Suiza exporta 40 veces más en café que Ecuador, sin cultivarlo

La producción de café sin tostar tiene baja rentabilidad
El 80% de la producción cafetera nacional está en manos de pequeños agricultores.

El país europeo tiene ingresos anuales de $3.000 millones debido al producto; mientras Ecuador no supera los $80 millones.

A pesar de estar dentro de los 20 mayores productores de café a escala mundial, Ecuador registra un promedio de $77.8 millones de ingresos por exportaciones de café en los últimos tres años.

En la otra orilla, Suiza genera alrededor de $3.000 millones anuales de exportaciones de ese producto, a pesar de que no tiene ni una hectárea de cultivo.

En otras palabras, Ecuador como productor cafetero obtiene casi 40 veces menos recursos de un negocio creciente y lucrativo.

Hace 15 años, el consumo mundial de café llegaba a los 131 millones quintales; pero ahora la cifra supera los 210 millones de quintales.

Durante 2020, este negocio movió más de $450.000 millones, pero el país participa del 0,017% de ese beneficio.

¿Qué se está haciendo mal?

El café ecuatoriano ha sido reconocido por su calidad; incluso una variedad producida en Loja se comenzó a comercializar este año en la cadena Starbucks.

Sin embargo, el mayor problema es que Ecuador se concentra en exportar café sin tostar; es decir, tal como sale del campo. Pero las mayores ganancias están luego de que los granos son tostados, empaquetados y vendidos de decenas de formas diferentes.

Una bolsa de café que se compra en cualquier mercado o supermercado es el equivalente a una camiseta; mientras que el grano de café es como el algodón en bruto

Países como Suiza se concentran en el proceso de transformación y aportación de valor; además de grandes estrategias de marketing.

Con bajos niveles de productividad y poco valor agregado, el resultado es que los pequeños productores ecuatorianos (representan más del 80% de las plantaciones) solo reciben, en el mejor de los casos, $0,02 centavos por cada tasa de café consumida en el exterior.

Además, la producción de café de Ecuador es de tan solo 300.000 sacos de 60 kg al año, en alrededor de 60.000 hectáreas, lo que equivale a menos de 7 quintales por hectárea; uno de los más bajos rendimientos de toda América Latina.

Círculo vicioso de la pobreza

Menos del 10% de los productores de café ecuatoriano accede a créditos formales. Esa falta de financiamiento hace que no puedan invertir en tecnología y en su mayoría trabajen para subsistir.

En otras palabras, hay miles de pequeños productores a través de minifundios, sobre todo en zonas rurales y empobrecidas; pero que sin recursos para invertir en tecnología y bienes de capital, no mejoran sus condiciones de vida y sus ingresos.

Si uno o varios quieren montar su propia planta de procesamiento de café, se necesita una importante inversión inicial. Además, al no apostar como países por actividades más complejas y de valor agregado, esos productores están más expuestos a las continuas variaciones de los precios internacionales del grano.

En Colombia, con el fin de reducir esa exposición, la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, a través del fondo nacional del café asegura la compra de la producción de todos sus miembros a precios de mercado. Eso representa entre 40% y 50% más altos de lo que conseguirían de manera individual.

No obstante, aunque eso ayuda no es suficiente, por lo que en los últimos años incursionaron en las cadenas de cafeterías Juan Valdés para incrementar la rentabilidad de los productores. (JS)

DATO.-  El 80% de los pequeños productores de café son pobres

DATO.- En Colombia, la industria del café representa el 0,7 % de la economía; en Brasil llega al 0,3%; y en Ecuador  no supera el 0,08%

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