La terapia con perros puede llegar a salvar vidas

Morita ha ayudado a Isabel Proaño a superar sus momentos de mayor depresión.
Morita ha ayudado a Isabel Proaño a superar sus momentos de mayor depresión.

Saber que se tiene un ser vivo que depende de uno y que, a la vez, es capaz de apoyarnos ayuda eficazmente a las personas con trastornos mentales.

Por: Paola Aparicio
Estudiante de Periodismo
Universidad San Francisco de Quito (USFQ)

La terapia con perros para personas con enfermedades o trastornos mentales ha tomado fuerza y es recomendada frecuentemente por muchos terapeutas. Los resultados en los pacientes se han mostrado positivos y alentadores. Estas mascotas pueden llegar a ser un gran apoyo para personas con enfermedades mentales. A continuación la historia de Morita, Shifu y Sonic.

Morita, una Shih Tzu ciega de 8 años, ha traído luz a la vida de Isabel Proaño. A los 15 años, después de ser diagnosticada con depresión, Isabel tomó la decisión, junto a su madre, de adquirir un perro que se acoplara a sus necesidades psicológicas.

A pesar de que Morita no fue preparada profesionalmente para ser una mascota de servicio, ha sido su compañera en los momentos más difíciles de su trastorno; junto a terapia, Morita la ha salvado. Morita está la mayor parte del tiempo con ella. “Lo que Morita hizo conmigo es estar juntas; un perrito de apoyo emocional también te disminuye los sentimientos de soledad”, comenta Isabel quien también es psicóloga profesional.

Ambas han viajado juntas y se han cuidado mutuamente en todas las situaciones que se han presentado. Cuando Isabel se siente mal o comienza a llorar, Morita automáticamente la acompaña y anima ya sea lamiéndola o acostándose junto a ella. Además, a pesar de ser muy social con las personas, Morita percibe aquellas que no le agradan y las intenta alejar ladrando.

Desde el lado psicológico, Isabel recomienda que a partir de los 10 años (con excepciones), ya se podría recurrir a la terapia con perros. Con los conocimientos que ella ha adquirido en su carrera, sugiere que las razas que se deberían tomar en cuenta son los Shih Tzu, Pug y French Poodle debido a su facilidad de socializar con las personas.

El psicólogo Pablo Barrera recomienda que los perros de apoyo emocional sean un complemento al tratamiento de cada paciente. Él menciona que “los problemas de salud mental son problemas muy serios que pueden afectar mucho a las personas y las pueden hacer sufrir mucho”. Tener una mascota de apoyo para él es hacer un cambio en la vida de un paciente, y el cuidar a otro ser será una sensación de sentirse bien con ellos mismos. Él tiene conocimiento de estudios sobre personas que no cometen un suicido porque saben que tienen un animal que cuidar. “Los perros, por ejemplo, han evolucionado para mostrar un poco más las emociones y que estas sean captadas por los humanos”.

Es importante que dentro de la terapia, cuando el profesional recomiende un perro, el paciente se comprometa a cuidarlo al 100% ya que eso es lo que le hará mejorar su condición, menciona Barrera. El hecho de tener una razón y motivación para levantarse y cuidar de otro ser vivo es lo que complementa al tratamiento del paciente.

El psicólogo resalta la importancia de hacer una evaluación al paciente antes de adquirir la mascota ya que este debe estar en un punto estable. La activación conductual se logra mediante las mascotas al momento de crear un vínculo y responsabilidad con cuidarlo. Esto hace que los pacientes que sean aptos para darle una buena vida a un animal puedan beneficiarse de la rutina que se forma.

Preparación para perritos

A pesar de no continuar su entrenamiento por motivos personales, Shifu y Sonic, dos Beagles de 5 y 6 meses de edad, completaron su tiempo en “LAMANADA”, escuela para certificarse como perros de servicio elegida por su dueño Jean Carlos Morales. Allí, han comenzado con las bases para poder prepararse y asistir a personas con trastornos mentales. Su educación comienza entrenándolos en los primeros meses para seguir órdenes básicas, de esta manera podrán ser un apoyo para el futuro.

El tiempo ideal para que aprendan a convivir con personas y otros perros es alrededor de 4 a 5 meses, dependiendo de la raza y carácter del perro. Posteriormente, se evalúa su progreso de acuerdo con su función de adiestramiento y se los sigue preparando durante 8 meses aproximadamente.

“La socialización es clave en todos los tipos de entrenamiento de los perros”, afirma Morales. Estos compañeros caninos serán un gran apoyo para las personas que más lo necesiten, por lo que es primordial que sean amigables y dóciles. Shifu y Sonic han demostrado un cambio en su actitud después de estas semanas de entrenamiento. Ellos han disminuido sus travesuras y ya no ladran tanto.