La producción de maracuyá se duplica y cierra un exitoso 2022

Este año se ha alcanzado una producción de 65.457 toneladas. El 80% viene de pequeños productores en provincias como Manabí, Esmeraldas, Guayas, Santo Domingo de los Tsáchilas y Santa Elena.

La producción de maracuyá se ha convertido en una nueva oportunidad para que agricultores, sobre todo los más pequeños, puedan diversificar sus fuentes ingresos. que quiere diversificar.

Actualmente, el costo de producción por kilogramo de maracuyá fluctúa entre los 17 y 22 centavos, dependiendo del nivel de tecnificación del cultivo. Por otro lado, ese mismo kilogramo se puede vender en hasta 52 centavos. Eso quiere decir que el productor puede tener hasta un 200% de utilidad, lo que representan un margen mucho mayor que el de cultivos más tradicionales.

Como consecuencia, el número de toneladas producidas aumentó de 36.017 en 2021 a 65.195 en lo que va de 2022. La mayoría de hectáreas sembradas se concentran en las provincias de Manabí, Esmeraldas, Guayas, Santo Domingo de los Tsáchilas y Santa Elena.

El 80% de los 6.800 agricultores que cultivan esta fruta exótica son pequeños productores. En total, en el país actualmente existe 9.437 hectáreas sembradas. Solo en Esmeraldas, sobre todo en la zona de Quinindé, están ubicadas 2.200 de esas hectáreas.

Las exportaciones superan los $34 millones

El sector de exportación de esta fruta exótica todavía está en desarrollo, pero los mayores ingresos se registran con el valor agregado. Así, las ventas al exterior de maracuyá fresca, entre enero y septiembre de 202, sumaron $807.000 por 2.192 toneladas métricas.

La suma aumenta a $ 4.3 millones por las exportaciones de producto congelado principalmente a Países Bajos y Estados Unidos.

Sin embargo, los ingresos llegan a $29,1 millones cuando se tratada de elaborados en base a esta fruta, que en muchos casos sirve como materia prima para la industria alimenticia y de cosmética.

Por eso, se puede vislumbrar que el mayor potencial está en la transformación de la maracuyá y ese debe ser el objetivo tanto del Gobierno como del sector privado. Las utilidades de los agricultores se pueden potenciar aún más si se los incluye en una cadena de valor que no se quede solo en el cultivo.