Para que una empresa funcione hay que fijarse primero en su gente, dice Juan Pablo Grijalva, CEO de El Ordeño, invitado a Focus, un podcast de La Hora.
Una idea cambió a una parte del sector campesino y Juan Pablo Grijalva, CEO de El Ordeño, está detrás del sistema basado en tres pilares: empresarial, asociativo e incluyente.
¿De qué se trata? De identificar las zonas con mayores niveles de desnutrición y pobreza, pero con grandes potenciales de asociatividad, para establecer centros de acopio de leche, donde los pequeños productores se juntan, hacen economías de escala, venden al mejor postor y con el mayor precio posible; y además se capacitan para seguir creciendo.
Este modelo se creó hace 20 años y ha beneficiado a más de 6.000 familias en Carchi, Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Bolívar, Chimborazo, Napo y Pastaza.
Grijalva nos cuenta en Focus, un podcast de LA HORA, cómo nació esta idea y cómo ha sido la experiencia.
P: El camino más fácil ante situaciones que nos ponen a prueba es la queja. ¿Cuál ha sido su clave para seguir trabajando y crecer en una sociedad en la que parece que todo le juega en contra?
A los problemas no podemos verlos solamente como locales, sino como mundiales. Lo que vivimos es la consecuencia de muchísimas malas decisiones, en todos los estamentos, políticos sobre todo. No han hecho caso de los temas climáticos. Por ejemplo, tenemos sequía en el Amazonas y ¿cuándo nos hubiéramos imaginado el desierto del Sahara con una linda vegetación, porque ha llovido? El mundo está cambiando y eso es lo que debemos entender y obviamente Ecuador debe cambiar. Para eso, se deben dar muchísimas cosas, tanto en la parte legal como en la política y la económica.
Sin embargo hay una parte que debemos trabajar mucho más fuerte y es en la que nosotros nos enfocamos: en la gente. Debemos inculcarles un cambio, que busquen el bienestar como objetivo único, porque cuando la gente está bien, todo funciona.
P: ¿Cómo logró definir al bienestar como propósito del proyecto empresarial que tiene?
Vengo de una familia dedicada al campo y que estuvo involucrada en la banca. Mi padre fue gerente de un banco y tenía un eslogan: “banco con corazón” y era porque mucha gente no tenía acceso a créditos y les prestaba para que pueda desarrollarse. Nunca hubo un crédito vencido. La gente aprovechaba. Ahí aprendí a tratar de vivir en una comunidad pacífica.
Luego decidimos hacer empresas y fracasamos; pero El Ordeño viene con otra visión distinta y eso nos permite seguir adelante.
P: ¿Qué aprendió de la quiebra?
Uno tiene que saber ubicarse, conocer cuáles son sus escalas y tener claro un propósito. Antes lo hacía con el propósito de vender leche, pero la competencia era complicada. Aprendimos que el propósito tiene que ser más noble y ahí entramos al propósito de generar bienestar en toda la cadena de valor.
P: ¿Qué hace falta para arriesgarse, dejar de subsistir y prosperar?
La autoestima, sino no hay desarrollo que valga. Para que las personas tengan voluntad hay que hacerles saber lo importantes que son. Y eso ha pasado muchísimo en las clases de base indígenas, que no han sido visibles, que no han estado en el mercado convencional, siempre han estado en lo informal, viviendo de intermediarios o viviendo de chulqueros. Y ahora peor, viviendo de la fuerza que están poniendo las bandas mafiosas, sobre todo para reclutar a gente joven.
Entonces eso es muy malo, pero la única forma de contrarrestar eso es generando esa autoestima en la gente. Nosotros lo que hacemos es trabajar en eso primero, antes que en la infraestructura.
Luego se necesita tener una esperanza. Desgraciadamente, en Ecuador las esperanzas se truncan porque muchas cosas dependen del gobierno. Es una posición en la que el Estado ha tomado parte de todo en decisiones.
P: ¿De dónde sale esta idea para hacer las cosas diferentes?
Cuando el propósito está claro se vuelve sustentable. Siempre ver en cualquier circunstancia cómo hacer para estar mejor. Obviamente no es fácil y tampoco lo es contar con colaboradores que tengan esta mentalidad, porque la mentalidad que tenemos es de cuánta plata hice, en muchos casos.
En este episodio se trataron otros temas, como:
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- Nueva Zelanda, un ejemplo de cómo salir del subdesarrollo.
- El Ordeño como parte de las empresas B: ¿qué significa y cómo mejora a las personas?
- Mujeres en el campo no sabían de la existencia del cáncer.
- Cómo contagiar la cultura del liderazgo en las empresas.
- Cuando los accionistas decidieron perder y salvar a pequeños productores en pandemia
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