Con un aumento de 85 a 89 octanos, y, en teoría, menores niveles de azufre, Petroecuador comenzará a comercializar, primero con un plan piloto, una nueva extra desde julio de 2022.
En los últimos días, el gerente de Petroecuador, Ítalo Cedeño, confirmó que en julio 2022, se lanzará el plan piloto para comercializar una gasolina extra de 89 octanos, con un contenido mayor de etanol, y en teoría, menos niveles de azufre.
Actualmente, ese combustible se vende en el mercado interno con un máximo de 85 octanos. Según las autoridades, si se incrementa el componente de etanol del 5% a al menos el 8%, se puede fabricar el nuevo producto. En primera instancia se comercializaría en las gasolineras de Petroecuador, y en una de las cadenas privadas de estaciones de servicio (Terpel), de acuerdo a las declaraciones de Cedeño.
Sin embargo, a cambio de ese mejor producto, el consumidor ecuatoriano tendría que pagar entre $3,30 y $3,40 por galón. Eso representa hasta $0,85 más por galón con respecto al actual precio, congelado desde octubre de 2021 en $2,55.
En este contexto, la primera pregunta que salta a la vista es si el mercado interno ecuatoriano está dispuesto a pagar esos valores por una gasolina de mejor calidad.
Ernesto Herrera, administrador de una estación de servicio en Quito, explicó que el consumidor ecuatoriano tiene una clara tendencia a elegir por precio antes que por otro tipo de factores. «Cuando se liberalizó la gasolina súper, en diciembre de 2018, el aumento del precio produjo una inmediata reducción de la demanda de ese combustible de más del 11% del mercado a menos del 8%. Esto a pesar de que en ese momento no superaba los $2,60 por galón», dijo.
Oswaldo Erazo, secretario ejecutivo de la Cámara Nacional de Distribuidores de derivados del Petróleo (Camddepe), puntualizó que actualmente, con un precio del petróleo por encima de los $100, cada galón de extra tiene un subsidio de alrededor de $1; mientras que la extra con etanol (conocida como ecopaís) llega al $1,17 por galón.
Es decir, si se eliminara totalmente el subsidio, los precios estarían en un máximo de $3,72. Así, en teoría, Petroecuador estaría ofreciendo una opción más barata y de mayor calidad; pero Erazo cuestiona que no queda clara la estructura de costos porque utilizar más etanol siempre es más caro.
Además, para los distribuidores tampoco queda claro si la nueva gasolina se va a añadir a la oferta existente, o va a reemplazarla. En el primer caso, se asegura que las estaciones de servicio no tiene la infraestructura ni los recursos para instalar más tanques de almacenamiento y nuevos surtidores para otros productos.
Aparte de una nueva extra de 89 octanos, el gerente de Petroecuador también ha anunciado que, entre agosto y septiembre de 2022, se lanzará el plan piloto para comercializar una gasolina súper de 95 octanos (actualmente es de 92 octanos).
De acuerdo con Petroecuador, si las estaciones de servicio no tiene espacio, las soluciones van por dos vías. En primer lugar, escoger entre una de las dos versiones de extra, la actual de 85 octanos o la nueva de 89 octanos. En segundo lugar, las autoridades aseguran que cuando salga definitivamente la gasolina súper de 95 octanos, luego del plan piloto, el combustible de 92 octanos se dejará de producir.
Las normas de calidad siguen sin ser actualizadas
Erazo puntualizó que ya es una buena noticia que Petroecuador se esté preocupando por la calidad de los combustibles; pero quedan muchos vacíos en los ofrecimientos oficiales. Uno de los principales es que hasta el momento no se ha concretado la esperada actualización de la norma técnica INEN.
Esa norma técnica permite que se vendan gasolinas hasta con 650 partes por millón de azufre, aunque las normas internacionales establecen un máximo de 10 partes por millón de azufre. Esto pone sombras a la real efectividad de los nuevos productos que quiere impulsar la estatal petrolera.
Además, quedan pendientes explicaciones más detalladas de cómo se manejará el tema del precio para incentivar la migración de un tipo de gasolina extra a otro. » La estructura de costos no está completamente transparentada, y se debe explicar y justificar ante los consumidores, las ventajas de un combustible de mayor octanaje. De lo contrario, podría darse una migración muy pequeña porque en medio de la crisis económica, se ha esforzado la tendencia del ecuatoriano a decidirse por el producto más barato», concluyó Herrera. (JS)