El hecho de que la asistencia presencial no sea obligatoria aún, redujo la presencia de alumnos y padres de familia en el transporte municipal.
La Estación El Labrador del Trolebús, en el norte de Quito, no registró más movimiento que el habitual, en las primeras horas del año lectivo 2021-2022. Así se pudo observar durante un recorrido efectuado por Diario La Hora este 1 de septiembre de 2021.
En años anteriores a la pandemia -cuando no estaba implementado el teletrabajo ni el distanciamiento social o medidas de bioseguridad-, la Empresa de Transporte Público de Quito trasladaba a alrededor de 200.000 personas diarias.
En la Estación El Labrador operan ocho rutas alimentadoras: Carcelén, Rumiñahui, Kennedy – Edén, Comité del Pueblo, Los Laureles, Cotocollao, El Cisne – Zabala, Llano Grande.
En la actualidad, la concurrencia a este punto de interconexión es de alrededor del 60% de lo habitual, según estimaciones de la entidad. Y la situación no cambió en este primer día de clases. En el lugar se observó cómo la acogida fue menor en esta jornada.
Antes de la pandemia por Covid-19, en los inicios de clases, «los buses pasaban llenos, los niños, las madres recibían maltratos con tal de ir a las escuelas«, recordó Remigia Ordóñez, usuaria del Trolebús. En esta ocasión, dijo la mujer dijo que no notó la presencia de niños o adolescentes.
Sergio Rivas, otro de los usuarios, agradeció que sus dos hijos reciban clases en su hogar, pues así no tienen que tomar el bus. «Es mucho maltrato en los buses. Entre la gente se pisaba, se empujaba… Hoy solo se levantaron temprano y vieron la inauguración en la casa», opinó.
Personal de la Estación estimó que los buses alimentadores llegan con el 90% de su capacidad, pero las unidades del Trolebús, no superan el 75% de su capacidad, para respetar las normas de bioseguridad.
El personal indicó que el distanciamiento social depende de los ciudadanos y del respeto a las normas de bioseguridad. (GC)
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