Menos déficit y presupuesto con base cero están en el horizonte del Gobierno para 2023

GESTIÓN. El ministro de Economía, Pablo Arosemena, tiene un enorme reto el próximo año.
GESTIÓN. El ministro de Economía, Pablo Arosemena, tiene un enorme reto el próximo año.

El objetivo es pasar de un déficit de $2.400 millones en 2022 a no más de $670 millones para el próximo año.

En promedio, el sector público ecuatoriano gasta $100 millones diarios; pero el reclamo de los ciudadanos es que eso no se ve reflejado en servicios públicos eficientes o en mejoras para la calidad de vida.

El Gobierno de Guillermo Lasso, durante más de un año de ejercicio, no ha cambiado esa realidad. Sin embargo, el ministro de Economía, Pablo Arosemena, aseguró que cada vez se sentirá con más fuerza la optimización en el uso de los recursos y la reducción de los gastos improductivos e innecesarios.

En este contexto, si este 2022 se espera cerrar con un déficit fiscal (más gastos que ingresos) de máximo $2.400 millones (2,2% del PIB), el objetivo para 2023 será reducir más esa brecha y llegar a alrededor de $670 millones (0,6% del PIB).

La reducción del déficit, según Norma Morán, economista y consultora internacional, es importante porque el gasto que no se puede cumplir con los ingresos, se financia con más deuda.

“Esa deuda se convierte en una carga adicional, que, si no se equilibra el presupuesto estatal, se termina pagando con más impuestos futuros o con más deuda. Es decir, hipotecando el crecimiento y el desarrollo de las nuevas generaciones”, puntualizó.

Presupuesto con base cero

Arosemena ha reconocido que no hay espacio para más impuestos, por lo que la única estrategia posible, por el lado de los ingresos, es aumentar la recaudación vía mejores controles contra la evasión, facilidades para aumentar la base de contribuyentes y el impulso a la reactivación económica.

El tema petrolero tiene demasiada incertidumbre por la volatilidad de los precios internacionales y las dificultades para aumentar la producción nacional.

Sin embargo, la mayor fuente para reducir el déficit está en el gasto público; y aquí emerge, además de otras medidas que ya había anunciado el anterior Ministro de Economía, una herramienta inédita en el país: el presupuesto con base cero.

Durante un evento en Guayaquil, con actores del sector privado, Arosemena dijo “Para la proforma del próximo año estamos escogiendo, seleccionando, ciertas entidades del sector público. Por primera vez en la historia de Ecuador, estamos haciendo presupuesto base cero”.

Normalmente, para elaborar el presupuesto estatal se toma en cuenta el monto que se gastó el año previo y se le suma o resta sin analizar si tiene sustento o hay despilfarros. Ahora, se busca partir de cero y establecer montos completamente justificados, con el fin de identificar temas improductivos o innecesarios.

“Hemos tenido que conseguir gente de afuera. No todos entienden el concepto, la ejecución de esa idea. No hay expertos aquí para poder ejecutar el presupuesto base cero”, puntualizó Arosemena.

Aparte de esto último, el presupuesto base cero también tiene limitaciones en la inflexibilidad de buena parte del gasto público. Casi no existe margen de maniobra en temas como transferencias a gobiernos locales, pagos de deuda, transferencias a la seguridad social.

Pero, el Gobierno está determinado a optimizar y presentar, hasta octubre de 2022, un presupuesto para 2023 que esté lo más equilibrado posible y cumpla con las metas del acuerdo vigente con el Fondo Monetario Internacional (FMI). (JS)

Cifras sobre el presupuesto

  • Entre enero y junio de 2022, el gasto total, dentro del Presupuesto General del Estado (PGE), llegó a $11.613 millones. Esto representa $1.172 millones más que en 2021.
  • Más del 73% del presupuesto estatal de 2022 se ha gastado en sueldos, compras públicas y transferencias corrientes (gobiernos locales, IESS, etc.).
  • El déficit seguirá bajando en 2024 a 0,5% del PIB y en 2025 se debería alcanzar un superávit de 1% del PIB.

Optimizar no es necesariamente reducir el gasto

El ministro de Economía, Pablo Arosemena, durante diferentes foros en universidades y con actores privados de todo tipo, ha asegurado que el Gobierno está todos los días buscando cómo mejorar la eficiencia del gasto público; pero sobre todo ir dimensionando el tamaño del Estado.

Sin embargo, ese dimensionamiento, y los esfuerzos de optimización (nómina y gastos administrativos) plasmados en decretos ejecutivos, no dan como resultado necesariamente que el monto total en el presupuesto estatal se reduzca.

Eso se debe a que, en el fondo, lo que se busca es establecer dónde se gasta de más o se gasta mal para dejar de hacerlo, y trasladar los recursos liberados a donde hace falta. Así, por ejemplo, se necesitan más policías, maestros, personal de salud, entre otros.

Multilaterales seguirán financiando al país

Aunque el Gobierno no ha descartado volver a emitir bonos de deuda externa en 2023. Eso solo será beneficioso para el país si mejoran las condiciones de financiamiento y el riesgo país. Actualmente, si se emitieran  bonos se tendría que comprometer a pagar tasas de interés prohibitivas entre más del 14% y más del 19%.

Por eso, los organismos multilaterales seguirán siendo la opción más conveniente para el próximo año, con tasas de interés entre el 2% y 4%. En 2023, al menos se necesitará nueva deuda para cubrir el déficit de $670 millones y otros $5.000 millones para pagar deudas anteriores.

En este contexto, se vuelve indispensable que se cumpla con el actual acuerdo con el FMI hasta finales de 2022. Si eso se logra, será la segunda vez en más de 20 años que se termina exitosamente el programa de financiamiento con este multilateral.