Movilidad eléctrica no atrae en Ecuador

IMPACTO. La movilidad eléctrica todavía no despega en Ecuador.
IMPACTO. La movilidad eléctrica todavía no despega en Ecuador.

En Ecuador existen 34 electrolineras, pero otros países de la región, con incluso menor población, alcanzan más del triple de esa capacidad.

De cada cien vehículos que se comercializan al mes en Ecuador, 4 son eléctricos o híbridos. Aunque ha habido un repunte en 2021, las cifras de la movilidad sostenible en el país todavía son mínimas.

Según el último reporte de la Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador (Aeade), en junio y septiembre de 2019 se alcanzaron las mejores ventas. Sin embargo, incluso en esos buenos meses, el número de autos híbridos llegó a un pico de 504 sobre un total de más de 12.000 comercializados. En el caso de los completamente eléctricos, el máximo fue 80 unidades.

El precio y la poca oferta de electrolineras o puntos de carga están entre las principales limitantes para que ganen más terreno las opciones de movilidad limpia en el país.

Así, por ejemplo, en el mercado están disponibles once modelos de autos eléctricos, correspondientes a siete marcas (Nissan, Kia, MG, Zhidou, BYD, Dayang y Kaiyun).

Sin embargo, las opciones más baratas no cuestan menos de $25.000, con una autonomía máxima de 400 kilómetros antes de necesitar recarga.

Para un taxista, o una persona que hace un uso extensivo de su vehículo, una alternativa tradicional (a gasolina o diésel) puede encontrarse en  $14.000.

Falta infraestructura

María Paulina Romo, representante del Grupo Entregas, expresó que Ecuador está muy lejos de tener los niveles mínimos de puntos de carga para ir hacia una masificación de la movilidad sostenible.

“Puede haber el compromiso de los proveedores para ampliar la oferta de vehículos eléctricos, pero no necesariamente las ciudades están listas”, dijo.

A lo largo de todo el país, el número de electrolineras instaladas y operativas llega a 34. Más del 95% están concentradas en Quito y Guayaquil.

Países con menos población como Uruguay y Costa Rica tienen entre 85 y 243 electrolineras, respectivamente.

“Es indispensable buscar de qué manera podemos hacer esfuerzos público- privados para que se establezcan más puntos de carga y beneficien no solo a los negocios, sino a la ciudadanía”, acotó Romo.

Andrea Llerena, experta en movilidad sostenible, comentó que el debate se ha entrampado en que se debe dar primero: la infraestructura o una mayor oferta de vehículos eléctricos.

“Las dos cosas deben ir de la mano. Si se invierte más en facilidades (puntos de carga), y se concientiza sobre los beneficios a largo plazo, los vehículos menos contaminantes irán ganado mercado”, puntualizó.

A pesar de eso, Llerena confirmó que se debe tomar en cuenta que es muy costosa la inversión necesaria para hacer el proceso completo de transición energética y la reducción de emisiones de CO2.

Menos del 10% de las empresas en el país están invirtiendo en energías limpias y movilidad eléctrica.

Apuesta por movilidad sostenible, a pesar de los costos y vacíos legales

Romo recalcó que el grupo que representa apostó por un cambio en el modelo de negocios. En concreto, se unieron con el emprendedor nacional Carlos Tacuri con el fin de diseñar bicicletas eléctricas para la entrega del 70% de la paquetería liviana (sobres, cartas, documentos) en las zonas financieras de Quito, Guayaquil y Cuenca.

Antes de llegar a este proyecto, se intentó cambiar los camiones convencionales por motocicletas eléctricas. Sin embargo, el uso de esas motos tiene huecos en la normativa de cada ciudad.

“Lastimosamente, los repartidores tenían que lidiar con tres paradas de policías en cada viaje porque las motos eléctricas no cuentan con la placa tradicional de un vehículo convencional”, puntualizó Romo.

Por eso, Llerena puntualizó que se debe trabajar de manera conjunta con municipios, ministerio del ambiente, Agencia Nacional de Tránsito (ANT), y empresa privada, para crear una legislación expedita, fácil y eficiente para la modalidad eléctrica.

Romo reconoció que las energías limpias y la movilidad eléctrica son apuestas a largo plazo y definitivamente representan inversiones importantes. “Se deben ampliar las opciones de créditos verdes para proyectos sustentables”, añadió. (JS)

Relativa. –

Más caro al inicio, pero más barato a largo plazo

De acuerdo con estimaciones de la Asociación Ecuatoriana de Movilidad Eléctrica y Sostenible, a pesar de que los autos eléctricos demandan una inversión inicial más alta, el costo de uso es mucho menor a largo plazo.

Así, durante toda la vida útil de esos autos (10 a 15 años), el kilómetro recorrido genera un 90% menos de gasto en comparación a una opción con combustible. Ese cálculo se hizo con el precio de la gasolina a mayo de 2021.

La Asociación, sin embargo, reconoce que la tecnología eléctrica todavía tiene que desarrollarse más para que el precio de venta sea más asequible.

En Ecuador, ese precio de venta es demasiado caro para la mayoría, a pesar de que los autos, e incluso los cargadores, tienen 0% de arancel

Además, se paga tarifa 0% de IVA y están exentos del impuesto a los Consumos Especiales (ICE).