El margen de ganancia de los supermercados, en promedio, no supera los 8 centavos por cada dólar vendido

COMERCIO. El consumo en grandes cadenas aumentó con respecto a las tiendas de barrio.
COMERCIO. El consumo en grandes cadenas aumentó con respecto a las tiendas de barrio.

La prioridad de estos negocios es vender muchos productos a lo largo del año.

Según un estudio de la empresa de análisis de mercado Ipsos, el 98% de los ecuatorianos encuestados aseguró que ha sentido el incremento de precios de manera significativa en su bolsillo y su vida diaria.

De este total, más de 8 de cada diez dijo que donde más se evidencia esta realidad de encarecimiento de los productos, sobre todo alimentos y bebidas no alcohólicas, es en los grandes almacenes o supermercados.

Esto ha llevado a sectores políticos y sociales a pedir controles de precios, es decir, a exigir que se pongan límites a lo que las grandes tiendas pueden cobrar a los consumidores. La premisa es que esos negocios aprovechan las circunstancias y ganan altos márgenes a costa de la ciudadanía.

En concreto, dentro de las mesas de diálogo, el movimiento indígena quiso imponer precios políticos a 44 productos; pero eso no fue aceptado por el Gobierno.

Sin embargo, la idea de que los supermercados ganan demasiado en el Ecuador siempre queda en el aire, y sirve para el discurso de sectores políticos.

Ganancia por volumen

Basta mirar los balances auditados de las principales cadenas de supermercados en el país, los cuales están publicados en la página de la Superintendencia de Compañías. Esas cifras cuentan una historia diferente a la de las supuestas ganancias desorbitantes.

En los dos últimos años, por ejemplo, Corporación Favorita ganó un promedio de $0,079 por cada $1 vendido, es decir, un margen operativo, antes de pagar impuestos y otros gastos por fuera de su actividad de comercio, de menos del 8%.

En el mismo periodo, Grupo El Rosado, tuvo una ganancia promedio de $0,042 por cada $1 vendido; lo que representa un margen de menos del 5%.

En otras palabras, si se incluyen otras cadenas más pequeñas, los supermercados generan una utilidad operativa de entre el 4% y 8%. Esto, según Andrés Romero, economista e investigador en procesos empresariales, quiere decir que el verdadero negocio de estas empresas no está en sacar el mayor beneficio por unidad comercializada a los consumidores, sino en rotar mucho sus inventarios o vender grandes volúmenes.

“La poca ganancia por unidad vendida se compensa con vender muchas unidades a lo largo de un año. No ganan dinero por su beneficio unitario, sino por la rotación de su capital, es decir, revenden muchas veces su inventario”, puntualizó.

En este escenario, el espacio para bajar el precio de venta vía decreto, o subir el precio de compra a los productores bajo criterios políticos, es bajo. De acuerdo con Lorena Rodríguez, economista, si se establecieran controles de precios como los que pretendía el movimiento indígena, los supermercados optarían por dejar de vender los productos que no son rentables.

Así, lo que se provocaría es que los consumidores tengan menos opciones, o incluso que se genere escasez.

Costos de operación

Cuando más se encareció la economía ecuatoriana fue entre 2008 y 2015. En esos ocho años, la inflación promedio fue de más del 4,6%, llegando a un pico de más del 8% anual.

En ese periodo, se burocratizaron procesos, se impusieron trabas a las importaciones, se hicieron inversiones sin criterio técnico en centros de acopio para el campo, se acumularon trabas para hacer negocios y para invertir.

Uno de los sectores más afectados fue el sector agropecuario, donde se invirtió poco y mal, de acuerdo con Romero. El resultado es que ese sector es el de la productividad más baja en el país; y donde una mezcla de intermediarios y anticuados procesos han hecho poco eficientes y caras a la mayoría de las cadenas productivas.

En este escenario, donde el índice de precios al productor es casi del doble que para el consumidor, la solución, antes que controles de precios, es apostar por modelos éxitos de asociatividad, eliminar trabas burocráticas para la producción, reducir costos excesivos en la importación, invertir en tecnología e innovación, y en abrir más la economía nacional para que entre más competencia (con mayores economías de escala) en actividades como la de comercio a través de supermercados.

“En todos los sectores se pueden hacer optimizaciones, se pueden mejorar procesos. Ahí se debe trabajar de la mano entre sector público y privado. Los productores y comercializadores de alimentos han reducido sus márgenes de ganancia ante la alta inflación; pero eso tiene un límite si la economía sigue burocratizada e ineficiente”, concluyó Rodríguez. (JS)

El margen de ganancia es el resultado de restar todos los costos de venta (transporte, almacenamiento, compra de productos, sueldos, servicios básicos, planta y equipos) a los ingresos por ventas.
Si se incluyen impuestos, contribuciones y gastos financieros, la utilidad de La Favorita baja a $0,068 por cada $1 vendido; y para El Rosado es de $0,019 por cada $1 vendido.

El bajo ingreso familiar hace más pesado el gasto en alimentos

De acuerdo con la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), una familia de cuatro miembros debe gastar como mínimo $249,89 al mes en los alimentos más básicos.

Ese valor representa más del 31% del presupuesto promedio disponible de $793,33 mensuales para esa misma familia tipo. El porcentaje sube hasta más del 50% en el caso de los hogares más pobres.

En un video ampliamente difundido por el correísmo, la asambleísta de UNES, Esther Cuesta, afirmó que en Ecuador los alimentos son más caros que en países como España.

Sin embargo, según el Instituto Nacional de Estadística de ese país, el gasto mínimo de una familia española en alimentos es de 381,5 euros, es decir, $387 (al cambio actual). La diferencia es que tiene mejores niveles de ingresos, o presupuesto disponible, que hace que el peso de los alimentos sea del 17% al 25% en promedio.