A dos días del debate presidencial, el riesgo país de Ecuador supera nuevamente los 1.500 puntos. Las fallidas negociaciones petroleras, el derrame de crudo y la incertidumbre política mantienen al país entre los más riesgosos de América Latina
A tan solo dos días del decisivo debate de segunda vuelta entre Daniel Noboa y Luisa González, el riesgo país de Ecuador vuelve a dispararse y alcanza los 1.511 puntos. Esta alarmante cifra posiciona al país como la tercera economía más riesgosa de la región, solo detrás de Venezuela y Bolivia. Más que un simple indicador financiero, este salto evidencia la creciente incertidumbre, la desconfianza de los mercados y una peligrosa combinación de inestabilidad política, decisiones improvisadas y señales contradictorias que ahuyentan inversión y agravan la percepción de riesgo.
El riesgo país, elaborado por JP Morgan, mide las probabilidades de que un país cumpla o no con sus pagos de deuda externa. Cuando este indicador sube, como ha ocurrido dos veces solo en marzo (primero entre el 7 y el 12, y ahora ), es porque los mercados comienzan a dudar de la capacidad de pago del Estado. Esa desconfianza encarece cualquier intento del país por conseguir financiamiento y lo acerca peligrosamente a la posibilidad de un default.
Detrás de este comportamiento ascendente hay dos episodios clave que han inquietado a los inversionistas: la fallida concesión del campo petrolero Sacha y el derrame de crudo en Esmeraldas.
El primero tuvo un peso decisivo. La negociación con el consorcio chino-canadiense Sinopetrol, que prometía un salvavidas de $1.500 millones para el Estado ecuatoriano, terminó desmoronándose cuando la empresa no entregó el anticipo exigido por el gobierno antes del plazo fijado por el propio presidente Noboa.
Campo Sacha: consorcio chino-canadiense no pagó anticipo de $1.500 millones
El ultimátum público que impuso Noboa fue visto como una jugada riesgosa y poco diplomática, generando ruido en los mercados y llevando al riesgo país a un pico de 1.561 puntos el 10 de marzo.
A esto se suma el complejo escenario electoral. El proceso de concesión de Sacha no solo se dio en medio de fuertes cuestionamientos internos, sino también en un clima de tensión política, previo a la segunda vuelta presidencial. La incertidumbre sobre quién liderará el país y qué decisiones económicas tomará el próximo gobierno mantiene a los inversionistas en alerta.
Si bien tras la caída del contrato Sacha el riesgo país tuvo un leve respiro y bajó a 1.437 puntos, la tranquilidad duró poco. En los últimos días volvió a repuntar debido a otro golpe: el derrame petrolero en Esmeraldas, que obligó a Petroecuador a declarar fuerza mayor, suspender parte de sus exportaciones y perder unos 70.000 barriles diarios de producción.
La paralización del bombeo a través del SOTE y la emergencia ambiental decretada, aunque parcialmente resuelta, han contribuido a renovar las dudas sobre la capacidad del país para generar ingresos y cumplir con sus obligaciones externas.
Sabotaje estaría detrás de la rotura y derrame de crudo en el SOTE
En conjunto, estos hechos dejan al Ecuador en un escenario frágil: un país con grandes necesidades de financiamiento, pero con cada vez menos confianza por parte de los mercados.
El retorno a los 1.500 puntos en el riesgo país, justo antes del debate presidencial, es un reflejo de que el futuro inmediato sigue lleno de interrogantes, y los inversionistas, por ahora, solo ven más riesgos que certezas. (JS)