Pachakutik se revuelve entre escándalos y disputas internas

El movimiento ha tenido que salir varias veces al paso de denuncias y problemas.
El movimiento ha tenido que salir varias veces al paso de denuncias y problemas.

El Observatorio Legislativo de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo considera que este escenario era predecible desde el inicio del actual periodo legislativo.

A pesar de que en las elecciones de febrero de 2021 Pachakutik alcanzó una votación histórica y obtuvo a escala nacional 27 legisladores, convirtiéndose en la segunda fuerza política en la Asamblea, hoy el movimiento se debilita y las disputas internas lo fraccionan.

Este fin de semana, el presidente Guillermo Lasso mencionó a los asambleístas Édgar Quezada, Celestino Chumpi, Cristian Yucailla, Rosa Cerda y Gisella Molina, como los presuntos solicitantes de beneficios económicos a cambio de votar a favor del proyecto de Ley de inversiones, que fue rechazado y archivado en la Asamblea el 24 de marzo.

A esta nueva crisis de la agrupación política se suma la que ocurrió, por ejemplo, en julio de 2021 cuando Rosa Cerda, legisladora por el Napo fue cuestionada y luego sancionada por el Comité de Disciplina por decir en un discurso: “…si roben, roben bien, justifiquen bien…”.

Desde el Observatorio Legislativo de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo se piensa que este escenario era predecible desde el inicio del actual periodo legislativo.

Marcelo Espinel, director del Observatorio, dijo que la llegada de algunas organizaciones políticas con un número sorpresivo de asambleístas permitía determinar que muchos de ellos no estaban completamente alineados al proyecto político de esas agrupaciones ni venían desde las bases, por ejemplo, de Pachakutik. Añadió que muchos era personas que fueron candidatos por su potencial individual para conseguir votos.

La debilidad específica de esa agrupación es visible actualmente en dos situaciones: la existencia de un grupo de ocho legisladores, autodenominados “rebeldes”, que están empeñados en evaluar la gestión de su coidearia Guadalupe Llori.  Y el hecho de que a pesar de que el movimiento tiene la presidencia de la Asamblea, no logran articularse como una bancada sólida.

Al final, Espinel dejó abierta la interrogante: ¿Pachakutik habrá tenido procesos adecuados de democracia interna para seleccionar a los mejores cuadros para ocupar cargos? ¿Y controles internos disciplinarios bien hechos y exigentes? (SC)