Restaurantes exigen controles para bares que cambiaron su giro de negocio

1. Corner Bar es un local que se adaptó como restaurante para continuar su atención al público. Lo hizo bajo adecuadas normas de funcionamiento.
1. Corner Bar es un local que se adaptó como restaurante para continuar su atención al público. Lo hizo bajo adecuadas normas de funcionamiento.

Gremio demanda que las autoridades definan los horarios de operación

Vomitó en plena vía pública. Un hombre, en evidente estado etílico caminaba por las calles Juan León Mera y Santa María, en el sector La Mariscal (norte de Quito), cuando de repente se echó al suelo; horas después se fue del lugar dejando sucia la acera.

El hecho ocurrió el pasado viernes, narró Ana Zurita, empleada de un almacén ubicado a dos cuadras del lugar.

El hombre -contó la ciudadana- salió de un local donde venden shawarmas y papas fritas. «Se supone que ahí sirven colas y cervezas, pero también venden trago», aseguró.

Los locales que se promocionan como puestos de comida rápida, pero (camufladamente) venden bebidas alcohólicas, es una situación que preocupa los dueños y administradores de los bares.

Ellos advierten que, desde la pandemia, se han incrementado puestos que no operan en vigencia de las normas de control, mientras que ellos invierten tiempo y dinero para atender legalmente.

La situación se agudizó, luego de que el alcalde de Quito Jorge Yunda, diera la oportunidad para que los bares (cerrados en medida de prevención de contagios por covid-19) actualicen sus licencias de funcionamiento y se adapten para ser restaurantes, siempre y cuando cumplan normas como aforo limitado y medidas de bioseguridad.

Cifras proporcionadas por la Coordinación de Desarrollo Turístico de la Administración La Mariscal, detallan que en la capital hay alrededor de 6.000 establecimientos (entre bares, discotecas, restaurantes, etc.).

Desde que se inició la pandemia, hasta septiembre de este año, el 71% de locales están en funcionamiento (con aforo limitado y medidas de bioseguridad); el 28% está fuera de operación o cerrado, mientras que el 11% cambió su giro de negocio.

Óscar Rosero, propietario de Bar Corner, en el sector de La Mariscal, cambió de giro de negocio para evitar que su comercio quiebre.

Contó que invirtió alrededor de $12.000 en adecuaciones y otros $500 para obtener los permisos.

«Tenemos que sacar adelante nuestros negocios, pero bajo el cumplimiento de normas», opinó.

Requisitos que no se cumplen

Para cumplir con el giro de negocio, los propietarios están en la obligación de presentar algunos requisitos (cancelar pagos pendientes en el SRI, cerrar el Registro Único de Contribuyentes (RUC), cancelar la patente municipal, Licencia Única de Actividades Económicas (LUAE), etc.).

Sin embargo, esta disposición no se cumple, advirtió Leandro Buratovich, presidente de la Agremiación de Restaurantes de Pichincha (Agrepi).

«La problemática surgió porque la pandemia suspendió temporalmente el funcionamiento de bares y empezaron a hacer restaurantes, para no quebrar sus negocios», resumió.

Buratovich, quien también es dueño del Restaurante Sur, reiteró que no está en contra del cambio de razón social de los negocios, pero mencionó que no hay controles para regular su funcionamiento. «El problema es de las autoridades que no dan soluciones y no son creativos», dijo.

Más problemas que detectaron los dueños

Agrepi se conformó en 2020, poco después de las medidas de confinamiento, que obligó a suspender gran parte de las actividades comerciales, entre ellas de comida y bebidas.

De momento, el gremio congrega 80 marcas que reúne a más de 300 establecimientos en la provincia. En reuniones de trabajo, los integrantes de esta organización advirtieron otros problemas.

Uno de ellos es que no se ha definido el horario de atención para estos locales, indicó Buratovich.

Por ello se van a reunir con la Secretaría de Productividad para definir los horarios, así como el aforo en cada local.

El representante indicó que hay restaurantes que se rigen bajo el Ministerio de Turismo y abre libremente, pero hay otros que se rigen bajo la Intendencia.

Estos últimos operan bajo modalidad de discotecas, pero no han hecho los papeles o no han pagado los impuestos del Ministerio de Turismo, explicó Buratovich.

Andrés Camacho, vicepresidente de Agrepi, agregó que este fin de semana, la Agencia Metropolitana de Control (AMC) les indicó que solo podían operar hasta las 00:00, situación que no está clara. «No hay nada que diga que solo se puede operar hasta la medianoche porque ya no estamos en estado de excepción. La Ordenanza Municipal permite atender hasta las 03:00″, explicó.

Buratovich indicó que también exigen que se elimine la firma del círculo de confianza. Es decir, cuando ingresaban más de cinco personas tenían que firmar una hoja con sus datos, para que se responsabilicen en caso de contagio. «Los clientes protestan por esa medida», expresó.

Carlos Alberto Araujo, dueño del Restaurante Tower Valle el Escondite Sour, reiteró que no se trata de una rivalidad o competencia desleal entre bares y discotecas, sino de mantener vigentes los controles. (GCA)

74 Procesos sancionatorios levantó la AMC

Entre el miércoles 8 y el domingo 12 de septiembre, la AMC ejecutó inspecciones en bares, karaokes y discotecas, en cumplimiento del Plan Piloto de reapertura de estos locales.

En total se ejecutaron 90 operativos a cargo de un contingente de 160 funcionarios que inspeccionaron 99 locales.

En esa línea, la AMC levantó 74 procesos sancionadores, principalmente por inconsistencias o falta de la Licencia Única de Actividades Económicas (LUAE).

Además, se clausuraron siete establecimientos que incumplían la normativa metropolitana.

Las zonas donde se presentaron mayores inconvenientes son Eloy Alfaro, Eugenio Espejo, Calderón y Quitumbe