La silla vacía no puede ser un instrumento de proselitismo político

Abogado. Marcelo Espinel es integrante de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo.
Abogado. Marcelo Espinel es integrante de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo.

Marcelo Espinel es el primer ciudadano en acceder a este derecho en el Concejo de Quito.

La silla vacía es uno de los mecanismo más potentes de participación ciudadana en la legislación metropolitana y su proceso de construcción tomó casi dos años. Desde su experiencia como el primer ciudadano en emplear este recurso ¿cómo se evita que dicho logro se convierta en la silla de un convidado de piedra o que sea usado proselitistamente?

Siempre habrá ese peligro. A pesar de que la Ordenanza 102 vuelve eficaz el mecanismo de silla vacía, lastimosamente sí queda a cierta discrecionalidad por parte de la autoridad pública. Asimismo, a pesar de que la ley establece que dicho recurso debe ser de fácil acceso, sigue habiendo ciertas dificultades.

¿Cuáles?

Uno tiene que demostrar que tiene experiencia en el tema por el cual se pide el recurso de la silla vacía y eso puede quedar a discreción de la autoridad. Uno tiene que demostrar que representa a un colectivo. Me pregunto qué ocurrirá con agrupaciones sin una estructura organizacional fuerte. Además, hay un factor político. Los primeros en solicitar este derecho fueron los colectivos antitaurinos y a ellos se les dijo que no habían cumplido con los requerimientos de la Ordenanza 102. Al analizar este proceso,. En efecto no se cumplieron ciertos requisitos…

Pero una omisión de proceso no puede privar un derecho…

Exacto. No puedes poner algo de forma por encima de algo de fondo como es la participación ciudadana como derecho. Más bien se deberían buscar mecanismos para que no solo los colectivos con experiencia puedan participar.

¿Cómo desburocratizar el acceso a este derecho entonces?

Aquí precisamente entra la Ordenanza de Gobierno Abierto, que se aprobó días atrás, y en la cual la Fundación Ciudadanía y Desarrollo participó en la construcción desde hace un año y medio. Este marco te potencia para que ejerzas el rol como concejal. Nosotros propusimos herramientas ‘online’ y ‘offline’ para que la ciudadanía se involucre en la toma de decisiones. Se va a implementar, por ejemplo, la página de Concejo Abierto, en la cual se presentarán en tiempo real los documentos para la elaboración de normativa y los ciudadanos podrán presentar propuestas de articulados o comentarios.

¿Cómo se evita que un concejal o cualquier funcionario apele a este recurso para construir base social para sí?

Estos procesos tienen que estar a cargo de la Secretaría de Planificación y de Participación Ciudadana. Y nosotros debemos apuntar hacia la profesionalización del sector público para que los funcionarios municipales respondan a una institución y no al político de turno. Y no podemos permitir que una herramienta que busca el involucramiento ciudadano, se convierta en un mecanismo de proselitismo político. Para ello se incluyeron dos figuras en la ordenanza. Primera: cualquier uso de medios informáticos para promocionar el Gobierno Abierto no tendrá usos proselitistas. Y dos: establecimos que la selección de los integrantes del consejo consultivo se realice mediante una convocatoria abierta y pública de la Secretaría de Planificación, con renovación bienal. Esto se da a diferencia de lo que planteaban los concejales: que sean electos por ternas. Y otro aspecto para que no se politice este recurso es que la Secretaría de Planificación, en línea directa con el Alcalde, tiene que proponer un Plan de Gobierno Abierto y si alguien no está de acuerdo motivará documentadamente su negativa. Así generaremos un sistema de pesos y contrapesos entre ciudadanía y concejales con representación bastante válida.

¿Cómo motivar la proactividad de la ciudadanía? En todo este tiempo solo 14 organizaciones han demandado la silla vacía y apenas tres fueron acreditadas.

Somos tres: la Fundación Ciudadanía y Desarrollo, un colectivo por la movilidad y una organización ambiental. Y hay que reflexionar sobre un hecho: a las autoridades locales no les gusta dar a conocer, como deberían, los mecanismos de participación, porque es perder un gran espacio dentro de tu esfera de poder. Nuestra participación en el Concejo no fue del agrado de todos, porque precisamente apelábamos a la responsabilidad de los concejales, cuando se aprobaba una normativa sin siquiera leerla. En otro ámbito, los ciudadanos perdieron el interés en los mecanismos de participación. Extrapolando la reflexión a lo que ocurre actualmente con el Consejo de Participación Ciudadana: ¿quién quiere participar en estos momentos?

Quién quiere hacer cuando actualmente un veedor, Gerardo Portilla, está preso…

Exactamente. Durante estos 10 años la participación ciudadana perdió legitimidad. En el sentido en que las instituciones encargadas de su promoción no han cumplido con su deber. Luego, hay un factor generacional que pasa por cierta impaciencia al querer que estos procesos funcionen con un clic en un aplicación. Y los tiempos en política no son así.

¿El portal de Gobierno Abierto puede reducir estas distancias?

Las municipalidades tiene que abrir sus datos en formatos que permitan el involucramiento ciudadano. Esto no ocurrió con el anterior portal de Datos Abiertos. Hay una gran cantidad de datos, sí, pero quizás no son los que requiere la ciudadanía y los sectores productivos.

¿Por ejemplo?

Propongo un caso en que se pudieran activar tres frentes: Gobierno Abierto, asociatividad y emprendimiento. Si el Municipio liberara todos los datos sobre rutas y frecuencias del transporte, se puede desarrollar una aplicación para saber sobre turnos específicos y no gastar tiempo esperando un bus. Una aplicación así, con base en datos abiertos, puede ser construida por jóvenes emprendedores bajo el cobijo de un potente laboratorio de innovación de la ciudad. Así, el tema es que apostar por datos que sirvan a la ciudadanía y no por datos que la autoridad cree que le pudieran servir a la gente. Por eso me preocupa que se quiera lanzar el portal en octubre sin antes indagar lo que la gente necesita. Esto es clave para pulir un proyecto. Por ejemplo, la ordenanza sobre Gobierno Abierto era, al principio, de terror y decía que la Municipalidad hará pública la información que considere pertinente. Aquí afortunadamente hubo retroalimentación ciudadana y eso cambió.

“Durante estos 10 años la participación ciudadana perdió legitimidad”.