Barrio Miranda, en el sur de Quito, vecino olvidado de El Troje

Abandono. Caminos de tierra, inseguridad e incomodidades enfrentan todos los días los vecinos de Miranda, en el suroriente de Quito.
Abandono. Caminos de tierra, inseguridad e incomodidades enfrentan todos los días los vecinos de Miranda, en el suroriente de Quito.

“Aquí nos hace falta de todo, ni siquiera las autoridades, luego del accidente en la escombrera, vinieron a comunicar nada o a brindar ayuda. Desde el agua hasta el transporte son angustias diarias para nosotros”, reclamó Isolina Tipán, moradora del barrio Miranda desde hace más de 40 años.

Luego del deslave y la afectación al canal del río Pita, como consecuencia del siniestro ocurrido en la escombrera El Troje, las autoridades volñvieron su mirada sobre este barrio para manifestar que no corría peligro de verse afectado por los flujos de tierra y piedras de dicho alud.

Tipán explicó que las quebradas naturales que rodean el sector evitaron que el lodo siguiera cayendo ladera abajo hasta cubrir al barrio y sus habitantes. “No recibimos ningún aviso, pero eso es lo normal, no existimos para nadie”, comentó.

Necesidades básicas
Las líneas de transporte público solo llegan hasta el inicio del barrio y los más de 200 moradores deben subir a pie, en precarias condiciones, por caminos de piedra y tierra. “Solamente con la llegada de los buses a todo el sector, incluyendo las zonas altas, nos cambiaría radicalmente la vida”, dijo María Manuela Vasco, otra vecina de la zona.

Además contó que la recolección de basura no pasa por el sector y que la Policía, en el mejor de los casos, envía un patrullero para que se dé una vuelta una vez a la semana. “Por todos lados hay inseguridad y desperdicios. Los niños y los jóvenes de escuelas y colegios deben caminar largas distancias para llegar o retornar a sus instituciones educativas”, aseveró Vasco.

A este panorama hay que añadir que no existe ningún tipo de alumbrado público luego que se pasa las primeras calles del barrio. Igual sucede con el suministro de agua potable, el cual no llega ni al 40% .

“Tenemos que coger el agua directamente del canal del río Pita mediante accesos precarios”, aclaró Tipán, cuyos abuelos fueron unos de los pioneros en habitar el sector.

Y como si esto fuera poco, los vecinos del barrio Miranda, dedicados en su mayoría a la agricultura de subsistencia con cultivos de alverja, maíz, cebolla y hortalizas, deben utilizar pozos sépticos para depositar sus residuos fisiológicos y emprender peligrosas acciones de quema de basura para paliar los problemas de insalubridad.

“Somos parte de la ciudad, pero nadie se preocupa por el barrio. Buscamos dignidad y condiciones de vida iguales a quiteños de otros sectores”, concluyó Vasco. (JS)