Durante el último año, el mercado de los libros digitales creció significativamente en el país. El total de ventas casi llega a los $2 millones.
La pandemia dio impulso especial a las ventas de los llamados ebooks o libros digitales en Ecuador. Según el informe anual del Libro Digital, elaborado por Libranda, ese mercado movió $136,01 millones en España y América Latina.
De ese monto total, $1,9 millones están relacionados a ventas hechas a consumidores ecuatorianos. Eso representan un crecimiento del 135% en el último año. Una situación similar se ha vivido en otros países como Uruguay y Guatemala.
Esta realidad se contrapone con la caída en la publicación y producción de libros físicos dentro del mercado local ecuatoriano. Así, según datos de la Cámara Ecuatoriana del Libro, se registraron 4.349 títulos, es decir, un 13,17% menos.
Asimismo, la producción total llegó a 2’608.015 ejemplares, lo que representa un 57,96% menos.
De acuerdo con el informe de Libranda, el 95% de las ventas de libros digitales en Ecuador se dieron a través de editoriales y plataformas internacionales, sobre todo desde España.
En promedio, un ebook cuesta $7,12 o 6,06 euros. Ese precio es menos de la mitad de lo que representa la adquisición de un libro físico.
Un mercado en expansión
Las editoriales representadas por la plataforma Bookwire, más de 840 sellos editoriales entre España y América Latina, han experimentado un crecimiento del 113% en sus ventas de ebooks y audiolibros en el último año
El canal de venta unitaria, o conocido como download, representa un 75% del total de las ventas, pero ha ido perdiendo cuota en detrimento de otros modelos emergentes, como la venta a través de plataformas de suscripción que no para de crecer.
Esas plataformas de suscripción representan el 19% del total del mercado de ebooks.
De los $136,01 millones que movió el libro digital, $88,17 millones se generaron desde España; mientras los $47,84 millones restantes en América Latina.
Perfil del lector digital
Si bien en años anteriores era mayor el volumen de lectoras digitales (55% versus 45%), actualmente se han igualado los porcentajes por género. Esto tiene que ver con el cambio de hábitos provocado por la pandemia y el teletrabajo.
El 30,3% de la población mayor de 14 años lee libros en formato digital al menos una vez al trimestre.
Prácticamente todos los lectores digitales (80,1%) son lectores frecuentes. El uso de soportes digitales para la lectura está más extendido entre la población de menos de 55 años y con mayor nivel de estudios.
Una parte significativa del incremento en lectura generado por el confinamiento se ha mantenido una vez que finalizaron las restricciones de movilidad. Entre 25 y 34 años se produjo el mayor crecimiento de lectores frecuentes.
En cuanto a audio oyentes, el público objetivo se sitúa concretamente en la franja de 25 y 45 años.
Hasta el 2019, el consumo digital solía ser muy estacional, los meses favoritos de los lectores junio, julio agosto y diciembre.
A raíz de la pandemia, ese consumo se extendió a la mayoría de los meses del año
En cuanto a dispositivos, los lectores utilizan los eReaders (12,6%), el ordenador (12,5%), una tableta (10,1%) y el móvil (6,2%).
En el caso de los audiolibros, el dispositivo más utilizado es el móvil (92%) seguido de la computadora (8%).
¿ Qué lee la gente?
Según el informe titulado ‘Evolución del libro digital 2021’, el mayor porcentaje de ebooks vendidos en el último año abarcan la temática de ciencias sociales, ensayos sobre política y humanidades.
En España, ese porcentaje llega al 31,6%; mientras que en países latinoamericanos como Ecuador representa el 45,6%.
Sin embargo, en el segundo lugar de las preferencias los dos mercados se diferencian. Por un lado, el 17,10% de lo que consumen los españoles son libros de ficción para adultos (novela, literatura, etc).
Por otro lado, en América Latina, a excepción de México, el 11,30% del consumo está en la ficción juvenil e infantil. La literatura adulta solo llega al 6,10%.
El tercer lugar en Latinoamérica, y en el mercado ecuatoriano, son los libros de religión y autoayuda; mientras que en España, las preferencias se decantan por la ficción erótica. (JS)