Obispos de Ecuador respaldan a perseguidos por el Gobierno de Nicaragua

APOYO. Episcopado mostró su respaldo y solidaridad a la Iglesia en Nicaragua

Pidieron al gobierno de Daniel Ortega respetar los derechos de pensar y expresarse de de forma distinta y no la imposición de un pensamiento único
La Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) expresó su solidaridad con el pueblo de Nicaragua, del que señaló que «sufre la persecución de los poderes del Estado y que ha sido condenado con el destierro o la cárcel» por el Gobierno del presidente Daniel Ortega.
«Los que ayer lucharon contra una dictadura asesina imitan hoy lo más vil y ruin de aquello que prometieron erradicar», señaló en un comunicado el episcopado ecuatoriano en referencia al presidente Ortega, a cuyo Gobierno solicitó no imponer su pensamiento único.
Los obispos del país andino enviaron palabras de aliento para los laicos, sacerdotes, religiosos y obispos que «han sido juzgados y sentenciados por proponer los valores del evangelio, como la verdad, la libertad y la justicia».

De manera particular mencionaron el nombre de Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí, condenado el pasado 10 de febrero a 26 años y 4 meses de prisión por delitos considerados traición a la patria.
En el comunicado expresan además la necesidad de que se «respeten los derechos de pensar y expresarse de distintos modos, tal como son reconocidos por la comunidad internacional e incluso por el Estado nicaragüense».
Asimismo, exhortaron a los sectores populares de Nicaragua a que defiendan «su derecho a vivir con dignidad y no se dejen manipular por ningún sistema político y económico totalitario que promete erradicar la pobreza, la corrupción y la violencia, pero que no lo hace para mantenerse en el poder».
Nicaragua atraviesa una crisis política y social desde abril de 2018 que se ha acentuado tras las controvertidas elecciones generales del 7 de noviembre de 2021, en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión o en el exilio.

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