Esas medidas restrictivas pueden bajar precios por decreto en el corto plazo, pero luego llegan a provocar desabastecimiento, menos oferentes y más inflación.
Desde el año 2021, el nivel de precios en las economías a escala mundial se ha disparado a niveles no vistos en las últimas dos décadas. Esa alta inflación despierta la tentación de pedir a los gobiernos que establezcan controles de precios para detener el encarecimiento de productos y servicios que van desde los alimentos hasta los seguros privados de salud.
Sin embargo, poner precios oficiales o techos de lo que se puede cobrar a los consumidores no soluciona el problema, solo lo encubre. Por ejemplo, en el sector agrícola los costos de los fertilizantes y otros insumos básicos se han disparado entre 40% y más de 100% en el último año.
Si las autoridades ponen valores máximos de venta para bienes que cada vez son más caros producir se generan dos cosas: por un lado, los problemas de costos y cadenas de distribución no se tocan; pero se obliga a agricultores e industriales a que produzcan ganando poco o a pérdida. Esta situación, en última instancia, puede dar como resultado que un buen porcentaje de oferentes dejen el mercado porque ya no es rentable y se produzca escasez. Esa escasez, como una serpiente que se muerde la cola, genera más encarecimiento de precios.
Por otro lado, ante la imposibilidad de cobrar un precio que les permita cubrir sus costos y tener un margen razonable, muchos productores optan por reducir las cantidades y la calidad de los bienes.
En una nota publicada por Diario LA HORA el 10 de febrero de 2022, Christian Wahli, presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab), explicó que desde el año pasado esa industria ha tenido que ir sacrificando rentabilidad y calidad antes que subir los precios en la misma medida que se les han incrementado los costos.
“Con consumidores con menos ingresos, no hay mucho espacio para cubrir los altos costos mediante precios. Los productores han tenido que jugar con el margen para evitar traspasar todo el impacto al consumidor”, dijo.
Diego Olmedo, economista y empresario, comentó que antes que poner precios o techos oficiales, el Gobierno debe poner el foco en los problemas estructurales de las cadenas productivas. Uno de esos problemas es la intermediación, donde » existen verdaderas mafias» que pagan poco a los productores y luego venden más caro a industriales y comerciantes.
» En el país se debe entender cuál es realmente el modelo económico que se busca y apostar a la competitividad, con más tecnología e innovación. Eso, lamentablemente tiene efectos a mediano y largo plazo, por lo que a corto plazo se debe impulsar la reducción de costos (aranceles e impuestos), la diversificación de mercados y el fomento políticas de cooperativismo para que pequeños productores se unan para reducir el impacto de insumos y materias primas más caras», apuntó.
En el caso de los seguros privados de salud también ocurre lo mismo. En las últimas semanas, los clientes ha sido contactados por las aseguradoras para anunciarles subidas, en promedio, del 10% en las cuotas mensuales que les cobran mensualmente.
Si se establecen control de precios, la consecuencia directa es que las empresas ajustaran en los niveles de coberturas y pagos por enfermedad. Es decir, se puede bajar por decreto las cuotas, pero al final el cliente pagará más porque el seguro cubrirá menos enfermedades y tratamientos.
El problema real es que el mercado asegurador ecuatoriano es muy pequeño. El porcentaje no supera el 5% de las personas. Y, por eso mismo, hay poca competencia que permita abaratar costos y proveer opciones más económicas a los usuarios.
Carla Rivas, economista y emprendedora, puntualizó que el impacto de mercados más competitivos se puede ver en la evolución reciente de los pasajes en el sector aéreo. » La llegada de nuevos actores provocó que aerolíneas que no habían hecho rebajas en varios años, ahora las estén haciendo porque el consumidor no está irremediablemente condenado a usar solo sus servicios», añadió.
La clave es tomar medidas para bajar costos de producción
La tentación para establecer controles de precios también llegó hasta el presidente de la Republica, Guillermo Lasso. En una entrevista del pasado 5 de abril de 2022 dijo que “Tenemos que ponerle un techo al precio del pan, y para eso está el Gobierno y vamos a tomar decisiones”.
Esas declaraciones prendieron todas las alarmas dentro del mismo Gobierno, por lo que un par de días después el Ministerio de Producción salió a decidir que ese tipo de medidas restrictivas son contraproducentes y que se están estudiando vías para reducir los costos de producción.
Esas vías incluyen eliminar o disminuir al mínimo aranceles relacionados con insumos y materias primas
Asimismo, se analiza reducciones adicionales al Impuesto a la Salida de Divisas (ISD) para abaratar el costo de los fletes, otro de los factores que ha empujado al alza el incremento de precios.
Lasso dispuso la reducción progresiva de la tarifa del Impuesto a la Salida de Divisas (ISD) en un cuarto de punto porcentual (0.25%) por trimestre durante 2022, hasta llegar a una tarifa del 4%.Se espera que las autoridades y diferentes sectores se reúnan en los próximos días para definir las medidas frente al alza de precios.
En países como Perú, que tiene combustibles completamente liberalizados, una medida implementada para reducir el impacto de los altos precios internacionales fue la eliminación de ciertos impuestos y cargas. (JS)