El entusiasmo por ver “quién está detrás de las mascarillas” es uno de los factores positivos, aunque también hay aspectos negativos.
“Como volver al jardín”, así describe el psicólogo Sebastián Pillajo el impacto que tendrá en la sociedad ecuatoriana la eliminación del uso de la mascarilla en espacios abiertos. El Gobierno anunció que desde este 28 de abril de 2022 ya no será obligatorio usar cubrebocas, tanto en espacios abiertos como cerrados. La única excepción serán los centros de salud y hospitales.
Desde marzo de 2020, las mascarillas son parte de las medidas de bioseguridad para evitar el contagio por COVID-19. Desde entonces, el COE nacional ha insistido en su correcto uso.
Tras dos años de la emergencia sanitaria, Ecuador, al igual que otros países (ver recuadro), elimina esta medida. Con esto existirá un impacto a nivel psicológico que tiene factores positivos y negativos.
Hacer amigos
Pillajo indica que habrá un simbolismo en el que la gente sentirá que está recuperando las rutinas que se perdieron o se dejaron de lado desde el año 2020.
Un factor positivo es que se mejorará la comunicación con los demás. “La gente valora la gesticulación no verbal que otorga el tema de la cara y ver a las personas”, dice Pillajo. Esto permite ampliar el rango de las amistades. “Como volver al kínder y te dicen que vas a hacer amigos, porque te interesará más saber qué hay detrás de la mascarilla”.
Todas estas nuevas formas de relacionarnos – señala Pillajo– permiten ser personas más empáticas.
Adriana Marín, psicóloga educativa, detalla que con el miedo al contagio los seres humanos experimentamos sensaciones de ansiedad, incluso mostrarnos más conformistas, lo que nos vuelve seres que aceptan menos las diferencias. “Nos volvemos menos tolerantes, más conservadores”, dice.
Incertidumbre
Datos del Ministerio de Salud resaltan que el 80% de los ecuatorianos cumple con el uso de la mascarilla. Con el tiempo, describe Marín, esto se ha convertido en un hábito que genera una sensación de seguridad.
Pillajo acota que existirán personas que sientan miedo o incertidumbre a la exposición, pese a que la positividad para COVID-19 en el país es del 5%. Un porcentaje que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), determina que una pandemia está bajo control.
Lo que se podría experimentar es similar al llamado síndrome de la cabaña, que sucedía cuando terminó el confinamiento. “Hay más gente que ha generado una personalidad ermitaña y estar cerca de otros grupos sociales le ayudará”, agrega. (AVV)
Momentos para seguir usando la mascarilla
Tras 26 meses utilizando mascarilla existen aprendizajes que no deben perderse, dice Pablo Araujo, docente-investigador de la Universidad Central del Ecuador.
“Toda persona con alguna infección respiratoria deberá ponerse mascarilla, porque hemos aprendido cómo puede propagarse cualquier virus”, dice.
Otras medidas de bioseguridad que se deben mantener son el lavado de manos, pues ayuda a prevenir las enfermedades. Según la OMS el lavado de manos con agua y jabón evita una de cada tres enfermedades diarreicas y una de cada cinco infecciones respiratorias, como el resfriado o la influenza.
Países que eliminaron el uso de mascarilla
La medida es principalmente en espacios públicos
Chile (al aire libre en 14 de sus 16 regiones).
República Dominicana.
Argentina (se aplica a escuelas, instituciones públicas y lugares abiertos).
Paraguay (aplica en lugares abiertos).
España (aplica a lugares internos excepto hospitales, residencias de ancianos y transporte público).
Israel (seguirá siendo obligatorio en aviones, hospitales y residencias de ancianos).
México.
Países Bajos (solo serán obligatorias en el transporte público y en el aeropuerto).
Austria (sigue siendo obligatoria en transporte público, las tiendas, bancos, farmacias y centros de salud y residencias de ancianos).
Francia (tampoco se usa en exteriores excepto en transporte público y hospitales).
Estados Unidos (se sigue usando en transporte público).
Italia (excepto en transporte, en centros de salud y en espectáculos y eventos deportivos).
La vacuna es el principal factor para la disminución de positividad al coronavirus. El 90% de los ecuatorianos tiene, al menos, una dosis.