Los alrededores de la Asamblea estuvieron cercados desde tempranas horas del 24 de mayo. Llegar hasta el edificio legislativo requirió paciencia y buen estado físico.
Los preparativos para ejecutar la ceremonia del cambio de mando requieren días de ardua labor. En ella se involucran cientos de personas que deben trabajar sincronizadamente para que ningún detalle quede al azar.
Desde muy temprano los equipos periodísticos llegaron hasta las inmediaciones de la Asamblea Nacional. Tras superar tres filtros de seguridad, el acceso para cubrir un evento de importancia nacional estaba sobre la calle Piedrahita.
Uno a uno, los periodistas ingresaron con sus equipos de trabajo y se prepararon para una jornada diferente. El silencio de las primeras horas quedó atrás y dio paso al ajetreo y al murmullo generalizado que invadía el ambiente conforme se acercaba la hora cero.
Una larga alfombra roja esperaba a autoridades, invitados especiales, amigos y familiares del hasta ese momento, presidente electo,
Lasso llegó a la Asamblea Nacional acompañado de su familia
. Con un caminar pausado y apoyado sobre un bastón de color negro llegó, a las 09h48, acompañado de su esposa María de Lourdes Alcívar.
Mientras Lasso daba su primer discurso oficial y hablaba de cómo dejar atrás el país de la persecución política, como reactivará la economía y generará fuentes de empleo; explicaba cómo ejecutará el plan de vacunación; y, recordaba a sus padres y agradecía el apoyo de su familia, en los pasillos de la Asamblea existía un ambiente de tranquilidad y expectativa.
Un sonoro aplauso se escuchó desde el interior del salón plenario. Ese fue el preámbulo del fin de la ceremonia y el inicio del trabajo periodístico en la parte exterior.
Con celular en mano, personal de limpieza de la Asamblea buscaba la mejor ubicación para tomarse fotos con alguna de las personalidades que salían por la alfombra roja. A lo lejos se observaba a Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, quien no se inmutó ante las preguntas de la prensa.
Algo similar sucedió con el rey Felipe VI de España. Salió acompañado de su seguridad y fue directo a la puerta de salida. Ahí fue abordado por algunos seguidores que le solicitaron una fotografía, a la cual accedió amablemente.
Uno a uno salían los invitados. Elegantes y con un rostro sonriente caminaban lentamente hasta llegar a la puerta ubicada sobre la calle Juan Montalvo, la misma calle en donde está ubicado el edificio de la Contraloría General del Estado (CGE), cubierto con una tela negra, que esconde, a medias, los daños de las manifestaciones de octubre de 2019.
Todos se han ido y al fondo se escuchan órdenes de los encargados de dirigir a los pelotones de la Policía. Con un solo gesto todos se callan y escuchan lo que sus superiores les tienen que decir.
El murmullo no se acaba. Si bien la ceremonia oficial ya es parte del pasado, el trabajo de aquellos que montaron la infraestructura para la ceremonia recién empezaba. El reloj marcaba las 14h48 y al consultar a uno de ellos si ya almorzó, respondió “no estimado, nosotros recién comeremos cuando terminemos de guardar todo”.
Todo se desmonta. La alfombra roja que, minutos atrás recibió los primeros pasos de Guillermo Lasso como presidente, está dividida en tres partes. Perdió un tanto su elegancia y es recorrida por una aspiradora que la limpia rápidamente. En 12 meses tendrá un nuevo encuentro con el actual mandatario. En esa ocasión no llegará a prometer lo que hará desde el sillón presidencial sino a contar lo cumplido de su plan de Gobierno. (AS)
El discurso del presidente Guillermo Lasso duró 1 hora y 6 minutos.