25% de los jóvenes con algún tipo de empleo están afiliados al IESS

Antes de pensar en aumentar la tasa de aportación, hay que buscar formas para que más ecuatorianos entre 18 y 29 años aporten al sistema.

De los trabajadores que tienen entre 18 y 29 años, 848.106 tienen afiliación al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), tanto en relación de dependencia como autónomos o voluntarios. Ese porcentaje representa el 25% de todos los ecuatorianos con algún tipo de empleo con esas edades.

Así, los jóvenes son los que menos protección reciben de la seguridad social y los que más vulnerables estarán cuando llegue la edad de jubilación. Esta situación ahonda el problema de desfinanciamiento del fondo de pensiones, que recibe de los afiliados activos alrededor de $2.300 millones, pero gasta más de $4.800 millones al año.

Durante un foro organizado por Fundación Esquel, Patricia Borja, abogada y experta en seguridad social, afirmó que esta situación es uno de los grandes desafíos del sistema de seguridad social ecuatoriano. Agregó que se deben pensar en alternativas de solución.

Antes de pensar en subir la tasa de aportación que fluctúa entre el 20,6% (relación de dependencia) y el 17,16% para voluntarios y autónomos, la prioridad debe ser que las autoridades encuentren fórmulas para hacer que la afiliación al IESS sea más atractiva y acorde a la realidad laboral de los jóvenes.

Precarización y bajos ingresos

De un total de 3’132.175 jóvenes  con algún tipo de empleo, el 73%, es decir 2’272.860, sobreviven en el subempleo u otro tipo de labores precarias. Ese porcentaje es 6 puntos mayor que la cifra nacional, que es 67%, según el último reporte del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).

Esa población de jóvenes precarizados tiene ingresos mensuales promedio de $415, lo que representa menos del Salario Básico Unificado ($425).

En ese grupo de ecuatorianos hay situaciones dramáticas. Adriana Aguilar, madre soltera de 25 años, asegura que el 17,16% de tasa de aporte mensual para afiliarse al IESS le resulta demasiado caro.

“A veces consigo más y otras veces menos. Si saco un promedio, no supero el básico. Pagar casi $73 mensuales es demasiado. Podría ser más conveniente si fuera una tasa mínima de la mitad”, contó.

Andrés Rivera, abogado e investigador en seguridad social, comentó que, en este contexto, se deben analizar alternativas como el establecimiento de tasas flexibles de aportación, de acuerdo con los ingresos reales de cada persona; además de la posibilidad de que se pueda escoger si se quiere aportar solo al fondo de pensiones o de salud.

Menos del 10% de los jóvenes en la informalidad decide afiliarse voluntariamente o de manera independiente.

Desconfianza en el sistema

Además de los más de 2 millones jóvenes precarizados, también hay alrededor de 11.000 jóvenes que tienen los ingresos y las posibilidades para afiliarse, pero tampoco lo hacen. Esto a pesar de que un seguro de salud privado puede costar más de $80 mensuales.

De acuerdo con Raúl Briceño, abogado especialista en temas de seguridad social, esto se debe a la desconfianza ante un sistema que no publica información transparente; y por lo tanto genera dudas sobre cómo se utilizan los recursos de los aportantes.

A pesar de que la Ley de Seguridad está vigente desde 2001, el acceso a las cifras económicas y financieras del manejo del fondo de pensiones o de salud es casi nula o muy limitada. Por eso, puntualizó que el IESS se vuelve una especie de “agujero negro”, donde no se sabe exactamente cómo se gasta el dinero.

“A inicio de este 2022, la Asamblea aprobó una reforma a la Ley de Seguridad Social que obliga al IESS a publicar de manera periódica, a través de su página web, información actualizada sobre cómo se gasta los aportes de cada afiliado y sobre la situación financiera de cada fondo. Sin embargo, hasta ahora no se concreta en la práctica”, puntualizó.

En este contexto, Ana María Cueva, economista y emprendedora, recalcó que, si se percibe que los aportes se pueden “perder en el camino”, debido al mal manejo y la corrupción, los incentivos de ingreso caen drásticamente. (JS)

El aporte sirve para cubrir 6 grandes gastos

Si se compara con los países sudamericanos, Ecuador tiene la tasa de aportación más baja (20,6% del sueldo mensual). Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el promedio de la subregión es del 27,75%.

Esa tasa no va solo al fondo de pensiones o al de salud, sino que se reparte en 6 grandes destinos: 10,66% van al fondo de pensiones; para salud se destina un 5,16%; a cesantía se va un 2,5%, al seguro de desempleo se dirige el 0,5%; para el seguro campesino se va un 0,7%, y el 1,8% restante sirve para cubrir gastos administrativos.

Así, por ejemplo, la tasa efectiva que llega para financiar las jubilaciones es menor a lo que se paga en países vecinos como Colombia y Perú (entre 13% y 20%).

Por eso, otra de las fórmulas posibles para atraer más afiliados podría ser permitir que cada persona escoja a qué fondos o seguros quiere aportar.

3’303.603 afiliados están registrados en el IESS, con corte al 31 de marzo de 2022.
La aportación mensual al IESS fluctúa entre el 17,16% y el 20,6% del sueldo o el salario básico.