá cambiarse un billete cuando se presente más de la mitad de la superficie original del mismo o se pueda demostrar que la parte que falta se ha destruido. Los billetes manchados, ensuciados con inscripciones o rotos,

una vez reconocidos por la entidad, pueden canjearse por billetes nuevos de igual valor. Otra opción es depositarlo. (LGP)