El SOTE, vital para las exportaciones petroleras de Ecuador, enfrenta crecientes desafíos por falta de mantenimiento y envejecimiento de su infraestructura. Con más de 50 años de operación, su deterioro y los derrames recurrentes generan preocupaciones sobre su sostenibilidad y seguridad. La Contraloría ha emitido múltiples alertas por deficiencias en su gestión y rehabilitación. Luego de más de 6 días de paralización, el SOTE volvió a bombear combustible este 19 de marzo de 2025.
El Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), operado por la empresa pública Petroecuador, es la principal arteria para el transporte de crudo en el país, con una capacidad nominal de 360.000 barriles por día a lo largo de 497 kilómetros desde la Amazonía hasta Esmeraldas.
A pesar de su importancia, el SOTE tiene estructuras desgastadas y falta de mantenimiento que, junto a factores climáticos, provocan desastres como el reciente derrame en Esmeraldas.
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Luego de más de seis días de paralización, el transporte de crudo por el SOTE fue restablecido este 19 de marzo de 2025, según informó Petroecuador en un comunicado oficial.
El incidente ocurrió el 13 de marzo, cuando un movimiento de tierra provocó la rotura de la tubería, obligando a la empresa estatal a interrumpir el flujo de crudo. Durante los días siguientes, personal de línea y derecho de vía de Petroecuador, con el apoyo del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, trabajó en la remoción de aproximadamente 225 mil metros cúbicos de material que se desplazaron sobre el oleoducto y el poliducto.
Una vez despejada la zona, se ejecutaron labores de reconformación del derecho de vía del SOTE, instalación de una nueva tubería y colocación de un nuevo tramo, permitiendo así la reactivación del sistema. Con esto, se restableció el transporte de crudo desde la Estación de Bombeo en Lago Agrio hasta el Terminal Marítimo de Balao, en Esmeraldas. Según datos de Petroecuador, la extensión de la tubería afectada fue de 50 metros.
Costos de operación y mantenimiento del SOTE
Según reportes oficiales de Petroecuador y datos de la Contraloría, el costo anual de operación y mantenimiento del SOTE bordea los $95 millones al año. Esto incluye gastos en personal, repuestos, rehabilitación de tramos críticos, monitoreo, mantenimiento de estaciones de bombeo, y tecnología de detección de fugas.
Ingresos que genera el SOTE para el Ecuador
El SOTE no genera ingresos por tarifas comerciales, pues es un sistema estatal que transporta el crudo de Petroecuador y de empresas privadas bajo convenios. No obstante, su operación es clave para las exportaciones petroleras del país, que superan los $8.000 millones anuales. Se estima que, solo en 2024, el SOTE permitió exportar más de 120 millones de barriles de crudo, representando alrededor del 30% del ingreso fiscal del país.
Derrames y perforaciones en el SOTE
Entre 2020 y 2024, según reportes de la Agencia de Regulación y Control de Energía y Recursos Naturales No Renovables y de organizaciones como Acción Ecológica, se registraron:
Un promedio de 4 derrames al año atribuibles al SOTE, muchos provocados por fenómenos naturales (erosión regresiva o movimientos de masa), aunque también por fallas operativas.
Un promedio de 2 a 3 perforaciones ilícitas por año (intentos de sabotaje o robo de crudo).
¿Existe evidencia de falta de mantenimiento en el SOTE?
La Contraloría General del Estado ha emitido al menos dos informes especiales entre 2022 y 2024 donde se advierte que algunos tramos del SOTE presentan retrasos en rehabilitación y mantenimiento. Se ha señalado:
-Infraestructura con desgaste por antigüedad (el SOTE opera desde 1972).
-Demoras en la sustitución de tramos en zonas de alta erosión.
-Contratos de mantenimiento adjudicados con retrasos y sin ejecución completa.
-La alerta más grave fue la ocurrencia del derrame de enero de 2022 en el sector Piedra Fina, atribuible en parte a falta de anticipación frente a erosión regresiva.
En concreto, informes de auditoría de Contraloría, informes de Petroecuador y de otros instancias públicas hablan de problemas serios en manejo y mantenimiento del SOTE:
1.- Incumplimiento de cronogramas: En varios casos, las tareas de mantenimiento periódico (como inspecciones internas con dispositivos inteligentes —pigs inteligentes—) se realizaron fuera del calendario establecido o con intervalos mayores a los recomendados por normas internacionales.
2.- Falta de reposición oportuna de tramos críticos: Especialmente en zonas expuestas a procesos de erosión regresiva (como los sectores Piedra Fina I, II y III), la auditoría encontró que la empresa tenía identificados puntos de alto riesgo, pero no ejecutó a tiempo los contratos de sustitución de tuberías.
3.- Problemas en la contratación pública: Se detectaron retrasos de hasta 12 meses en la adjudicación de contratos de mantenimiento, lo que provocó que las actividades de reparación correctiva se acumulen.
4.- Derrame de enero de 2022 (Piedra Fina): El informe técnico posterior determinó que Petroecuador conocía la amenaza de erosión regresiva desde 2019 y contaba con estudios que recomendaban desviar o reforzar el trazado. Sin embargo, la respuesta fue tardía. La tubería cedió ante el colapso del terreno, provocando un derrame de más de 6.000 barriles en la Amazonía.
5.- Derrames menores recurrentes: Entre 2020 y 2023, varios pequeños derrames fueron atribuibles a corrosión externa o fallas mecánicas en válvulas y uniones, evidenciando debilidades en el mantenimiento preventivo.
6.- La Agencia de Regulación ha advertido sobre la existencia de tuberías que exceden la vida útil recomendada sin haber sido reemplazadas. Además, sobre el monitoreo satelital y terrestre insuficiente en zonas de difícil acceso, donde la vegetación y la actividad sísmica aumentan el riesgo.
7.- Técnicos de la industria y exfuncionarios de Petroecuador han denunciado que el recorte presupuestario en los últimos tres años afectó la renovación de equipos y la contratación de servicios especializados en el SOTE.
En 2023, la empresa adjudicó a último momento contratos de mantenimiento correctivo bajo régimen especial, lo que reflejó una gestión reactiva y no preventiva.
8.- El SOTE, con 53 años de operación, no ha sido sometido a un plan integral de modernización. Las estaciones de bombeo funcionan con equipos antiguos que requieren sustitución. Informes internos reconocen que cerca del 25% de los soportes estructurales en zonas montañosas presentan deterioro por humedad y desplazamientos de suelo. (JS)