Según el FMI y el Banco Mundial, en promedio, la delincuencia y la inseguridad generan pérdidas de al menos 3% del Producto Interno Bruto (PIB) a lo largo de toda la economía (no solo empresas) en un país como Ecuador. Un aumento del 10 % en los homicidios reduce la actividad económica en alrededor del 4 %, pero rebajar a la mitad las tasas de homicidios podría impulsar la actividad un promedio del 30 %.
La delincuencia y la violencia, en muchos casos vinculada a grupos organizados con tentáculos en el narcotráfico, es un obstáculo clave para hacer negocios en países como Ecuador.
Según un reciente estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI), los costos directos, que se traducen en pérdidas debido al crimen y el gasto de las empresas en seguridad, se estiman en alrededor del 7 % de las ventas anuales.
En otras palabras, al menos 7 centavos de cada dólar que generan los negocios en países como Ecuador se van en la pérdida de ventas y gastos adicionales relacionados con la inseguridad. El impacto se multiplican en los micro y pequeños negocios, donde el costo puede llegar al 60% de las ventas.
El costo directo del crimen y la inseguridad promedió en la región un 3,44 % del PIB, una cifra que «equivale al 78 % del presupuesto de educación pública de la región, es el doble del gasto en programas de asistencia social y doce veces la inversión en investigación y desarrollo«, apuntó en un encuentro con medios Nathalie Alvarado, coordinadora del área de seguridad ciudadana y justicia del BID.
Eso solo es una fracción de la carga real de la delincuencia y la violencia. Los costos son mucho más altos cuanto más alta es la tasa de delincuencia.
«Pero estas cifras no son solo números. Representan recursos que podrían usarse para construir comunidades fuertes, fomentar la innovación y mejorar el mantenimiento en nuestra región», añadió Alvarado.
Menos calidad de vida, ingresos y crecimiento
FMI recalca que la delincuencia conlleva costos directos como la pérdida de vidas, la reducción de la calidad de vida, el aumento del gasto público en servicios de prevención y control y gastos de seguridad en el sector privado.
Ese multilateral calcula que un aumento del 10 % en los homicidios reduce la actividad económica en alrededor del 4 % y que rebajar a la mitad las tasas de homicidios podría impulsar la actividad un promedio del 30 %.
Aunque el delito violento y la inseguridad son cuestiones clave a nivel nacional, para la mayoría de países como Ecuador los indicadores ocultan enormes disparidades internas.
Así, los homicidios tienden a concentrarse en áreas cercanas a las fronteras nacionales, la infraestructura de transporte clave y las zonas costeras, y se dan más frecuentemente en ciudades y regiones donde las poblaciones son más jóvenes y menos educadas.
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La situación se agrava cuando hay presencia de delincuencia organizada y de tráfico de drogas, con la existencia de cárteles. En México, por ejemplo, los costos son cuatro veces más altos para las empresas que denuncian la existencia de bandas delictivas en sus inmediaciones.
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Para mejorar la vida de los ciudadanos, Rafael Espinoza, subdirector de división del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, «es fundamental que los responsables de las políticas aborden la delincuencia violenta y la inseguridad en la región».
En la institución recomiendan una serie de recetas, entre ellas promover el crecimiento inclusivo. «Las medidas que promuevan la estabilidad macroeconómica, la inclusión social, el acceso a oportunidades laborales para los trabajadores jóvenes y las mejoras en el estado de derecho son importantes», señaló.
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Además, los gobernantes deben asegurarse de que el gasto en seguridad sea eficiente. «Las revisiones públicas pueden ayudar a fortalecer las instituciones de justicia penal, combatir la corrupción y el lavado de dinero y mejorar la cooperación entre todos los niveles de gobierno, lo que será crucial», señaló.
Para el BID, por su parte, si bien se ha avanzado en la comprensión de los costos de la delincuencia, aún queda mucho por hacer y, por ejemplo, son necesarias metodologías sólidas para cuantificar los costos directos e indirectos de la delincuencia y la violencia.
«Los gobiernos, con apoyo internacional, deben redoblar los esfuerzos para combatir el delito y la violencia», señala en su informe. La evidencia muestra que «la prevención dirigida y los sistemas de seguridad y justicia efectivos son clave para un cambio duradero». (JS)
DATO.- En América Latina y el Caribe, se producen un tercio de los homicidios del mundo pese a que solo cuentan con el 8 % de la población mundial.