Techo a tasas de interés anuló microcrédito a los más pobres

El microcrédito ya no llega a los pequeños comerciantes como solía ocurrir antes.

El sistema de techos máximos para las tasas de interés, implementado desde 2008, ha provocado que desaparezcan los microcréditos de $300 o menos.

En 2008 se implementó un sistema de tasas de interés máximas establecidas desde el Gobierno. Ese sistema buscaba ampliar la inclusión financiera o, en otras palabras, que más personas accedieran a créditos formales.

Sin embargo, el resultado ha sido nefasto para el sector del microcrédito minorista. Así, los emprendedores, pequeños vendedores o agricultores, que demandan financiamiento de $300 o menos, se han quedado sin opciones.

El motivo es que a las instituciones financieras les resultan inviable dar ese tipo de créditos con las tasas máximas determinadas desde el Estado.

Valeria Llerena, directora ejecutiva en la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo (RFD), explicó que la imposición de techos máximos, sin importar la metodología que se aplique, tiene altos costos de oportunidad. El principal de ellos es que más personas quedan excluidas del sistema financiero formal.

«El crédito más caro es el que no existe, el que no se da. Los que buscan pequeños créditos de $300 o menos solo tiene opción en la informalidad. Un crédito en el chulco puede tener una tasa de interés del 5% al día o 1.500% anual», acotó

Tasas más bajas no siempre es buena noticia

Desde 2008, la tasa de interés en el segmento del microcrédito ha bajado, en promedio, de más del 28% a 25,31%. Esto es resultado de que desde el Gobierno se establece un precio máximo, o tasa máxima que no se puede sobrepasar.

Esta realidad que, a priori puede parecer positiva, ha provocado que haya caído constantemente el número de operaciones de crédito otorgadas.

Hace 13 años, se supera 1,2 millones de operaciones; pero en 2020 se llegó a 648.000. En lo que va de 2021, la cifra no va más allá de las 285.000.

Aunque el monto total otorgado superó los $4.000 millones antes de la pandemia, las instituciones financieras se han concentrado en los segmentos de microcrédito de mayores ingresos y con financiamiento de $1.000 o más.

A la fecha, casi ya no existen operaciones de microcrédito para los segmentos más pobres y que buscan financiamiento de $300 o menos. El motivo es que si desde el Estado se obliga a establecer un precio (tasa de interés) que no permite cubrir los costos, las instituciones financieras dejan de ofrecer el producto.

En otras palabras, el sistema de fijación de precios solo produce que desaparezca la oferta.

«El costo para microcrédito tiende a ser más altos porque se necesita más tecnología y gastos. Las instituciones tienen que viajar más y con más frecuente a territorios lejanos y zonas rurales. Eso representa más gastos operativos y de levantamiento de información», puntualizó Llerena.

Cambiar de enfoque

El gerente del Banco Central del Ecuador, Guillermo Avellán, ha explicado que ya se está trabajando en mesas técnicas, con distintos sectores, para construir una nueva metodología de cálculo para las tasas de interés.

Desde el actual Gobierno se reconoce que el sistema de techos máximos no ha dado los resultados esperados; y hasta el 31 de agosto 2021 se espera tener una propuesta armada para cambiar el enfoque.

La Superintendente de Bancos, Ruth Arregui, ha dicho que una buena opción sería establecer un sistema de bandas; es decir, un esquema en donde las tasas pueden fluctuar de acuerdo a las necesidades y la demanda, pero con un límite.

Por su parte Llerena puntualizó que las tasas deben establecerse de acuerdo con la realidad de cada segmento; con base técnica y no política. De lo contrario, se mantendrá la situación actual donde las instituciones financieras prefieren prestar donde tienen menos restricciones y costos y la mayoría de la población queda excluida.

Wilson Araque, docente universitario y presidente de la RFD, comentó que se han creado grandes expectativas luego de que el presidente Lasso llamara a que los bancos y cooperativas a bajar las tasas de interés.

Sin embargo, el proceso es a mediano plazo y debe ser tratado con responsabilidad. Las tasas se componen de varios costos y se debe trabajar en todos para tener resultados.

Si se concreta una nueva metodología hasta el 31 de agosto, la implementación del nuevo sistema iniciaría en octubre 2021.

Cuatro costos determinan la tasa de interés

Actualmente, la tasa de interés promedio que cobran los bancos privados es del 16,51%. Esa tasa es el resultado de cuatro costos. En primer lugar, los costos operativos representan el 7,87% de la tasa, e incluyen administración, funcionamiento de oficinas, tecnología, comunicación, desarrollo nuevos productos, entre otros.

En segundo lugar, el costo de fondeo es responsable del 4,55% de la tasa. Según Llerena,  tiene que ver con todas las acciones que deben hacer las instituciones financieras para tomar dinero de los depositantes o de otras fuentes y convertirlo en crédito.

En tercer lugar, el costo de riesgo representa el 3,16% de la tasa. En concreto, este tiene que ver con las provisiones y otras acciones que se tiene que hacer frente a la cartera que no se puede cobrar.

Finalmente, también existe un costo de capitalización, que incluye impuestos y tasas, y que es responsable del 0,6% de la tasa.

Toda esa estructura se debe revisar porque mientras los costos totalizan el 16,51%, los ingresos de los bancos en las operaciones de crédito llegan al 11,57%. Por esto, en la mayoría de los casos se compensan los ingresos con cobro de comisiones y otros. (JS)

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