El marchista ecuatoriano completó los 50 kilómetros de recorrido en Tokio, a pesar de problemas físicos. Su gesto de valentía fue aplaudido en el planeta.
Los primeros que lo aplaudieron fueron los espectadores de la prueba de 50 kilómetros marcha de las Olimpiadas de Tokio. Y luego, tras conocerse su gesto de terminar la competencia a pesar de los evidentes problemas físicos que afrontó durante la misma, el país y el mundo le han reconocido como un grande.
Se trata del marchista ecuatoriano Claudio Villanueva, quien este 6 de agosto de 2021 se negó a retirarse de la carrera y la concluyó al límite de sus fuerzas en el último lugar (puesto 47), con un tiempo de 4 horas, 53 minutos y 9 segundos. Al terminar la carrera, el deportista levantó un brazo al cielo y no pudo contener las lágrimas.
La valentía de Villanueva resulta más manifiesta si se toma en cuenta que siete marchistas abandonaron a lo largo de la prueba en la que se registró una sensación térmica de 37 grados centígrados y cuya medalla de oro quedó en poder del polaco Dawid Tomala.
«Claudio Villanueva se lleva los aplausos y las felicitaciones de todo el pueblo japonés, los atletas y sus compatriotas en estos Juegos Olímpicos. ¡¡Digno representante ecuatoriano!!», destacó el Comité Olímpico Ecuatoriano (COE).
«¡Gracias, Claudio, tu tenacidad nos enorgullece!», escribió, por su parte, en su cuenta de Twitter el ministro del Deporte, Sebastián Palacios.
La odisea del marchista y su negativa a abandonar resulta más meritoria e incluso entendible si se repasa su historia, incluidos hechos recientes de su vida.
Participó en la competencia prácticamente con una pierna. Hoy se sabe que hace algunos meses, Claudio se lesionó en un entrenamiento. Pensando que iba a mejorar, y con el miedo de ser apartado de la delegación, no lo comunicó a nadie, ni a la Federación Ecuatoriana de Atletismo, ni al Comité Olímpico Ecuatoriano.
Solo cuando notó que las cosas se le salían de las manos, dio a conocer su situación. Recibió tratamiento y ha mejorado. Pero, evidentemente esto no fue suficiente.
Además, en febrero pasado, apenas, sufrió la muerte de su entrenador y formador, Luis Chocho, quien falleció a consecuencia de la Covid-19. El entrenador era padre del también marchista Andrés Chocho.
Por otra parte, Villanueva aún espera noticias de su padre, quien desapareció en una zona montañosa de la ciudad de Cuenca en 2017.
Además, su primer hijo nació con una deficiencia poco después de que logró clasificarse para los Juegos Olímpicos de Londres 2012 en representación de España, su otra nacionalidad. No obstante, no pudo participar en esos juegos debido a una lesión.
Y, por ello, su debut olímpico ocurrió hace cinco años en Río de Janeiro 2016. Y en esta, su segunda experiencia en unos juegos, no obtuvo ninguna medalla, pero sí entró en el corazón de los aficionados al deporte y en el de su pueblo.
Al ser consultado tras la carrera de las razones para no desistir, Claudio respondió: «Desde arriba desde el cielo, mi entrenador Luis Chocho me enseñó que nunca hay que rendirse. Mi padre me decía, lo que empieces tienes que terminar; mi madre, vendiendo frutas en el mercado para sacarme adelante; mi esposa, viéndole como cuida a mis niños. Santi, mi hijo, un niño con parálisis cerebral y ceguera, cada día va mejorando más. Joaquín, mi otro hijo, también me motiva, son mis inspiraciones. Los 17 millones de ecuatorianos que me apoyaron, gracias”.(LAG-EFE)
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