La liquidación de una empresa es un proceso caro y engorroso que desincentiva la inversión y la generación de empleo

HECHO. El empleo y el emprendimiento necesitan menos burocracia para prosperar.
HECHO. El empleo y el emprendimiento necesitan menos burocracia para prosperar.

Incluso con un negocio en cierre, se debe seguir pagando al Estado. Una reforma para evitar esta situación es urgente para que el país no se quede rezagado.

En los últimos años, en Ecuador se han dado pasos importantes, a través de reformas a la Ley de Compañías, para que la constitución o creación de una empresa sea un proceso más barato y fácil.

Por ejemplo, las llamadas Sociedades de Acción Simplificada (SAS) han sido un avance importante. Además, en otras figuras legales como la sociedad anónima se han quitado innecesarias trabas burocráticas.

Sin embargo, el ciclo de la vida de las empresas no está cerrado de manera eficiente si se siguen manteniendo un sistema poco práctico, y en ocasiones, casi imposible, para la liquidación de los negocios.

Según Juan Francisco Román, abogado corporativo, menos del 1% de las empresas en liquidación termina el proceso. Esto se debe a que el sistema les obliga a mantenerse activas hasta que cumplan con una serie de compromisos con el Estado.

“La mayoría de casos de liquidación que llegan a nuestro estudio pasan por lo siguiente: abrí una empresa, no nos fue bien y ahora el Estado me quiere cobrar lo que no tengo para cerrar lo que no uso. El único que lucra por el cierre de un negocio es el Estado, que cobra, pero no ayuda. Ilógico”, dijo.

Certificar lo evidente

En el mejor de los casos, si un emprendedor cierra su empresa, debe esperar al menos entre seis meses y un año para que todas las entidades públicas certifiquen lo que a veces es evidente: que no le debe a nadie, que no le debe al Estado, que le reparte lo que sobra a los socios, que si le falta pague lo que tenga que pagar.

Román reflexionó que esta situación hace que se pierda tiempo y dinero que se podría emplear para impulsar un nuevo negocio y recomenzar el ciclo del emprendiendo.

Es decir, se echa por la borda la oportunidad de crear un mercado amigable con los capitales, tanto internos como externos. El resultado es que el país crece poco y no genera empleo de calidad suficiente ni siquiera para los más de 150.000 jóvenes que se suman al mercado laboral cada año.

“El que sale de una liquidación de empresa jura por lo más sagrado que no volverá a meterse jamás en un negocio en el país. Esto impulsa la huida de capitales o el convencimiento que es mejor ser empleado y así mantener a un mercado empresarial en el cual el 1% de empresas se lleven más del 51% del negocio del país”, puntualizó Román.

El promedio mundial para todo el trámite de certificación, que en Ecuador puede tomar al menos un año, es de hasta tres o cuatro veces menor en número de meses.

¿Se puede cambiar?

Carlos García, abogado corporativo, explicó que, dentro de los llamados decretos ley de urgencia económica, se puede pensar en incluir una normativa que, de manera eficiente, establezca pautas sencillas para reestructurar negocios en problemas y, sobre todo, tener procesos de liquidación rápidos y con protección para terceros.

El objetivo siempre debe ser que exista la menor cantidad posible de burocracia y que los emprendedores tengan margen de maniobra para volver a intentar otro negocio.

De acuerdo con Román, desde hace pocos días el Ejecutivo de Guillermo Lasso tiene en sus manos un proyecto de ley de reestructuración empresarial. Dicha propuesta cambia las reglas de juego, se evita el calvario burocrático y se proponen nuevas y novedosas vías de liquidar o reestructurar las empresas que están varadas.

“Es momento de cerrar el círculo y parar con esta injusticia. Espero que el ejecutivo ponga manos en el asunto y le proponga a la Corte Constitucional analizar el proyecto porque la desesperación del emprendedor ecuatoriano no aguanta más. Es momento de cerrar la llave de dinero que el Estado se mete al bolsillo a costa del empresario y emprendedor ecuatorianos. Ese dinero es de quién lo produce. Ya basta.”, concluyó. (JS)

Las preocupaciones no terminan constitución de la empresa

El proceso de creación de una empresa solo es el primer paso de la inversión y la generación de empleo. Los inversionistas, tanto nacionales como extranjeros, antes de decidir si arriesgan su capital también deben entender todas las obligaciones estatales que se debe cumplir:

1 Obligaciones contables mensuales.

2 Obligaciones tributarias mensuales.

3 Reporte de información anual.

4 Obligaciones municipales anuales, entre otras.

Si no se cumple, existen multas, sanciones y más procesos burocráticos. A todo esto, se suma, en el caso de que las cosas no vayan bien, el caro, engorroso e ineficiente proceso para liquidar de un negocio.

Solo después de analizar todo este entramado, se da el paso a concretar la inversión. Por eso,  Ecuador sigue teniendo serios problemas para atraer capitales extranjeros.

Un sistema engorroso de liquidación afecta hasta a países desarrollados

Luxemburgo ha sido considerado, dentro de los países europeos, uno de los más desarrollados, con el ingreso medio más alto y mejores condiciones de vida.

Sin embargo, en los últimos años todas las alarmas se han encendido porque cada vez crece menos y se le dificulta atraer profesionales calificados del mundo.

Dentro de las causas de esta situación están dos que son conocidas por los ecuatorianos. En primer lugar, tiene uno de los sistemas de contratación laboral más rígidos de la zona euro; en segundo lugar, el proceso de liquidación empresarial es completamente ineficiente.

Esto le quita recursos a la economía productiva y ha creado un creciente número de empresas zombies, es decir, que no se pueden cerrar, pero que tampoco contribuyen al empleo y la inversión.