Sanación en línea: ¿Es efectiva para todos?

Casos. En Ecuador se registra un aumento de personas con trastornos psicológicos a causa de la pandemia.
Casos. En Ecuador se registra un aumento de personas con trastornos psicológicos a causa de la pandemia.

Problemas de estrés, ansiedad y de salud mental en general, aumentaron por la pandemia.

Más de 231.000 personas con problemas de salud mental fueron atendidas en el Ministerio de Salud Pública (MSP), entre el 16 de marzo y el 10 de octubre del 2020, según un informe de la institución.

El aumento de estrés, ansiedad e incomodidad es evidente para todos los ecuatorianos. Condiciones mentales como la depresión han crecido notablemente en todas las edades.
Según el ECU-911, desde el 12 de marzo al 1 de diciembre del 2020, se han atendido 448 emergencias sobre intentos de suicidio y 232 alertas vinculadas con estos casos.

Tratamientos

Los temas de salud mental han tomado mayor importancia en la emergencia sanitaria. Igualmente, los tratamientos psicológicos tuvieron que adaptarse a la modalidad virtual y han tenido dificultades.

El MSP inició el programa ‘Juntos salimos de ésta’, en 2020, con otras instituciones gubernamentales, donde 380 voluntarios brindan su servicio de consulta mediante tres códigos, según la gravedad del paciente. Más de 82.000 personas accedieron a esta iniciativa por la línea 171.

Los proyectos que el MSP ha creado se aplican dependiendo del nivel de atención que los profesionales cubren. El programa es una iniciativa dirigida a la “promoción y prevención”, según una fuente anónima de una institución pública de salud, por lo que la manejan profesionales de primer nivel de atención, en la modalidad de teletrabajo.

Las llamadas de emergencia que atienden corresponden principalmente a “pacientes descompensados”.

El ECU-911 añadió una línea dirigida especialmente al personal de salud, como parte de un control. “Por ejemplo, una parte del personal médico que llamaba estaba en aislamiento, muchos tenían su familia y solicitaban que se les brinde atención”, menciona la fuente.
¿Ayuda a todos?

Las sesiones psicológicas tuvieron que migrar a las plataformas virtuales para poder continuar. Por la rapidez de la situación, hay muchos problemas que deben ser superados en el camino.

Para Manuel Muñoz, psicólogo del hospital público San Vicente de Paúl, de forma virtual “se pierden las manifestaciones comportamentales y no hay una mejor lectura clínica”. Por la emergencia sanitaria, se ha visto un aumento de casos relacionados con trastornos de pánico, depresión y ansiedad generalizada.

Según los casos, se utilizan técnicas y herramientas específicas que no se pueden realizar virtualmente. Por ejemplo, a través de una videollamada no se puede aplicar EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares), donde el movimiento de los ojos puede disminuir sentimientos de malestar en casos de traumas, o de un objeto intermediario o donde existe una exposición alta a niveles de ansiedad.

Para Martha Narváez, psicóloga clínica, cuando hay problemas conyugales, familiares o pérdidas es difícil hablar de “un ambiente privado”.

Para las personas que tienen estabilidad emocional, se recomienda la terapia virtual, por el tema de bioseguridad.

En algunos casos, Narváez explica que “los pacientes se sienten más cómodos en su propio ambiente”.

Brecha. Los adultos mayores tienden a tener más problemas para utilizar la tecnología y acceder a las terapias.
Brecha. Los adultos mayores tienden a tener más problemas para utilizar la tecnología y acceder a las terapias.

Confidencialidad

Por otra parte, quienes tienen alguna situación física, como vivir a una larga distancia del consultorio o dependen de otra persona, son beneficiadas de la modalidad virtual. A través de estas herramientas digitales, los terapeutas han podido atender a las personas infectadas de Covid-19.

Precisamente, las personas infectadas con coronavirus en los hospitales tienen acceso a terapias psicológicas presenciales.

Muñoz explica que los especialistas están dispuestos a entrar a la sección donde están estos pacientes, pero “con todo el uniforme que nos dieron lo que se alcanza a ver son caras borrosas”, y se pierden muchos elementos.

La efectividad de las sesiones depende de cada individuo, tanto de su edad como de las necesidades por las que buscan ayuda.

La confidencialidad es una de las cuestiones principales que se debaten para elegir el tipo de modalidad desde el punto de vista del paciente. Desde la perspectiva del psicólogo, las sesiones virtuales han dificultado mucho “la espontaneidad y la cercanía que se creaba entre el paciente y el profesional”, según Narváez.

Testimonios

David Lincango, de 52 años, tuvo que enfrentar el fallecimiento de su padre y, al mismo tiempo, los gastos hospitalarios. La situación fue aún más crítica cuando él se infectó de Covid-19.

“Todo se acumuló”, dice Lincango. Sin embargo, las conversaciones terapéuticas le sirvieron para empezar a superar esta etapa. Sus pequeñas sesiones funcionaban de manera presencial, a pesar de las restricciones. “Siempre es diferente la conversación personal, tiene otra connotación”.

En el caso de Emily Bueno, de 15 años, la transición no fue tan difícil. Ella comenzó sus sesiones antes de la pandemia y las continuó aún durante el confinamiento. A pesar de que la privacidad fue un problema, al inicio, supo superarlo porque se encontraba en un lugar más cómodo.

“Es mucho mejor virtual, tienes más confianza”, dice Bueno. Esta modalidad fue tan efectiva que continuaría virtualmente aún si se le presentara la oportunidad de asistir a una sesión presencial.

En la experiencia de Sara Rodríguez, de 72 años, fue difícil continuar sus sesiones al iniciar la pandemia. Los problemas de conexión y su limitado uso en la tecnología causaron que la terapia no fuera igual. “Me gustaría, cuando lo necesite, ir al tratamiento”, menciona Rodríguez, al confirmar su preferencia por las citas presenciales.

Según la Organización Panamericana de la Salud, las autolesiones y suicidios se dan en 457 de cada 100.000 habitantes varones; y, 637 en mujeres.

Los psicólogos trabajamos con la observación clínica. El médico, solo auscultando, tampoco lo podría hacer”.

Manuel Muñoz
Psicólogo del hospital San Vicente de Paúl.

Este es un trabajo con estudiantes de Periodismo de la USFQ.
Daniela Saltos