Paco Moncayo, exalcalde de Quito, analiza la situación del actual burgomaestre de la capital.
El general Paco Moncayo fue alcalde de Quito por dos períodos consecutivos, entre el año 2000 y el 2009. Respecto a los últimos acontecimientos en el Municipio capitalino, expresa su preocupación porque los actos de corrupción que empañan a Jorge Yunda empañen también la imagen de la institución.
¿Cuál es su primera impresión respecto a los casos de corrupción que empañan a la Alcaldía de Quito?
Esto va más allá de la Alcaldía. Me parece que la política está podrida en nuestro país. Hemos visto acciones ya demenciales de corrupción. Tal parece que muchas personas ingresan al sector público con el afán de volverse ricos rápidamente, incluso aquellos que se tachan de socialistas y revolucionarios. Llegan al poder y pierden la cabeza.
¿Puede el Alcalde de Quito manjar una ciudad en estas condiciones?
El Alcalde es el líder de la ciudad, es la figura que convoca a la población, la impulsa y entusiasma para alcanzar objetivos comunes. Dejando de lado que sea Jorge Yunda o cualquier otro, una persona que desde un puesto de liderazgo cometa errores, deja a la ciudad sin liderazgo y ni guía.
¿La imagen del Municipio de Quito se empaña junto con la de Jorge Yunda?
Si usted, como persona, ve en su padre conductas inapropiadas que llenan de vergüenza a la familia, ¿cómo se siente? Si como ciudadano ve en su Alcalde esas conductas, ¿cómo se siente?
Con estos antecedentes, ¿se puede confía al Municipio el proceso de vacunación?
El Municipio tiene cosas buenas también, no creo que deba ser satanizado. La institución está compuesta por muchos funcionarios, más allá del Alcalde, y muchos tienen una gran capacidad para hacerlo. Además, ya en tema de la pandemia, hay que sumar apoyos para salir de la crisis.
“Los procesos judiciales en su contra (Jorge Yunda), los casos de corrupción que le atañen, incluso relacionados con su hijo, desmoralizan a la ciudad. Una ciudad para avanzar, debe sentir una alta autoestima, un sentido de identidad profundo, tener un norte”.