Con el nuevo periodo de Gobierno debe venir una reforma profunda de la Constitución de Montecristi para que como resultado los ecuatorianos tengamos un marco legal que no venda promesas vacías y que dé libertad para crecer y prosperar.
Como ya ha dicho LA HORA, Ecuador necesita urgentemente jubilar la Constitución de Montecristi para poder crecer y desarrollarse en libertad. Por eso, a continuación, se analizan las líneas maestras del cambio constitucional que debe emprender el país a través de entrevistas a dos economistas con visión liberal.
Eliminar la demagogia y ampliar el poder de los ciudadanos
Según Joselo Andrade, director ejecutivo del Instituto Ecuatoriano de Economía Política (IEEP), las constituciones adecuadamente concebidas miran por prevenir la concentración de poder.
“Una Constitución adecuada busca garantizar los derechos individuales: vida, libertad y propiedad. No es, ni debe de ser la puesta en ejecución de un plan económico, ni de una determinada manera de concebir la economía”, acotó Andrade.
Por su parte, Alberto Acosta Burneo, economista y editor de Análisis Semanal, puntualizó que el problema con las constituciones en Ecuador ha sido que han tenido una vida muy corta porque cada vez que se hacen se malinterpreta que una Constitución es un plan de gobierno.
“Entonces, cambia ese Gobierno, cambia esa tendencia política, y ya no sirve. Necesitamos una Constitución que sirva para gobiernos de izquierda y de derecha. La Constitución debe tener los lineamientos generales en donde todos podemos estar de acuerdo”, acotó Acosta Burneo.
P. ¿Cuáles son las reformas esenciales e indispensables para romper con el estatismo de la Constitución de Montecristi y tener una carta magna que realmente impulse la iniciativa privada?
1 Desaparición de la noción ideológica de sectores estratégicos: La noción de sectores estratégicos de exclusivo manejo por parte del Estado es, de acuerdo con Andrade, una noción “ideológica” basada en la idea de que determinados sectores no pueden ser manejador, dirigidos, o puestos en marcha por la iniciativa privada. Ha significado para el país escasa o nula inversión, focos de corrupción generalizada y sistemática, atraso relativo comparado con lo que ha sucedido en estos mismos sectores en otras economías, dando lugar a un coste adicional tanto productivo como general en la economía ecuatoriana.
Acosta Burneo añadió que el concepto de sectores estratégicos en la práctica ha creado monopolios estatales donde la inversión privada solo se puede dar por excepción.
“La inversión privada no es la regla, es la excepción. La nueva Constitución, de entrada, tiene que decir que no puede haber monopolios ni públicos ni privados. Necesitamos una Constitución que fomente la competencia”, acotó Acosta Burneo.
Para Acosta Burneo, la nueva Constitución no solo debe prohibir los monopolios públicos y privados, sino también establecer que cualquier ciudadano puede demandar contra barreras de entrada en cualquier mercado o actividad y el Estado debería estar obligado a solucionarlas en un plazo de 3 a 6 meses.
Además, se debe permitir constitucionalmente los arbitrajes internacionales en Ecuador.
2 La preasignación para educación y salud dentro del presupuesto estatal. Este mandato constitucional está en conflicto directo con la realidad, a criterio de Andrade. No se puede forzar un crecimiento de la cantidad de recursos asignados a un sector. Si tomamos solo como ejemplo que cada año el estado ecuatoriano tiene déficits públicos de $5.000 millones, las preasignaciones lejos de mejorar la educación proporcionará al Estado ecuatoriano déficits crónicos imposibles de solucionar.
“Tenemos que colocar en la Constitución candados fiscales suficientemente fuertes para que los gastos no puedan crecer más allá de lo que crecen los ingresos y además limitar el endeudamiento público. Nuestros políticos son gastadores e irresponsables. Hay que limitarlos a través de la Constitución”, apuntó Acosta Burneo.
3 Desaparición del Consejo de Participación Ciudadana y del CNE. Estos “poderes” resultado de una agenda política (la socialista del siglo 21), según Andrade, establecida en el Foro de Sao Paulo, solo han apuntado a controlar a quienes deberían de controlarlos, solo han provocado despilfarro, corrupción e impunidad. Hay que regresar al esquema clásico de solo tres poderes.
4 Cerrar constitucionalmente cualquier posibilidad de emisión de dinero. En la Constitución, de acuerdo con Acosta Burneo debería existir una cláusula que diga que ninguna institución pública puede emitir dinero, que está prohibida la emisión monetaria en el Ecuador. “No necesitamos reconocerle al dólar porque yo sí creo que eventualmente es una decisión de los ciudadanos qué moneda quieren usar. En este momento queremos dólares, el día de mañana puede ser que sea otra moneda. Además, se debería cerrar el Banco Central”, añadió Acosta Burneo.
P ¿Se necesita una nueva Constitución o alcanza con reformas puntuales a la de Montecristi? ¿Cómo blindar a la inversión privada de las ambiciones de los políticos?
Andrade explicó que hay que ir hacia “nueva y desideologizada” Constitución. La Constitución de Montecristi no obedece a otra cosa que a una agenda política.
Acosta Burneo es tajante al expresar que no hay como salvar a la Constitución de Montecristi con reformas.
Para limitar las ambiciones e intereses políticos, o de alguna otra índole, es necesario limitar el poder del Gobierno. Debemos tener un Gobierno limitado y una democracia liberal, es decir una con límites, pues no se debe decidir, sobre todo, ni tampoco intervenir en todo.
Hay un gran espacio de decisiones, garantías y derechos dentro de los cuales el individuo tiene que ser el único director de su destino, de acuerdo con Andrade. Caso contrario, estaremos al arbitrio de las decisiones de otros, y nunca seremos capaces de buscar en libertad nuestro futuro. (JS)