La campaña electoral acecha a la economía

HECHO. El presidente Guillermo Lasso podría haber abierto una caja de pandora con la muerte cruzada.
HECHO. El presidente Guillermo Lasso podría haber abierto una caja de pandora con la muerte cruzada.

Los meses de incertidumbre que le quedan a Lasso se pueden transformar en una vorágine de gasto y campaña con el próximo Gobierno de año y medio. La economía sufre estragos.

La economía se basa en la confianza y la certidumbre, tanto para invertir como para generar empleo. Sin embargo, con la muerte cruzada y las elecciones anticipadas se establece una etapa de incertidumbre y desconfianza para Ecuador.

Desde el lado de los inversionistas internacionales y las bancas de inversión, se proyectan dos etapas que van desde la parálisis hasta la campaña permanente; donde la inestabilidad no se soluciona con la elección de un nuevo gobierno para administrar un Estado en crisis por año y medio.

A través de un último reporte, Moody’s Investors Service’s, que es una banca de inversión estadounidense, determina que la muerte cruzada marca el inicio de un período de “gran incertidumbre” tanto política como económica.

La parálisis

Moody’s apunta a que no está claro el desenlace de la convocatoria a elecciones anticipadas, debido, en primer lugar, a que es la primera vez que este escenario se produce en Ecuador.

En segundo lugar, de acuerdo con Jaime Reusche, vicepresidente de Moody’s, la incertidumbre se profundiza porque toda la clase política nacional tiene bajos niveles de aprobación

Esta situación «provocará una parálisis de la agenda económica»; a pesar de que el Gobierno de Guillermo Lasso puede emitir decretos ley de emergencia económica hasta que se elija a un nuevo presidente.

Esos decretos ley, como ya analizó LA HORA, deben ser limitados y no apuntar a cambios estructurales.

Pero, además, su vigencia no solo depende del visto bueno de la Corte Constitucional (CC); sino que pueden ser radicalmente modificados e incluso derogados por la próxima Asamblea que se elegirá durante la primera vuelta electoral del 20 de agosto de 2023.

Así, las reglas del juego emitidas durante el periodo previo a las elecciones anticipadas pueden quedar en nada en poco tiempo.

El resultado es que las grandes decisiones económicas y de inversión quedan en suspenso; con lo que obras y proyectos se retrasan con un golpe directo a la economía.

Campaña permanente

Luego de pasar la etapa de parálisis hasta las elecciones anticipadas, la situación no necesariamente mejorará porque, con un horizonte de apenas año y medio de Gobierno, el próximo presidente (sea quien sea) tendrá todos los incentivos para dedicarse a una campaña permanente. El objetivo será ser el primero en carrera para optar por un periodo presidencial completo en 2025.

En este contexto, los mercados e inversionistas internacionales temen que el nuevo mandatario se embarque en una ola de aumento descontrolado del gasto público y un mayor endeudamiento a altas tasas de interés.

Esa mezcla puede producir creciente popularidad a corto plazo; pero problemas económicos y sociales a mediano plazo.

«La materialización de estos riesgos, junto con nuestra preocupación de larga data sobre la futura capacidad de pago, seguirán afectando la calidad crediticia de Ecuador y aumentando la percepción de riesgo por parte de los inversionistas”, aseguró Reusche.

La historia reciente de Ecuador, durante periodos preelectorales, apunta a que los gobiernos en ejercicio disparan el déficit fiscal con miras a quedarse en el poder.

Así, por ejemplo, durante la década correísta, durante los años de elecciones, el déficit fiscal (más gastos que ingresos) fluctuó entre $6.000 millones y más de $8.000 millones.

Ese tipo de desequilibrios, que se pueden replicar con un Gobierno candidato durante año y medio, provocan ajuste forzados, caída de la inversión pública, reformas tributarias con más impuestos y crisis económica a mediano y largo plazos.

Roberto Domínguez, economista y consultor internacional, puntualizó que la acumulación del malgasto público es uno de los principales factores que ahuyenta la inversión porque se sabe que los desequilibrios se pagan con cambios abruptos de las reglas del juego: más trabas y costos para emprender y producir. (JS)

El historial de mal pagador (11 veces desde que es república), junto con la inestabilidad política y económica, hacen que la calificación crediticia de Ecuador sea Caa3, es decir alto riesgo para el financiamiento y la inversión.
El total de deuda externa que se debe pagar en 2023 es de $3.036 millones.

Volver a las viejas prácticas

Según Fidel Jaramillo, secretario general del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR), uno de los principales miedos a nivel internacional, durante la transición de año y medio hasta las elecciones de 2025, es que se opere un cambio legal que permita el financiamiento del Banco Central al Gobierno.

“Sería un riesgo significativo, que amenazaría la estabilidad de la propia dolarización”, dijo.

Es decir, la economía se dirigiría de vuelta a las viejas prácticas de utilizar el Banco Central como caja chica para el gasto público, bajo el discurso de que las necesidades del país son urgentes y no se puede estar guardando el dinero.

Sin embargo, un freno a la escalada del gasto podría venir de la realidad de que Ecuador tiene restringido acceso a préstamos, incluso de organismos multilaterales, y otras fuentes de financiamiento podrían resultar demasiado caras.

‘Inestabilidad del país compromete planes de inversión de Quito’

A ocho días de haber sido posesionado alcalde de Quito, Pabel Muñoz se ha mostrado preocupado por la inestabilidad política que vive el Ecuador, tras decretarse la muerte cruzada y, con eso, anticipar las elecciones.

El impacto – resaltó Muñoz– está ligado a los planes de inversión extranjera para la capital.

“Yo hice esfuerzos antes de entrar (alcaldía). Visité Nueva York (Estados Unidos), visité México, estuve en Colombia, en todos anunciando el proyecto de inversiones de la ciudad. Pero claro, las inversiones que quieren llegar después se preguntan: ‘pero ahí hay una muerte cruzada, conviene o no conviene’”, dijo.

Muñoz, quien es considerado uno de los perfiles más fuertes del correísmo, descartó el dejar la Alcaldía, por ser candidato presidencial. “Yo soy el alcalde de Quito y ese es mi plan por los siguientes cuatro años”, agregó. (AVV)