Los nuevos trolebuses eléctricos que circularán en la capital son silenciosos, inclusivos y privilegian la seguridad. Aquí te contamos cómo serán. Este miércoles 12 de febrero llegaron a Quito los primero cinco trolebuses de los 59 que están en Manta.
Este miércoles 12 de febrero llegaron a Quito los primero cinco, de los 59 trolebuses eléctricos que se encuentran en Manta. El 18 de enero llegó el primero, por lo que en Quito ya se encuentran seis de los 60 trolebuses eléctricos que Quito adquirió para renovar la flota que ya cumplió su vida útil. Los otros 59 llegarán de cinco en cinco a partir de esta semana. Se prevé que para inicios de abril todas las unidades estarán circulando por la ciudad.
A diferencia de los trolebuses anteriores, comprados en 1995 y 1999, que eran híbridos y requerían diésel además de electricidad para operar, los nuevos vehículos son 100% eléctricos. Incorporan baterías integradas que les permiten funcionar sin depender constantemente de las catenarias, conocidas como antenas del trole, lo que les otorga mayor autonomía y flexibilidad en su operación.
Funcionamiento y autonomía
Una de las principales innovaciones de los trolebuses eléctricos es la incorporación de baterías de respaldo con una autonomía de 75 kilómetros. Eso significa que seguirán operando incluso en caso de cortes de energía.
Según Xavier Vásquez, gerente de la Empresa Pública Metropolitana de Transporte de Pasajeros de Quito (Epmtpq), esta capacidad es equivalente a casi tres recorridos completos entre las estaciones El Recreo y El Labrador, garantizando la continuidad del servicio.
A pesar de esta independencia energética, Vázquez aseguró que el Gobierno Nacional ha garantizado el suministro eléctrico para el transporte público, evitando que el sistema se vea afectado por cortes de energía como los registrados en 2024.
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Seguridad para peatones y monitoreo en tiempo real
Los nuevos trolebuses cuentan con un sistema de seguridad avanzado, similar al implementado en el Metro de Quito. Cada unidad estará equipada con 20 cámaras de vigilancia, las cuales registrarán lo que ocurre en su interior, ayudando a prevenir hechos delictivos. Estas imágenes podrán ser utilizadas como prueba en caso de incidentes.
Además, contarán con sensores que detectarán si el conductor está distraído o presenta signos de fatiga, enviando alertas para evitar siniestros. También se implementará un sistema de advertencia para peatones, que emitirá una alarma si alguien se encuentra demasiado cerca del vehículo en movimiento.
Para reforzar la seguridad de los pasajeros, los trolebuses estarán conectados a un centro de control, a través de botones de pánico ubicados tanto en el interior del bus como en la cabina del conductor. Esto permitirá una respuesta inmediata ante emergencias.
Un sistema de transporte inclusivo
Otro aspecto de esta modernización es la accesibilidad. Los trolebuses cuentan con asientos preferenciales para personas con discapacidad, adultos mayores, niños y mujeres embarazadas. También se incluirán áreas especiales para sillas de ruedas y un espacio para bicicletas, facilitando la movilidad de todos los usuarios.
Para mejorar la experiencia de viaje, las unidades estarán equipadas con pantallas informativas que permitirán a las personas con discapacidad auditiva acceder a información visual sobre rutas y paradas. De igual manera, los anuncios de paradas y otra información relevante se emitirán por audio, beneficiando a los usuarios con discapacidad visual.
Además de ser más accesibles, estos trolebuses contribuirán a la reducción de emisiones contaminantes. Al ser 100% eléctricos, disminuirán la huella de carbono del sistema de transporte y reducirán en un 50% la contaminación auditiva en comparación con los buses a diésel.
Cambio cultural en el uso del transporte público
Más allá de la tecnología, las autoridades de la ciudad buscan generar un cambio en la cultura en los usuarios del transporte público en Quito. Vázquez destacó que el comportamiento de los ciudadanos en el metro es diferente al que tienen en el transporte en superficie. “En el metro hay más respeto por el espacio y las normas, pero en otros sistemas se ve un comportamiento completamente diferente”, señaló.
Para mejorar la convivencia y el respeto en el uso del trolebús se implementará la «Cultura Metro» en el sistema de transporte en superficie. Esta iniciativa incluirá campañas de concienciación y posibles sanciones para quienes no respeten las normas.
En este sentido, la Comisión de Movilidad del Concejo Metropolitano de Quito está trabajando en una ordenanza que establecerá regulaciones similares a las del Metro de Quito. La vicealcaldesa Fernanda Racines impulsa esta iniciativa, que busca fomentar el respeto y el buen uso del sistema.
Según Vazquez, en Quito, siete de cada diez personas utilizan el transporte público, la implementación de estos vehículos representa una mejora significativa en la calidad del servicio y mejora la experiencia para los ciudadanos. (EC)
Los 60 trolebuses tuvieron un costo de $35,3 millones.