La violación a una estudiante demostró que las nuevas generaciones no callan

Símbolos. Desde los buses escolares se visualizan globos morados como señal de apoyo a la estudiante abusada sexualmente por un chofer de estos transportes.
Símbolos. Desde los buses escolares se visualizan globos morados como señal de apoyo a la estudiante abusada sexualmente por un chofer de estos transportes.

En Quito los estudiantes creen que una protesta pacífica los hará visibles ante las autoridades. Su forma de pensar da muestra de una generación empoderada.

A las 13:00 del 27 de abril de 2022, dos chicas de 16 y 17 años están sentadas frente al colegio Luis Napoleón Dillón, en el norte de Quito.

Ambas tienen el cabello negro, una lleva un arete en la nariz y la otra un acentuado delineado de ojos, “como el de Ariana Grande (artista pop)”, explican.

Con sus manos sujetan carteles y globos de color morado “el color del feminismo”, señalan con una voz desconfiada y mirando hacia los lados. “Es que nos dijeron que no hablemos con nadie, menos si son prensa”.

Una vez que se les explica que sus nombres no serán expuestos, dicen sentir una mezcla de miedo e indignación. Los carteles y los globos son símbolos de apoyo para la menor de 15 años que denunció haber sido abusada sexualmente por el chofer del bus escolar.

La denuncia fue presentada el 21 de abril, pero el caso se hizo público cuatro días después. Así se supo también que los protocolos de actuación no se activaron y que –como reconoció la ministra de Educación, María Brown,– el colegio prefirió mantener “su buen nombre” antes que atender con rapidez la denuncia. Ese fue uno de los factores por lo que el agresor huyó.

‘Somos los líderes de esto’

Las redes sociales juegan un rol importante en la organización de los cientos de estudiantes que, entre el 26 y 27 de abril se tomaron las calles para exigir justicia e incluso lograron que alumnos de instituciones como el colegio Simón Bolívar, 24 de Mayo y Juan Montalvo se sumaran.

“Nos enteramos de la convocatoria por estados de Instagram o de WhatsApp y ahí vamos compartiendo. En Facebook, si quiere enterarse de algo, no es en la página oficial, sino en la de los alumnos. Nosotras lideramos esto”, dice una estudiante, que coincide en que hay organizaciones sociales que se han hecho presentes, pero aclara que “no ponen las reglas”.

Los protagonistas de estas marchas pertenecen a las generaciones Z (nacidos entre 1997 y 2010) y Alfa (nacidos entre 2010 y 2020). Personas que entienden de tecnología y son altamente politizadas en cuestiones relacionadas a género y cambio climático. Así lo describe un informe publicado por el Centro de Investigación Pew.

Enfrentando el miedo

Sybel Martínez, vicepresidenta del Consejo de Protección de Derechos de Quito, califica las acciones de protesta como mensajes que muestran “niños y jóvenes empoderados”.

Martínez indica que los estudiantes ahora conocen que la protesta es un ejercicio democrático. “Las escuelas y colegios tienden a limitar la acción de los estudiantes. Ver esta reacción significa muchísimo, porque es el principio de niños, niñas y adolescentes que ya no guardan silencio y que saben que todo tiene su límite”, destaca.

Las estudiantes entrevistadas confirman que la violación a una compañera fue el detonante a una serie de eventos en los que no han sido escuchadas. “Aquí hay robos, vienen hombres a tomar afuera, te acosan cuando pasas y nos quejamos, pero nadie hace nada”, señala Melany (nombre protegido) a quien asaltaron a las 07:00 en la esquina del colegio. Fueron dos hombres y la manosearon mientras le quitaban las cosas.

Ser escuchadas es una meta que esperan conseguir con estas manifestaciones. “Todo es pacífico. No queremos quedar mal como estudiantes, haciendo cosas como vandalismo, pero sí hablar. A veces aquí das tu postura, con cosas sobre el aborto digamos, y los profes son como de otra mente. No te prohíben hablar, pero tampoco te escuchan”, dice otra estudiante, de 16 años.

Ahora, los estudiantes esperan que la nueva rectora (la que atendió el caso de violación renunció) y dicen que si en un mes no avanza el caso seguirán saliendo a las calles, porque aunque Ecuador tiene antecedentes de violencia sexual en el sistema educativo, como dice Martínez, “no ha cambiado nada”.

Esta protesta nace del hartazgo de jóvenes que, por presión social, buscan disminuir las estadísticas que, desde 2014, muestran 3.593 denuncias por abuso sexual dentro de establecimientos educativos. (AVV)

Vencen el miedo. Advertidos están de que no protesten (los estudiantes). Ver esta reacción significa muchísimo, es el principio de algo mucho mejor, de adolescentes empoderados”, Sybel Martínez, vicepresidenta del Consejo de Protección de Derechos de Quito.

“Estas marchas responden a un cúmulo de situaciones. Que si bien nosotras las mostramos o denunciamos, ellos las viven día a día”, Sybel Martínez, vicepresidenta del Consejo de Protección de Derechos de Quito.

Casos de abuso sexual

 Sistema escolar de 2014 a 2020

  • Se han registrado 10.676 casos de abusos sexuales en el sistema educativo.

 

  • 593 fueron cometidos en espacios educativos. Los demás también fueron contra estudiantes, pero fuera de escuelas y colegios.

 

  • 092 corresponden a denuncias en las que el agresor es un docente o autoridad escolar.

 

  • 165 son denuncias contra personal administrativo o de limpieza.

  • Entre el 10 de agosto de 2014 y el 28 de febrero de 2022 hay 715 sentencias condenatorias en casos de violación a menores.
Todavía se desconoce el paradero del agresor de la menor.