¿Por qué el Gobierno de Daniel Noboa no habla de la visita de su ministro de Economía a China?

HECHO. El ministro de Economía, Juan Carlos Vega Malo, y su homólogo chino, Lan Fo’an.
HECHO. El ministro de Economía, Juan Carlos Vega Malo, y su homólogo chino, Lan Fo’an.

China ya no está interesada en ser la gran financista de América Latina. No se pueden esperar los préstamos y las inversiones del pasado.

Solo a través de una escueta información, el Gobierno de Daniel Noboa, durante el 24 de septiembre de 2024, anunció que el ministro de Economía, Juan Carlos Vega Malo, viajó a China para reunirse con su homólogo chino, Lan Fo’an, y con los presidentes del Banco de Desarrollo de China (CDB), del Banco de Exportación e Importación de China (China Eximbank) y del Banco Popular de China.

En ese momento, se aseguró que se buscaba “potenciar la relación bilateral financiera que permita impulsar inversiones en proyectos de energía y seguridad ciudadana”.

Pero, luego de terminada esa visita oficial, desde el Gobierno no se ha dicho nada al respecto. No se sabe si se consiguieron resultados de las gestiones de Vega Malo, en temas como inversiones o un nuevo refinanciamiento de la deuda con China.

La razón de ese silencio, según Andrés Morillo, economista y consultor de empresas ecuatorianas que exportan a China, es que ese país asiático ha cambiado completamente su estrategia en América Latina.

“Entre 2005 y 2020, China realizó préstamos, en su mayoría anclados a inversiones con empresas chinas, por 138.000 millones en América Latina. Eso, en su momento, superó todo lo que prestaron los principales multilaterales a todos los países de la región”, acotó.

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Esos créditos, que iban a las mismas empresas de ese país asiático para hacer grandes obras de infraestructura (desde hidroeléctricas hasta puertos), no tenían las mismas condiciones y requisitos que los que dan el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Por eso, China se volvió una fuente atractiva de financiamiento, aunque era un financiamiento caro, y en ocasiones atado a pagos en crudo como las preventas petroleras en Ecuador.

Sin embargo, de acuerdo con Morillo, esa estrategia de ser el financista de la región ya no interesa a China, y ahora su enfoque es otro.

“Por eso, la visita del ministro Vega Malo no obtuvo los resultados que esperaba el Gobierno ecuatoriano, y de ahí viene el silencio sobre los resultados”, puntualizó.

Esto pone en apuros a Ecuador porque, como ya ha analizado LA HORA, ni con el dinero del nuevo acuerdo con el FMI se podrá evitar cerrar 2024 con un déficit fiscal de al menos $4.000 millones y más de $4.000 millones de atrasos en el sector público.

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Para 2025, la situación fiscal puede ser incluso peor, y las fuentes de financiamiento se agotan para una economía como la ecuatoriana con más de 1.300 puntos de riesgo país.

China en América Latina: De gran financista a socio comercial y de pequeñas inversiones

Como ha explicado Fidel Jaramillo, secretario general del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) y docente de la Universidad de las Américas (UDLA), China relanzó su iniciativa la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) desde 2023.

Con ese relanzamiento, cambió su estrategia y pasó de enfocarse en las grandes obras de infraestructura, las materias primas y los altos montos en créditos, a una visión de inversiones fomento del comercio e inversiones más pequeñas en sectores como energías renovables, alta tecnología y autos eléctricos.

En su momento de más esplendor como financista de la región, China aprobó un promedio de $25.000 millones en créditos cada año. Actualmente el promedio ha bajado a $1.000 millones al año.

Así, Ecuador debe adaptarse a la nueva realidad y apuntar al aprovechar todas las oportunidades que se abren con el acuerdo comercial firmado con China, y ya no esperar que sea el salvavidas de la inversión y las finanzas públicas.

En febrero de 2022, durante una entrevista con LA HORA, el entonces canciller del Gobierno de Guillermo Lasso, Juan Carlos Holguín, ya hablaba de que ya no se podía ver a China como el gran financista, sino como un socio comercial que puede abrir la puerta de más destinos en los mercados asiáticos.

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“Vamos enfocados no hacia temas de deuda, sino a la importancia del Tratado de Libre Comercio, que nos permita explorar nuevos mercados asiáticos con una nueva ruta de la seda. El principal sector beneficiado será el agroexportador que ya está teniendo mucho éxito en China con productos como camarón, banano, pitahaya, brócoli, quinua, entre otros”, dijo en ese momento Holguín.

En este contexto, las autoridades ecuatorianas deben enfocarse en buscar todas las vías para sacarle todo el provecho posible al acuerdo comercial con China, y eliminar todas las trabas para que los inversionistas privados chinos vengan al país.

Para financiar el presupuesto estatal, y su alto nivel de déficit y atrasos, así como para reducir el riesgo país, la única vía que le queda a Ecuador es, como dijo Jaime Carrera, miembro del Observatorio de la Política Fiscal, volver a los fundamentos de la dolarización y construir un plan económico serio y creíble a mediano y largo plazo.

“En dolarización no hay otra forma de crecer, sino es con dólares que vengan de afuera, lo que quiere decir aumento de las exportaciones y aumento de la inversión extranjera directa”, ha sentenciado Carrera. (JS)

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Actualmente, el saldo de la deuda por pagar a China es de $2.900 millones

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Publicaciones como The Economist describen al puerto de Chancay en Perú como una de las infraestructuras portuarias más ambiciosas de América Latina y el centro de conexión para el comercio entre Asia y América Latina.

Ese puerto, que tiene una inversión inicial de $3.600 millones y está próximo a inaugurarse, podría ser la última gran inversión financiada desde los bancos públicos chinos en la región.

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Incluso países como Brasil, cuyo presidente, Luiz Inácio Lula Da Silva ha viajado a China, no han podido conseguir más de $1.300 millones en financiamiento de ese país asiático.

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