Quito carece de identidad por culpa de la politiquería

Ilustración sobre los cambios de imagen en el Municipio.

El efecto de los cambios de la marca ciudad, en cada administración municipal, ha provocado una falta de identidad que pasa factura a la ciudadanía y los negocios. Los visitantes han bajado el promedio de tiempo de estancia y gastan menos. Un visitante nacional gasta $60 diarios en Quito y un extranjero, apenas, $100.

 Usted vive en Quito y un visitante, nacional o extranjero le pregunta ¿cuál es el eslogan de la ciudad? O ¿cuál es su festival o la actividad más representativa?, tal vez, la respuesta varíe entre uno y otro quiteño o, incluso, haya quienes no sepan qué decir.

Eso no significa que los quiteños sean malos ciudadanos. De hecho, ignorar lo que identifica a Quito es culpa de la politiquería y de la estrategia vanidosa del “borra y va de nuevo”, que le ha robado la identidad a la ciudad

 Quito ¿qué?

 Desde el retorno a la democracia, los logos y frases institucionales de Quito han cambiado con cada gestión entrante. En los últimos años eso se ha exacerbado por los políticos que sueñan con volverse caudillos.

Jorge Yunda, exalcalde, llevaba nueve días en funciones cuando buscó borrar lo que hizo el exalcalde Mauricio Rodas.

Así nació un logo con colores azul y rojo y la leyenda: ‘Quito grande otra vez’, aunque después también intentó posicionar el ‘Quito es mío’, con una imagen en la que resaltaba la imagen de Zeus, el perro de Yunda,, junto a elementos representativos de la ciudad como el monumento de la Mitad del Mundo.

Pero  Rodas también lo hizo, cambió la  imagen usada por su antecesor, Augusto Barrera y él con Paco Moncayo. Así pasó el nombre de ‘Quito, Distrito Metropolitano’ por ‘Quito, Alcaldía’, bajo un logo distinto.

Guarderas, pese a que sabía que su Alcaldía ‘encargada’ duraría 19 meses, también decidió poner su frase “Quito digno”.

Todos estos cambios administrativos no solo afectan a la identidad de los quiteños, sino que eliminan la posibilidad de construir y proyectar una marca ciudad, que permita a Quito posicionarse como atractivo turístico.

Pérdida de tiempo y dinero

Daniel Merizalde, magíster en semiótica y estudios del lenguaje, dice que este tipo de acciones representan una pérdida de tiempo y dinero, en cuanto a diseñar, elegir, implementar y posicionar un logo.

 Inclusive en obras como el Metro de Quito hubo hasta cuatro logos, hasta concretar el final que hace referencia al sistema integrado de transporte Trolebús. (AVV)

Impacto en el turismo

Édgar Valencia, licenciado en turismo y planificación territorial, señala que un proyecto turístico se establece a inicios de cada año y se planifica con un año de anticipación, de tal forma que el visitante planee ya el viaje; ese es el éxito de festividades posicionadas como los carnavales en Brasil o en Colombia, a los que asisten entre 500 mil y 700 mil visitantes.

Mientras tanto, en Quito no se superan los 190.000 visitantes. Uno de los eventos que tenía éxito y se descontinuó fue la Fiesta de la Luz que se instauró en 2018, durante la administración de Mauricio Rodas y congregó a 2,5 millones de asistentes.

Jorge Yunda, en un afán populista, propuso llevar la cultura a casa barrio, desvaneciendo totalmente la asistencia al Centro Histórico. Terminó con la Fiesta de la Luz que requería continuidad”, dice Merizalde.

Y es que inclusive las fiestas de Quito no consolidan un nombre: Augusto Barrera las llamó ‘Fiesta Q’; Mauricio Rodas la llamó ‘Quitonía’; Jorge Yunda las nombró ‘fiestas de la reconciliación’ y, finalmente, en 2021, Santiago Guarderas las llamó ‘fiestas de la reactivación’.

Otros festivales que no han logrado consolidarse han sido el QuitoFest, que se reactivó este 2022. Mientras que la Feria del Libro se realizó por dos lados: desde lo privado y desde el Municipio, que por primera vez la organizó y recibió críticas por parte de autores, libreros y público en general por la falta de información y deficiente señalética. La Secretaría de Cultura aún no ha hecho públicas las cifras de dicho evento. (AVV)

Un visitante nacional gasta unos $60 diarios en Quito y un extranjero $100.