Salim Zaidán: ‘Se ha normalizado el racismo y la xenofobia, que a veces no se piensa que se está discriminando’

ANÁLISIS. Salim Zaidán, abogado y docente universitario, analiza estos temas, que en su mayoría se han proliferado en las redes sociales.
ANÁLISIS. Salim Zaidán, abogado y docente universitario, analiza estos temas, que en su mayoría se han proliferado en las redes sociales.

El docente universitario Salim Zaidán reflexiona sobre las prácticas de racismo, discriminación y xenofobia que se dan en el país.

En la última semana, las redes sociales del país se llenaron de comentarios rechazando la postura de un programa de televisión, en donde se ofendía de forma directa al líder indígena de la Conaie, Leonidas Iza. Sin embargo, los comentarios apoyando frases discriminatorias y ofensivas también se evidenciaron en plataformas como Twitter.

Estos hechos dejaron ver, una vez más, posturas racistas y discriminatorias de usuarios de redes sociales. LA HORA analiza este tema con Salim Zaidán, docente universitario y abogado con formación y experiencia en Derecho Constitucional y Derechos Humanos.

¿Se puede entender un hecho como el ocurrido en televisión nacional, como libertad de expresión?

De ninguna manera, me parece que es un ejercicio abusivo de la libertad de expresión. La libertad de expresión, sin duda, ampara no solamente a comunicadores sino a cualquier ciudadano para transmitir información, compartir opinión y tiene un amplio margen de libertad, pero que obviamente debe llevarnos a una conclusión: la libertad de expresión no es un derecho absoluto y por lo tanto tiene límites.

No se puede, a través del ejercicio de la libertad de expresión, incitar al odio. En este caso, no se puede tener expresiones racistas o discriminatorias, porque ese es un límite al que te sometes cuando ejerces la libertad.

¿En qué momento se cruza la línea de informar y hacer periodismo ‘irreverente’, a una ofensa y un atentado a los derechos de las personas y hasta a promover el racismo?

Los estilos en el quehacer periodístico son de lo más variado y deben ser respetados. Sin duda no se puede censurar la transmisión de un programa, la publicación de una revista, pero lo que a veces se olvida es que hay un régimen de responsabilidades ulteriores, que te hace responsable por lo que publicas, por lo que expresas.

No se puede expresar libremente cualquier tipo de ofensa. Más aún cuando la persona a la que se ofende representa a una minoría étnica, porque tiene un tinte racial. Se trasgrede los límites cuando se utilizan adjetivos calificativos más que argumentos.

Ecuador es un país de diversidades, de múltiples sensibilidades y se debe respetar eso cuando se relaciona con el otro. Si se quiere ser recursivo en la actividad periodística se puede recurrir al humor, a la sátira, sin caer en el irrespeto, sin caer en la intolerancia, sin caer en el racismo, sin caer en la xenofobia.

Las redes sociales se han convertido en el sitio donde muchos lanzan odio, ofenden, juzgan y hasta dictaminan sentencias. ¿El mundo de Twitter, en este caso, es un reflejo de lo que es la sociedad ecuatoriana?

Definitivamente. Es la red social en la que más hostilidad se observa y eso es preocupante porque es el lugar de enfrentamientos. En lugar de ser el intercambio de opiniones y de información se ha convertido en el campo de batalla de las redes sociales y yo creo que por eso mismo es importante que, a pesar de que no es una red social que tenga un número significativo de usuarios con respecto al universo de la población, cuidemos mucho las formas, nos expresemos con libertad, pero tratando de argumentar antes que atacar. Y si es que se quiere atacar, que se ataquen las ideas y no a las personas.

Esta vez fue a un líder indígena, pero se ha atacado también al migrante de cualquier nacionalidad, al que políticamente piensa distinto, al que opta por una tendencia sexual diferente ¿Somos una sociedad discriminatoria y racista?

Totalmente. Yo recuerdo que Enrique Ayala Mora nos dice que nuestro país se ha caracterizado por ser un país de diversidades, pero en donde la convivencia entre varios grupos sociales ha sido muy compleja de lograr. En un espacio pequeño, dice él, hay una eclosión de diversidad geográfica, étnica, religiosa, social, cultural y nos ha costado mucho asegurar esa convivencia pacífica.

Nuestra historia ha sido una historia de discriminación racial, de género, discriminación por pensar diferente también; no logramos ser tolerantes con quien predica otro tipo de creencias, tiene otro tipo de condiciones religiosas, tenemos una libertad religiosa reconocida en la construcción, en el papel, pero ya en la práctica ves mucha intolerancia. Tenemos una sociedad machista, que tampoco ha sido incluyente con las comunidades indígenas.

Para tratar de entender el Ecuador tenemos que recordar que nacimos con regionalismo, sin poder sobrellevar esas diferencias y el error es que buscamos la unidad racial para unificar el país.

¿Por qué cuesta mantener el respeto y la tolerancia hacia el otro?

Yo creo que es por el afán de clasificar a las poblaciones dentro de jerarquías esencialistas, eso produce la noción de grupos humanos marcados por diferencias físicas y culturales.

La otra son los programas de entretenimiento, que muchas veces recurren al humor fácil. Es utilizar a un gay, a una lesbiana, para hacer mofa de algo que tiene que ser respetado como es la orientación sexual. No puedes utilizar la orientación sexual como un instrumento de mofa. Eso es denigrar a alguien que tienes que respetar.

Creo que es fundamental comenzar en la familia, luego en el sistema educativo. Y vas a ver que los comportamientos y patrones de conducta van a cambiar en el ámbito laboral, en el ámbito social y vamos a superar ya esas barreras que no nos permiten relacionarnos en un ambiente de respeto y tolerancia, que es ideal.

¿De dónde debería venir el proceso de cambio para terminar con la discriminación y tener una sociedad con mayor respeto, que no normalice prácticas como el racismo?

Yo creo que ahí tiene que trabajar conjuntamente el Estado y la sociedad, creo que puede liderar este proceso una autoridad pública, pero esta autoridad va a ver legitimada su decisión, su legislación, su política pública, siempre y cuando socialice primero los contenidos de esas leyes, de esas políticas públicas. Esa es la mejor manera de que se legitime el accionar del servicio público.

Entonces lo primero que se necesita es que la autoridad pública lidere un proceso de socialización, tomando en cuenta a representantes de todos los sectores, que se conformen mesas al interior de los consejos de igualdad, que existen ya varios años y resulta que no han dado los resultados esperados, abrir mesas de discusión, escuchar a los jóvenes, a los indígenas, a los afrodescendientes, para saber cuáles son sus intereses, cuáles son sus necesidades y tratar de identificar temas de encuentro, de convergencia.

Ecuador es un país de diversidades, de múltiples sensibilidades y se debe respetar eso cuando se relaciona con el otro”.

“Muchas veces el humor fácil es racista, xenófobo, machista y esas prácticas se tienen que cambiar”.

“Los malos comportamientos normalizados son bien peligrosos y se aprenden desde la casa, después también en la escuela”.

65% de los ecuatorianos admite que en el país existe racismo, según la encuesta nacional “Las percepciones de racismo y discriminación en el Ecuador”, de 2004.