Unicef y Fundación Aldea hicieron un estudio sobre los niños huérfanos por femicidio. ¿Qué pasa con quienes pierden a sus madres por violencia de género? Aquí una radiografía de los 1.817 huérfanos por esta problemática, en Ecuador.
Una noche de enero, se escucharon los gritos de los hijos de Cintia, quienes corrieron a buscar ayuda; decían que el papá había matado a su mamá. Después de asesinar violentamente a Cintia, su papá se alejó corriendo y se suicidó. Esa noche, Ángel y Andrés quedaron aislados por los agentes de la Dirección Nacional de Policía Especializada en Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen). Luego fueron albergados en una fundación hasta que las autoridades judiciales decidieron a quién se otorgaría el cuidado de los niños. Cuando atestiguaron al femicidio de su madre, tenían tan solo 10 y 12 años.
La realidad de Ángel y Andrés es la de más de 1.800 niños en Ecuador. “La violencia de género deja marcas profundas en los vínculos familiares”, dice Geraldine Guerra, directora de Fundación Aldea, que junto a Unicef realizaron un estudio llamado ‘Esperando el verano: trayectorias de los niños, niñas y adolescentes víctimas de femicidio en Ecuador”.
El estudio detalla que, desde que se tipificó el femicidio (2014), un total de 1.817 niños quedaron huérfanos, pues sus madres fueron asesinadas, principalmente, por parejas o exparejas.
“Esta investigación tiene como propósito identificar la trayectoria de vida de las infancias víctimas de femicidio”, destacó Guerra.
La información de este estudio es el resultado de encuestas y entrevistas a 171 familiares de víctimas de femicidio: 150 hijos y 21 hermanos de víctimas de femicidio.
Entre los principales hallazgos de esta forma de violencia están:
- 2 de cada 10 familias señaló que las niñas, los niños y los adolescentes tienen alguna enfermedad, el acceso a salud es limitado.
- Más de la mitad (55%) no recibe atención en salud mental.
- Si bien los hijos de las víctimas de femicidio siguen estudiando, solo 2 de cada 10 permanecieron en la misma institución luego del femicidio.
- La mayoría cambió de casa y 1 de cada 10 fue separado de sus hermanos.
- 7 de cada 10 familias no tienen ingresos suficientes para cubrir las necesidades básicas.
- Casi la mitad de las familias (47%) tuvo problemas para pagar los alimentos en las últimas semanas.
- 6 de cada 10 familias que acogieron a los niños y niños, no han recibido acompañamiento o asesoría.
- 51% de las familias consultadas sí conocen y reciben el bono de orfandad.
- Un 38% no recibe el bono por orfandad o no lo conoce.
- 7 de cada 10 familias afirman que las reparaciones integrales no son suficientes.
- La mayoría de niños queda al cuidado de sus abuelas maternas (46%).
Los cambios de hogar y entorno requieren de seguimiento del Gobierno. Sin embargo, el acompañamiento y asesoría es escaso, señala Guerra.
Tanto Unicef como Fundación Aldea hacen un llamado a que no haya “olvido institucional” hacia los menores afectados por el femicidio. (AVV)