Con la segunda vuelta presidencial acercándose, Daniel Noboa y Luisa González presentan dos modelos económicos contrastantes. Noboa propone continuidad y apertura al mercado, mientras González apuesta por intervención estatal y el uso de reservas.
Con la segunda vuelta presidencial a la vuelta de la esquina, las propuestas económicas de Daniel Noboa, de Acción Democrática Nacional (ADN) y Luisa González, de la Revolución Ciudadana (RC) marcan diferencias clave que han captado la atención de inversionistas internacionales y bancos de inversión. Ambos candidatos coinciden en mantener, al menos por ahora, la dolarización y en respetar el acuerdo con el FMI, pero sus estrategias para la economía de Ecuador muestran caminos divergentes.
El enfoque económico de Daniel Noboa: continuidad con reformas estructurales
El equipo económico de Noboa plantea una línea continuista, manteniendo el actual acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y respetando los compromisos de pago de deuda externa. Sus principales medidas serían:
-Revisión de subsidios: especialmente al diésel, para racionalizar el gasto público.
–Reforma tributaria estructural: Noboa busca reemplazar los impuestos temporales implementados durante la crisis de seguridad con una reforma que amplíe la base impositiva y aumente los ingresos de manera permanente.
-Disciplina fiscal: continuar con la meta de reducir el déficit fiscal, manteniendo una buena relación con los organismos multilaterales como el FMI y el Banco Mundial, claves para el financiamiento del país.
El enfoque económico de Luisa González: intervención y uso de reservas
La propuesta de González y su equipo, que incluye a economistas como Carlos de la Torre, Marco Flores y Fausto Herrera, busca reactivar la economía con un enfoque más intervencionista y social. Entre las medidas que suenan dentro de su plan están:
-Uso de reservas del Banco Central: Aunque no existen consenso dentro del correísmo, cuadros como De la Torre no están a favor, la Revolución Ciudadana mantiene sobre la mesa la idea de gastarse las reservas internacionales para financiar al Estado, a través de mecanismos como los ecuadólares. Esto preocupa a los mercados internacionales en vista de lo que ha pasado en países como Bolivia.
-Reducción del IVA: Como vía para dinamizar la economía interna, se propone bajar el IVA del 15% al 12%; aunque generaría presión adicional sobre los ingresos fiscales.
-Deuda interna y préstamos con petróleo como colateral: Se plantea acudir nuevamente a mecanismos como financiamiento con recursos del BCE (excedentes de liquidez) o buscar préstamos con respaldo petrolero, es decir, las llamadas preventas petroleras.
–Reactivar el dinero electrónico estatal: Esta es una propuesta que genera desconfianza por su potencial riesgo para la dolarización. Aquí de lo que se está hablando es de los ecuadólares o la “dolarización a la ecuatoriana”.
-Posible acercamiento al Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS: Se menciona como alternativa a los organismos tradicionales, aunque con dudas sobre la capacidad real de financiamiento de esta vía.
El dilema de la dolarización y el financiamiento externo
Aunque González afirma que mantendría el acuerdo con el FMI, medidas como tomar reservas del Banco Central o relanzar un sistema de dinero electrónico estatal podrían alejar al país de la senda acordada con el multilateral.
Mientras Noboa apuesta por un enfoque más ortodoxo y favorable al mercado, González presenta una opción que recuerda al correísmo de la década pasada, con propuestas que generarían mayor intervención estatal en la economía y el riesgo de tensionar la relación con los organismos multilaterales, sobre todo por la alta dependencia de Ecuador a ese tipo de financiamiento.
La elección del 13 de abril no solo definirá al próximo presidente, sino dos modelos de gestión económica con implicaciones directas sobre la estabilidad fiscal y la confianza de los inversionistas. (JS)
¿Un correísmo menos estatista en el poder?
Una versión que se aparta del análisis tradicional es la que el economista y fundador de Prófitas, Sebastián Hurtado, explicó durante el conversatorio por la Ecuadorean American Association y titulado ‘Elección presidencial de segunda vuelta en Ecuador’.
Hurtado dijo que, si bien Noboa implementaría un modelo de mayor apertura a la inversión privada si gana la reelección, el correísmo nuevamente en el poder no sería el mismo de la bonanza petrolera.
“Un Gobierno de Luisa González podría parecerse más al correísmo de 2015 a 2017, es decir, el que firmó el acuerdo comercial con la Unión Europea y buscó más participación privada”, acotó.
En otras palabras, si bien no sería un modelo liberal, y mantendría características del estatismo correísta de toda la vida, no se podría implementar el mismo modelo de 2007 a 2014.
A pesar de este tipo de visiones, un riesgo país que ha fluctuado en las últimas semanas entre 1.400 y 1.500 puntos (el tercer nivel de riesgo más alto en América Latina) habla claramente de que existen dudas e incertidumbre en los mercados internacionales y los organismos multilaterales sobre un posible gobierno correísta.
Durante el espacio de entrevista Hora25 de Teleamazonas, el candidato a la vicepresidencia del correísmo, Diego Borja, aseguró que en los últimos días estuvo en Estados Unidos y se reunió con multilaterales para explicar el modelo que se basa en “proteger la producción nacional y utilizar los excedentes del Banco Central en inversión”.
Borja aseguró que se va a tener que renegociar las deudas y los acuerdos de financiamiento que tiene Ecuador.
“En estos últimos días he tenido conversaciones con tenedores de bonos y organismos multilaterales. Hemos dicho que vamos a tener que sentarnos a conversar con FMI, Banco Mundial, BID, CAF para mirar temas de plazos (deuda pública). El Ecuador va a pagar; pero para pagar deben dar un respiro que permita tener los recursos”, apuntó.