Los pingüinos de Galápagos le hacen frente al ‘peligro de extinción’

TECNOLOGÍA. Mapa que indica dónde se encuentran los pingüinos de Galápagos.
TECNOLOGÍA. Mapa que indica dónde se encuentran los pingüinos de Galápagos.

Pese al incremento de juveniles durante el 2020, científicos aguardan al censo de septiembre de 2021 para corroborar el incremento de la especie, pues la población puede colapsar por la sensibilidad de la especie al fenómeno de El Niño.

De todas las aves endémicas de la región insular del Ecuador, existe una cuya desastrosa reputación no le da suficiente crédito en la cadena evolutiva. El 3 de marzo de cada año el mundo celebra el Día internacional de la vida silvestre y Ecuador lo recibe con una buena noticia. ‘El ave boba’, como se conoce al pingüino de Galápagos – y con torpeza y todo – le hace frente a la categorización «en peligro de extinción», con el tercer récord poblacional más alto desde los años setenta.

ACCIÓN. Medición de aletas para el monitoreo del crecimiento de pingüinos.
ACCIÓN. Medición de aletas para el monitoreo del crecimiento de pingüinos.

“Juguetón, travieso y curioso” es como lo describe Alberto Andrade, pescador artesanal y residente de las Islas Galápagos desde hace 31 años. “Nos seguían cuando pescábamos”, y entonces los conoció por primera vez. Los pingüinos de Galápagos (Spheniscus mendiculus) se encuentran al oeste del archipiélago. Alberto es uno de los afortunados en conocer a esta pequeña ave sudamericana y uno de tantos quienes se preguntan cómo un animal que, aparentemente, pertenece a los polos llegó a la línea ecuatorial.

El científico y veterinario de fauna silvestre de la Fundación Charles Darwin, Gustavo Jiménez, aclara que las corrientes marinas son las que hacen del archipiélago un lugar de condiciones idóneas para la subsistencia de estas carismáticas aves. El afloramiento, es decir los microorganismos de los que se alimentan los peces, es abundante. Así, la hipótesis es que los pingüinos migraron siguiendo a las corrientes marinas y se adaptaron rápidamente debido a la abundancia de alimento. Adicionalmente, esta especie no tiene grandes depredadores en esa zona, por lo que es una razón más para elegir Las Islas Galápagos como su hogar.

 

La historia tiene doble filo

La diversidad de corrientes marinas influye en los fenómenos que conocemos como El niño y La niña. En palabras simples, el fenómeno de la Niña es una corriente de agua fría en donde el alimento es extremadamente abundante y las especies marinas se reproducen. Al contrario, el fenómeno del Niño trae consigo una corriente cálida, lo cual provoca que los pingüinos se dispersen en busca de alimento y mueran, o sean una presa fácil para otros depredadores. Según Jiménez, esta fenomenología era positiva cuando el cambio climático no influía en los eventos naturales, ya que los pingüinos han evolucionado junto con esto. Sin embargo, el calentamiento global hace que el fenómeno de El Niño se de con más frecuencia y a temperaturas más altas, por lo que la especie no se recupera al ritmo necesario.

LUGAR. Investigadores contando pingüinos alrededor de la zona costera. Créditos fotografía: Sam Rowley, Fundación Charles Darwin.
LUGAR. Investigadores contando pingüinos alrededor de la zona costera. Créditos fotografía: Sam Rowley, Fundación Charles Darwin.

¿En peligro de extinción?

La Fundación Charles Darwin y el Parque Nacional Galápagos realizan el Monitoreo Ecológico de Aves Marinas con un censo anual. Cuatro observadores rodean la costa en un pequeño bote a motor contando pingüinos. En 1980 esta especie fue declarada en peligro de extinción debido a su reducción poblacional de más del 70%. Para el 2020, durante la pandemia, los pingüinos llegaron a su tercer récord poblacional más alto, después del último en 2006, año en el que se estimó un total de 1. 940 pingüinos y, según las estaciones científicas de la fundación, esto ocurrió debido a que el fenómeno de La Niña estuvo presente ese año y redujo la temperatura del agua en dos grados celsius menos de lo normal. De igual modo, los datos de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) apoyan los hallazgos de la Fundación al indicar la presencia del fenómeno en todo el Océano Pacífico.

Durante el seguimiento en enero de 2020, los investigadores registraron gran cantidad de juveniles, lo que significa que la reproducción fue exitosa. «En el censo de 2020 registramos pichones y padres con sus huevos. En enero de 2021, por el plumaje, sabemos que son crías de ese año y es muy positivo” indica Jiménez.

A pesar de las buenas noticias, el científico aclara que la población puede colapsar por la sensibilidad de la especie al fenómeno de El Niño. Así, el próximo censo en septiembre de 2021 será esencial para saber qué ocurre con los pingüinos en las Islas Encantadas.

MOMENTO. Investigadores midiendo el tamaño del pingüino. Créditos fotografía: Sam Rowley, Fundación Charles Darwin.
MOMENTO. Investigadores midiendo el tamaño del pingüino. Créditos fotografía: Sam Rowley, Fundación Charles Darwin.

Las amenazas y la fuerza del cambio

“El esfuerzo que realizan los científicos para estudiar a la especie es de gran ayuda para quienes no tenemos acceso a artículos científicos para informarnos de manera lúdica y en lenguaje comunitario acerca de las problemáticas”

Alberto Andrade, residente de las Islas Galápagos

Para algunos residentes como Andrade, conocer a las especies tiene dos lados. Él considera que se beneficia directa e indirectamente de los recursos y servicios naturales, pero vivir en la Islas implica gran responsabilidad de conservación. “La vida que trae la corriente Humboldt también trae contaminación y me preocupa que los pingüinos salgan igual de afectados que los cormoranes por la indolencia del ser humano”, opina.

Jiménez afirma que la difusión de información es esencial. Si bien la divulgación e interés público por la conservación son importantes, el consumo continental ecuatoriano comparado con el de la región insular es distinto. El problema es que la basura contamina a las costas de las islas desde lugares lejanos por las corrientes marinas. El plástico, por ejemplo, se convierte en micro plástico y alimenta al microplancton, y los seres vivos que le siguen en la cadena alimenticia hasta llegar a las especies tope como los pingüinos.

Por otro lado, las especies introducidas se transforman en invasoras y hacen festín con las endémicas, o no, como el caso de los perros; no las depredan, pero las matan. Los gatos se adaptan más rápido que los perros debido a que tienden a ser menos dependientes del humano y esto representa un problema.

Koryna Herrera
Estudiante de la Universidad San Francisco de Quito

 “Parecen dos puntos pequeños, pero en realidad son grandes. Quizá solucionando esto podríamos dar el siguiente paso en la conservación de especies como los pingüinos.”

Gustavo Jiménez.

 

En enero de 2021 se registraron crías de pingüinos, producto de la reproducción de 2020