La indefensión de Quito en el paro será determinante para la elección de Alcalde

Las protestas fueron violentas en la capital.
Las protestas fueron violentas en la capital.

Pese a que hay más de 15 precandidatos a la Alcaldía, Quito estuvo desprotegida. Leonidas Iza no tuvo contradictor político en la capital. 

Quito lució desprotegida. En este conflicto político no hubo una voz fuerte que sea un contradictor a Leonidas Iza, presidente de la Conaie, y su ánimo de asfixiar a la capital, por ser la sede del poder político.

La estrategia desde el lado de los manifestantes fue clara. Bloquear al centro político del país, lastimar la legitimidad de sus autoridades, atemorizar a su población y acentuar un vacío de autoridad.

Las Fuerzas Armadas y la Policía no pudieron actuar con firmeza para despejar las calles y avenidas, durante 18 días, no hubo la libre circulación de los alimentos, hubo pruebas de la tenencia de armas de los manifestantes, autos de manifestantes circularon sin placas.

Los metropolitanos y agentes de tránsito han desaparecido de los controles por el entendible miedo de enfrentamientos. Un par de agentes de tránsito multando a 12 vehículos con decenas de personas iracundas no parece una buena idea.

El vacío en la defensa política de la ciudad, de una guía para los ciudadanos, se produce cuando se niegan las evidencias de la violencia, y no hay cuestionamiento. Cuando no se ha producido una autocrítica desde los manifestantes por la violencia, y hay ánimos triunfalistas luego de la firma del Acuerdo de Paz. Por el silencio ante la derrota de los líderes del paro ante la fallida destitución del presidente de la República, Guillermo Lasso, y el ánimo constante de radicalizar la protesta. Incluso con las firmas de por medio.

Un caro silencio

Decenas de precandidatos a la Alcaldía de Quito se silenciaron. Los más extremos trinaban, los centristas con mensajes edulcorados de llamados a la paz. Los de la izquierda colaboraron con el movimiento indígena. Ninguno aglutinó apoyo en esa época tan dura para Quito.

Poco hicieron ante la creación de zonas de paz y corredores humanitarios como en la guerra, estuvieron silenciados ante las declaraciones de “invasión” policial a supuestos territorios ancestrales dentro del propio Distrito. Ni el miedo urbano ante las agresiones los movió.

Luego del diálogo, con la mediación de la Iglesia católica, se ha desactivado la protesta. Pero en el fondo, las ideas que llevaron a la asfixia de Quito, siguen vivas. Incluso, hay la amenaza de que, si el Gobierno no cumple con los 10 pedidos de la Conaie, regresarán. Y Quito será, otra vez, el escenario.

Entonces, más allá de las tarimas de todos los involucrados, pueden repetirse los graves efectos económicos en tres provincias, en el trabajo, los intercambios, el comercio, industrias, y para la ciudadanía. Las duras consecuencias de un encierro para las familias, para los niños.

Por eso, el desafío de la capital, y de los aspirantes a dirigir Quito y Pichincha, es tomar en cuenta que estos 18 días ya son determinantes para las elecciones seccionales de 2023. (JC)