Las lluvias serán cada vez más fuertes en Ecuador

En tres meses de 2022 se registran 200 casas destruidas, más de 20 mil metros de vías con problemas y aproximadamente 8 mil hectáreas agrícolas afectadas.
En tres meses de 2022 se registran 200 casas destruidas, más de 20 mil metros de vías con problemas y aproximadamente 8 mil hectáreas agrícolas afectadas.

La temperatura en Ecuador se incrementará 2,7 grados entre 2040 y 2070. La población y sus autoridades sí pueden hacer algo.

No es coincidencia que en Ecuador llueva más de lo habitual. En lo que va de 2022, el fuerte invierno ha dejado 50 personas fallecidas, 82 heridos y cientos de daños materiales.

Esta situación empeorará cada año, no solo por la falta de políticas con enfoque de prevención y gestión de riesgos, sino por el comportamiento de quienes minimizan el impacto de sus acciones sobre el ambiente.

Más calentamiento

Los datos del Ministerio del Ambiente detallan que entre 1960 y 2010 la temperatura en Ecuador aumentó un grado celsius.

Mientras, desde el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) se prevé que entre 2040 y 2070 haya un aumento de 2,7 grados celsius en la temperatura promedio.

La proyecciones del cambio climático en Ecuador –señalan los expertos de Inamhi– son alarmantes, ya que con el aumento de un grado en la temperatura promedio se han registrado precipitaciones de 75 milímetros por metro cuadrado, cuando el promedio normal es de dos milímetros.

Solo en Quito, la lluvia registrada el 31 de enero de 2022 provocó un aluvión que dejó 27 muertos y 53 heridos. El agua que cayó ese día, según los técnicos, equivaldría a lo que debió registrarse en todo un mes.

Panorama negativo

Solo con el aumento de 1,5 grados centígrados en la temperatura, una población vivirá efectos devastadores, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que presentó un informe el 9 de agosto de 2021, con simulaciones climáticas globales y regionales.

Los expertos advierten que este aumento en el calentamiento de la atmósfera provocará más incendios forestales, inundaciones de grados más altos y largos inviernos con temperaturas extremadamente bajas.  Estos procesos naturales generarán escasez de agua y alimentos.

El mayor problema es que ninguna ciudad del Ecuador tiene un plan de largo plazo para prevenir o actuar frente a esta problemática. Eso ha quedado demostrado en Pichincha, Guayas, Cotopaxi, Esmeraldas y Los Ríos, donde la época invernal ha provocado graves daños.

Además del aluvión de Quito se han reportado pérdidas humanas y materiales por eventos como el deslave que destruyó la vía Insiliví-Guangaje, en Cotopaxi, donde 12.000 personas de 11 comunidades se quedaron aisladas e incomunicadas. Esto, además, representó pérdidas en su producción (especialmente en la venta de leche) así como de sus casas y animales.

Aunque funcionarios del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) llegaron al sitio y entregaron kits de alimentos, los expertos manifiestan que seguir actuando sobre la marcha, con raciones alimenticias o de aseo, no es una solución.

Prevención y respuesta

 Si bien las autoridades son responsables de generar políticas con enfoque de gestión  de riesgos, no se puede negar que el cambio climático es responsabilidad de todos. El mal manejo de residuos sólidos (como en Quito), la no clasificación de la basura desde los hogares, el uso sin control de plásticos de un solo uso (que se potenció en pandemia), el mal manejo de aguas residuales y más.

Cristopher Velasco, presidente de la Asociación de Profesionales en Gestión de Riesgos del Ecuador, detalla que hay acciones a corto plazo que pueden ir remediando  problemas como los de las quebradas y servirían para precautelar que un desastre como el último aluvión se repita.

Velasco explica que se debe trabajar en muros de contención, trampas de lodo y cunetas para garantizar el desfogue de la lluvia.

Generar acciones de limpieza constante de quebradas, ampliar las declaratorias de zonas protegidas y evitar los asentamientos irregulares son otras de sus recomendaciones.

Sobre el último punto, la concejala de Quito, Mónica Sandoval, ha criticado que, como beneficio político, se otorguen permisos para rellenar quebradas y construir casas y hasta edificios de más de cinco pisos en zonas sensibles.

Para Velasco, es labor de los gobiernos seccionales proteger las laderas y quebradas que son drenajes naturales. Explica que si estas zonas se rellenan, como pasa en Quito, se pierde su capacidad de captación y desfogue de agua. Otro cuestionamiento  que hace es que en la capital, como en otras ciudades, cada año se presenta un plan de lluvias, cuando se debería estructurar y ejecutar “un proyecto a largo plazo”. (AVV)

Plataforma educativa

Desde 1900 se han producido 644 inundaciones en Quito, “el 7% fueron por causas antrópicas (actividad humana)”, se señala en un estudio realizado por profesionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), la Escuela Politécnica Nacional y el Sindicato audiovisual América Latina.

El colectivo, que hoy  23 de marzo presentará la plataforma ‘Reducir riesgos en Quito’, también advierte que “la falta de protección y mantenimiento de las quebradas puede causar pueden ocasionar más daños e inundaciones, como se ha visto en la cuenca del río Monjas, San Antonio de Pichincha”. Esos y otros datos están disponibles en el portal www.reducirriesgosenquito.com

La propuesta se presentará en el Auditorio de la Flacso (La Pradera E7-174 Y Av. Diego de Almagro), en el centro norte de Quito, desde las 10:00. Al acto han sido invitados el Alcalde de Quito, Santiago Guarderas, y la Ministra de Educación, María Brown Pérez.

El proyecto ofrece apoyo educativo y comunicacional a través de la entrega de la plataforma digital que, desde el aula o desde la ciudadanía en general, hará posible el acercamiento y la comprensión de las problemáticas de riesgo en la ciudad y apuntalar su gestión en la toma de decisiones a diferentes escalas en el Distrito Metropolitano. Este apoyo incluye un proceso de capacitación que permita su uso.

“La base de datos que ponemos a su disposición incluye un Mapa de peltre (eventos morfo-climáticos: aluviones, movimientos de masa, inundaciones y hundimientos en el periodo 1900-2020), una línea de tiempo sobre multirriesgos en la historia quiteña, un archivo y las actualizaciones de un Laboratorio urbano para la reducción del riesgo de desastres como el ocurrido en La Gasca a fines de enero pasado”, señalan los profesionales. (AVV)

Pichincha, Guayas, Cotopaxi, Esmeraldas y Los Ríos son las provincias más afectadas por la época invernal.
40% de los glaciares ha perdido Ecuador en los  últimos 30 años, por el cambio climático.