El Plan de Seguridad de Guillermo Lasso recoge las mayores amenazas para el Ecuador

Guillermo Lasso, presidente del Ecuador.

El ‘Plan Integral para la Seguridad y la Paz’ se conoce a cuentagotas. Pero guarda una defensa del Estado que implica revertir el pasado. Conozca los detalles.

“Que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha”. Ese es un versículo de la Biblia, del evangelio de San Mateo, que puede describir lo que se mostró en la última entrevista del presidente de la República, Guillermo Lasso.

El mandatario, con el periodista Carlos Vera, y más allá de las anécdotas del sonidista agredido o de las acusaciones de preguntas insidiosas, dejó ver que Guillermo Lasso maneja los hilos del poder a la perfección en medio de una crisis política que tiene las cifras de aceptación entre el 17% y el 28%.

El Presidente Lasso conoce con claridad lo que está sucediendo a su alrededor. Y desarmó las críticas acerca de su falta de capacidad para gobernar y gestionar el país.

Con una mano deja ver lo que quiere que vea el país. Y con la otra hace otras movidas que son opacadas o, simplemente, ‘reservadas’.

Lasso ha mantenido más reuniones de las que se conocen públicamente, como la que reveló con Bill Clinton y los bancos de inversionistas en Estados Unidos.

Algo fundamental es cómo se ve a sí mismo. Para Lasso su Gobierno no es de transición, es reformador. Y en una sola palabra definió lo que quiere ser su mandato. Provocar cambios identificando las rupturas, como la libertad de expresión y la misma consulta popular, con amplia aceptación según Cedatos e Ipsos.

Hay algo cierto: ha perdido pocas batallas. Incluso las que ha ‘ganado perdiendo’, como la ley con la que estableció más impuestos.

Una mano sabe de los planes y acciones que conocen y ejecutan sus ministros. La otra, diseña planes, que solo están en conocimiento de pocos de sus colaboradores.

Dos horas de entrevista sirvieron para retratar a un mandatario con las dos manos expuestas, por su propia decisión.

Así quedaron a la luz las estrategias en varios ámbitos. La principal, y la que ocupó la mayoría del tiempo de la entrevista con Vera, fue la de seguridad. Lasso ofreció referencias sobre el ‘Plan Integral para la Seguridad y la Paz’.

Esta es la apuesta del Presidente para enfrentar el mayor problema del país, identificado desde las entrañas del Gobierno y de las fuerzas de seguridad: el narcotráfico.

La cadena de producción, elaboración, transporte, distribución, economía ilegal, el efecto de corrupción, el golpe a la democracia, adictos y asesinatos, están golpeando duramente al país.

Este Diario conoció más detalles de los que expuso en esa entrevista. Es un plan de 5.000 millones de dólares, de los cuales 50%, son para la Fuerza Pública. Que tiene bases que son públicas y ampliamente debatidas: el riesgo de la injerencia de Rusia en América Latina, la del Grupo de Puebla y el Foro de Sao Paulo, más la presión de dos carteles de narcotráfico (Sinaloa y Jalisco Nueva Generación).

Por el norte del país, donde se produce el 74% de droga en el mundo (de un total de 1.982 toneladas en 2020), tenemos una frontera vulnerable, donde, incluso, en Colombia se han relajado los operativos de seguridad para controlar las plantaciones de coca por la búsqueda de la paz y hay cruentas disputas por el control del territorio por los narcoguerrilleros.

Pero el sur no es menos peligroso para Ecuador. Se han identificado 17 laboratorios de droga en Palora, en Perú, más el tráfico de armas y explosivos, y el contrabando. La tenaza aprieta fuerte por ambos lados. La palabra para el futuro, que utilizó una alta fuente del Gobierno, es que esto se va a “desbordar”.

Esta combinación es nefasta para el país que, según fuentes gubernamentales y militares, ha sufrido una progresiva disminución en su capacidad de respuesta, en especial en la era del correísmo.

¿Cómo? Con la eliminación de la Base de Manta donde operaban militares estadounidenses, eliminación del Consep (institución que se encargaba del combate estratégico a las drogas y el lavado de dinero), desaparición de la Base Militar de Arenillas (área miliar que tenía 11 destacamentos, cerca de Perú), la eliminación de la Unidad de Investigaciones Especiales (UIES) de la Policía y la vigencia de la tasa de consumo mínimo que ayudó a los microtraficantes.

Incluso, la vulneración a la disciplina en la Fuerza Pública y el desarme de las fuerzas de Inteligencia.

El resultado, para las autoridades, es el que vemos: descontrol en las cárceles, incremento de incautaciones y alta conflictividad urbana.

El Plan Estratégico apunta a una contención de la criminalidad, con la colaboración de Estados Unidos, en el período de Lasso. Y luego, la estabilización.

El país no cuenta con esa cantidad de dinero, que sería un inicio, para enfrentar al narcotráfico. Por eso, el presidente Lasso mencionó en la larga entrevista la necesidad de apoyo internacional y que no sea deuda. Los contactos diplomáticos son muy relevantes en los próximos meses.

El plan cuenta con buenos comentarios desde Estados Unidos. Y eso brinda esperanza a las autoridades.

Por eso, la ceguera fatal resultante del poder, habitual, no lo es tanto en el Gobierno de Lasso. Algo diferente es que al Presidente no le gusta sentirse victorioso, ni siquiera celebrar los triunfos.

Sin embargo, ante un ‘auditorio’, en especial el de redes, adicto a anuncios rápidos y duros, producto de un reciente estado de propaganda, se mostró distinto.

El ejercicio sirvió para ofrecer un urgente liderazgo. Es más, el Presidente tomó la entrevista como un relanzamiento de su Gobierno, exponiendo las dos manos. (JC)

 

Macará, uno de los principales cantones para el tráfico ilegal de armas